Dread Delusion nos invita a disfrutar de la época de la vieja From, donde Kingsfield y Shadow Tower nos mostraban la inclemencia de mazmorras repletas de enemigos y trampas.
Hay mundos que se conquistan a espadazos y hay otros que se conquistan a base de mirar. Dread Delusion pertenece orgullosamente a la segunda estirpe: esa que te pide bajar el ritmo, saborear los bordes dentados de sus polígonos y perderte por placer, no por obligación. Un RPG de los que ya no se hacen, con descaro retro, dificultad con colmillo y un mapa que parece dibujado por un geógrafo con fiebre. No disimula influencias: fantasía oscura, open world y estética 3D retro que remite a principios de los 2000, pero sin pedir perdón por sus aristas. Lo firma Lovely Hellplace y lo publica DreadXP; su versión 1.0 aterrizó en Steam el 14 de mayo de 2024.

Un mundo roto… y precioso
El gancho entra por los ojos. Cielos de magenta sangrado, hongos colosales que hacen sombra a aldeas enteras, islas voladoras conectadas por puentes imposibles y ruinas que crujen como dientes viejos. La belleza aquí es deliberadamente rara, deliberadamente baja en polígonos, y por eso funciona: cada textura como de lija y cada modelo tosco te colocan en esa frontera onírica entre lo reconocible y lo malsano. El propio juego presume de “retro 3D aesthetic” y cumple: no es un filtro, es un enfoque de dirección de arte.
La composición satura el plano con colores extremos —rojos imposibles, verdes radioactivos— y juega a la dirección teatral: figuras retorcidas, templos de mármol y barcos como esqueletos de madera flotando entre islas. Es una fantasía decadente que no busca realismo, busca personalidad. Y la tiene.
Dread Delusion te suelta en un archipiélago destrozado y te dice: “elige dirección”. La estructura es abierta y el progreso está más en tus cuadernos que en la barra de experiencia. Hay pueblos donde bajar el ritmo, facciones a las que arrimarte o molestar, mazmorras que son más misterios que pasillos, y una narrativa reactiva que despega en las decisiones pequeñas: matar a este, ayudar a aquel, aprender magia prohibida o forjar esa espada definitiva. El diseño insiste en que siempre hay alternativa al combate: persuasión, ganzúa, conocimiento arcano, alquimia o herrería para prepararte a tu manera. Es un RPG donde se premia ser listo además de ser fuerte.
Y esa es la clave: la exploración manda. El mapa no es un checklist; es una travesía con sorpresas geográficas y soluciones laterales. Si llevas libreta, aquí la llenas.

Dificultad con colmillo: el perfume soulslike sin copia-pega
La etiqueta “Souls-like” aparece entre los propios tags de Steam y no es accidente: el juego es exigente, los enemigos castigan el despiste y los encuentros piden lectura y timing más que spam de golpe fuerte. No es un clon de FromSoftware —ni falta que le hace—, pero sí comparte esa filosofía de riesgo-recompensa que tanto nos calienta la taberna desde hace años. Si te gusta sufrir “del bueno”, en Orgullogamers llevamos defendiendo esa escuela con textos como La experiencia Dark Souls, el auténtico juego de rol, el Especial 10 años de Dark Souls o esa mirada íntima de Dark Souls y la depresión. Y si prefieres la actualidad, echamos también un ojo al “souls del renacimiento” en ¿Vale la pena Enotria: The Last Song?.
Aquí, el reto no es injusto; es seco. Hay momentos para retroceder, prepararte y volver mejor —con una pócima más, una habilidad nueva, otra ruta—. Y cuando el juego te recuerda que el mundo está podrido, lo hace con enemigos feos de ver y bonitos de abatir.
Construir a tu personaje tiene miga porque el sistema te empuja a especializarte: ¿vagabundo de sonrisa cara y ganzúa fina? ¿hechicero de manual de llamas? ¿herrero que convierte chatarra en reliquia? Herrería y alquimia importan, magia y pócimas doblan la realidad y, a nivel macro, reírle las gracias a un personaje u a otro puede alterar el tono de lo que viene. Es un RPG de decisiones que te da herramientas para roleplay real, no solo números que suben.

El caos como brújula artística
En lo visual, Dread Delusion es coherente en su incoherencia. La paleta agresiva y el low-poly no son capricho: transmiten un mundo que se deshizo y volvió a montarse mal, con grapas vistas y grietas que cuentan historia. Por momentos recuerda a aquel amor por lo raro que vivimos en King’s Field y, por extensión, a ese FromSoftware primigenio que comentábamos cuando debatimos el remake de Demon’s Souls. No es nostalgia: es identidad visual al servicio del mundo.
Realmente no es un juego para limpiar iconos ni para farmear por inercia. El ritmo oscila entre el paseo incómodo —mirando el horizonte como quien lee mala poesía— y picos de tensión donde una mala decisión te explota en la cara. En ese equilibrio se cocina su mejor virtud: cada paso te lo ganas y cada vista te hace callar.
El audio acompaña sin estridencias: atmósferas densas, golpes que truenan lo justo, susurros de pesadilla. La UI es sobria, lo-fi por estética más que por presupuesto, y el conjunto respira ese oxígeno honesto del indie con buen pulso de dirección. Cuando algo chirría —la hitbox que no baila contigo, la animación que se enreda—, la identidad artística sostiene el truco.
Veredicto en la taberna tras una buena jarra de grog
Dread Delusion es un brindis por el RPG raro que nos hizo enamorarnos del género: mundos que muerden, decisiones que pesan y un arte que no pide perdón por ser otra cosa. Si en esta casa llevamos años defendiendo la dificultad con sentido —ahí están nuestros textos de iniciación en Dark Souls y el ensayo de Elden Ring— es porque cuando el reto está bien puesto, el viaje sabe mejor. Aquí sabe a hierro, moho y cielo magenta. Y está riquísimo.
Y lo mejor de todo es que puedes disfrutar de esto sin la necesidad de torturar tu PC: Windows 10, 4 GB de RAM y una GTS 450 aparecen como mínimos en su ficha de Steam. Es decir, ligero y muy accesible en hardware, perfecto para portátiles veteranos y sobremesas sin luces RGB. Eso sí, reserva paciencia para los tirones ocasionales de cualquier mundo abierto artesanal.
¿Recomendación? Si a poco que te gusten los mundos que parecen escritos al borde de una fiebre, el rol con opciones reales y ese deje soulslike que aprieta sin romper, Dread Delusion es tu sitio. Si te atreves, trae mapa, pluma y dos pociones: la primera te la bebes, la segunda te la guardas. Vas a necesitarla.

Director de Orgullogamers y el terror del SEO. Me flipan los JRPG, los Hack & Slash y los juegos con historias inusuales de esas que te dejan roto por dentro. Me encargo de que Orgullogamers no se hunda poniendo parches de cinta adhesiva.

- Arte caótico pero hechizante.
- Un mundo interesante que invita a ser expolorado.
- Reto honesto y duro.
- Fácil atascarse cada dos por tres.
- Algún problema con las hitboxes.
- Si no te entra por los ojos, lo abandonarás.