DARK SOULS y la depresión; la “primera” cura contra esta patología

Dark Souls y Depresión

Dark Souls y la depresión en principio pueden ser dos conceptos que no tienen relación alguna entre ellos, sin embargo, nada más lejos de la realidad.

Lo que para muchos antes era una afición que apenas tenía seguidores ha acabado convirtiéndose en un fenómeno que ha traspasado incluso las barreras de la gran pantalla. Dark Souls y la depresión no pertenecen a los mismos ámbitos, sin embargo, como vimos en su momento, el juego te dice mucho más de lo que el jugador en una primera experiencia puede apreciar.

Los videojuegos empezaron siendo un tipo de entretenimiento muy particular y concreto, momento en el cual, lejos de tener en mente la globalización tan evidente de los mismos, así como las facilidades que nos aportan las guías online, había que hacer verdaderos esfuerzos intelectuales para averiguar cómo pasarse alguna de esas pantallas de píxeles coloreados. Tenemos el ejemplo de The Legend Of Zelda, un primer videojuego, de esa asentada saga, en el cual más te servía el azar que el conocimiento de lo que estabas intentando lograr dentro del mismo.

Estamos hablando de un contexto que se vivió en los años 80, más específicamente en el año 86, momento en el cual ya había visto la luz el primer videojuego del conocido fontanero de Nintendo. Y quién nos iba a decir, a esos geeks que vieron cómo la industria se volvió algo habitual en la sociedad que íbamos a acabar viendo las aventuras de Súper Mario en los cines de todo el mundo.

Los años pasaron y progresivamente fueron saliendo al mercado multitud de títulos que hoy en día nadie discute sobre su relevancia en la historia de los videojuegos.

Pero, vamos a focalizarnos en un año. 2011. ¿Qué ocurrió por aquel entonces?

En 2011 salieron al mercado tres grandes videojuegos que, casualmente, se han colocado en mi top 3 de “Juegos favoritos de Mary”. Hablamos, como no podía ser de otro modo, de The Elder Scrolls V: Skyrim, The Legend Of Zelda: Skyward Sword y en lo alto de la pirámide, Dark Souls.

¿Por qué Dark Souls es mi videojuego favorito?

Podría exponer una extensa lista genérica basándome en aspectos gráficos, cohesivos, de dificultad, temática… pero no estaría más que rozando la superficie. ¿Qué tiene este juego, entonces, que lo haga tan especial?

Dark Souls salió al mercado como un videojuego en el cual la dificultad estaba a unos niveles por encima de los juegos que conocíamos hasta la fecha.

Tras la breve explicación que ofrecía una cinemática con una voz en off, iniciábamos una aventura en la que empezamos siendo salvados, rescatados de una sumisión evidente a la soledad que sentencia la prisión de una fortaleza.

Es muy significativo este hecho, ya que en un juego en el que la muerte en multitud de ocasiones va a ser el desenlace de un intento de avanzar, lo primero que le ocurre a nuestro personaje de manera directa, y que le afecta en su progreso, es un gesto de ayuda.

Y es que resulta que ese NPC que nos ayuda, conocido como Óscar, Caballero de Astora, es la primera muestra de que, al jugar Dark Souls e ir venciendo a los sucesivos bosses, no solamente estamos pasándonos un videojuego, sino que, además, estamos ganando la batalla contra la depresión.

Por desgracia, todos vamos a pasar por momentos de nuestra vida en la que nuestro estado de ánimo no sea lo establecido como “normal” o “eutímico”. Este hecho aislado, de manera puntual, no es algo perjudicial por sí mismo, pues muchas veces nos ayudan a madurar y a plantearnos los problemas desde otras perspectivas. En el momento en el que estas situaciones concretas se convierten en algo permanente o constante, estaremos hablando de un trastorno afectivo como es la depresión.

La depresión se define como el trastorno afectivo caracterizado por presentar un sentimiento de tristeza persistente, pérdida de interés en las actividades que normalmente producen disfrute (anhedonia) así como falta de voluntad para hacer algo (abulia).

Muchos pacientes que han pasado por este proceso describen la enfermedad como un sentimiento de vacío, no sentir nada… Depresión es la nada… y la nada, en Dark Souls, es estar hueco.

Los huecos son los enemigos fundamentales y más básicos de la conocida saga de From Software, pero no sólo es un enemigo abatible, sino que también es un estado al que el jugador puede llegar si no se preocupa por su vida y acaba muriendo. Si eres veterano en este videojuego, sabrás que para curar el estado de hueco necesitas una humanidad, la cual ofreces en una hoguera a cambio de recuperar el estado anterior de humano.

Esto, que planteado de esta forma no ofrece más que información somera sobre el videojuego, se nos antoja como un paralelismo de la vida real cuando, por desgracia, se pasa por un proceso psicopatológico como es la Depresión.

Centrémonos de lleno en esto; ¿por qué considero a Dark Souls como el primer eslabón para el tratamiento de la Depresión?

Primero, una aclaración. Con este texto no se pretende echar por tierra el estudiado y bien establecido tratamiento contra la Depresión, pues siempre hay que consultar con un profesional de la Salud Mental en el caso de que una persona cumpla con esa definición antes mencionada sobre en qué consiste este trastorno. Sencillamente realizaré un apunte sobre el porqué este juego es capaz de hacerte sentir más capaz de lo que todos nos pensamos que somos en determinados momentos de la vida.

Retomando la línea argumental de este texto, en primer lugar, el gran reto de Dark Souls es el que todos ya conocemos; su dificultad. El hecho de ir abatiendo a enemigos cuya línea de dificultad va ascendiendo progresivamente es una hazaña que indiscutiblemente a todos nos hace sentir bien cuando conseguimos esa anhelada victoria. El texto que reza “VICTORIA” cuando ganamos una batalla contra algún boss no puede resultar más satisfactorio en este contexto.

Este fenómeno aislado, que consiste en ser capaz de avanzar tras enfrentarte a un enemigo, reporta una sensación de bienestar en un momento en el que puede que el estado de ánimo del jugador no sea el óptimo. Aquí tenemos una pequeña descarga de serotonina en un momento en el que los niveles de neurotransmisores del paciente no son los normales. Esto forma parte de la etiología (causa) de la Depresión, en la cual, “se ha demostrado que en personas deprimidas aparece una disminución de monoaminas biógenas como la serotonina, noradrenalina y dopamina a nivel del sistema nervioso central” (La Depresión y su Etiología: Una Patología Compleja. Carol Montes), que puede tener consecuencias incluso a nivel del sistema inmune.

Además, estas pequeñas y grandes victorias que se van consiguiendo dentro del videojuego no tienen por que conseguirse exclusivamente en solitario. La pasión por los videojuegos siempre va a ser un hobbie que podrás compartir con alguien que también tenga esta afición. Sin embargo, no es comparable con combatir una y otra vez contra Ornstein y Smough con otro jugador hasta que finalmente lográis alzaros victoriosos y os despedís con una reverencia.

No podemos olvidar la historia de los personajes NPCs del juego. Sin ir más lejos, el primero que menciono en el artículo, Óscar, Caballero de Astora, es el que nos permite iniciar el gameplay mediante un gesto desinteresado, para más tarde, morir, pero no sin antes hacernos entrega de lo que será nuestra primera “medicina” en Dark Souls, el primer frasco de estus (la poción que nos permitirá recuperar vida). Nuevamente, un desconocido en un mundo hostil que, a pesar de sus circunstancias adversas, nos ayuda.

Debo hacer especial mención al momento único que significa llegar al Santuario del Enlace de Fuego, el nexo común entre las distintas zonas de Lordran, el reino ficticio donde se desarrolla la trama de Dark Souls. En el videojuego no hay música, porque tampoco hay vida. Todo a tu alrededor e incluso en ocasiones tu propio personaje no son más que una representación de la muerte. Solo las arenas de los bosses es donde el gameplay se convierte en una lucha épica con bandas sonoras increíbles. Pero estos momentos son los menos frecuentes, por lo que durante casi todo el tiempo que pasemos jugando al videojuego estaremos en silencio, solamente escuchando los lamentos y gritos de muerte de los enemigos al ser derrotados. Hasta que viajas al Santuario del Enlace de Fuego, momento en el que la música respira por ti, crea un remanso de paz dentro de un mundo destruido por el mal. Es, sencillamente, una pieza inmejorable dentro del oscuro mundo de Dark Souls (Los secretos de la Música de Dark Souls, Jaime Altozano).

A modo de conclusión, Dark Souls es mucho más que un videojuego. Es un reto constante contra la desesperación que surge al fallar una y otra vez, después de diez, cien o mil intentos… Hasta que finalmente lo consigues. Personajes desconocidos, que lejos de entorpecernos nos ayudan, ofreciendo una prueba de que a veces, incluso en los entornos más hostiles, no estamos solos. Dark Souls es un reto para el alma, un reto que nos hace crecer y superarnos a nosotros mismos. Dark Souls es el antídoto contra la constante sensación de derrota.

Y ya lo sabes, en el momento en el que la soledad nuble tu alma, Alabado sea el Sol.

A mi modo de ver, nuestros destinos parecen estar entrelazados. En una tierra repleta de huecos, ¿podría tratarse esto de una mera casualidad? Entonces; ¿qué dices? ¿Por qué no ayudarse a otros en este viaje solitario?” – Solaire de Astora.

Fuentes:

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Pedazo de artículo, pena que tenga tan poca audiencia.

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