Análisis de Metal Gear Solid Delta: Snake Eater

Mujer de traje táctico se abre paso en un campo de lirios blancos en una escena de análisis de Metal Gear Solid Delta

Konami ha revivido el juego que marcó a toda una generación sin tener en cuenta a su autor original, y eso tiene sus cosas. Análisis de Metal Gear Solid Delta: Snake Eater

En 2004, tras los exitosos Metal Gear Solid y Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty, Hideo Kojima volvía a sorprender al mundo lanzando lo que muchos, entre los que me incluyo, consideran su magnum opus. Metal Gear Solid 3: Snake Eater es una obra atemporal, y este remake refuerza esta afirmación con creces.

Pero quizá deberíamos contextualizar este remake. Creo que lo más importante que debemos decir del mismo es que se ha hecho sin el permiso ni la consulta de su creador original, Hideo Kojima. Además, hay que destacar que el creativo japonés ha dejado bien claro que no lo jugará… y lo entiendo.

Kojima es muy suyo, para lo bueno y para lo malo. Metal Gear Solid 3: Snake Eater tiene una paleta de colores y filtros elegidos muy a conciencia, ya sea por limitaciones técnicas o por decisiones artísticas, en un videojuego reconocible con ver simplemente un frame, y este remake, por ejemplo, carece absolutamente de identidad visual.

Ahora bien, ¿qué tipo de remake es? Vamos a desgranar sus puntos fuertes y débiles.

The Boss ofrece la mano a Big Boss frente a un helicóptero en pleno rescate durante el análisis de Metal Gear Solid: Delta.

Un remake fiel al original

Podemos decir que en el mundo de los videojuegos hay dos grandes grupos de remakes: aquellos que recrean casi 1:1 la obra original y aquellos que cambian casi todo, pero mantienen las principales características de la historia y jugabilidad. Por ejemplo, en este segundo grupo, se enmarcan remakes como el de Resident Evil 2 o Silent Hill 2, que cogían la obra original y añadían y quitaban cosas según los estándares actuales. A mi parecer, estos remakes aportan a la industria, ya que en ningún momento sustituyen la obra original al ofrecer algo parecido, pero diferente.

Luego están los casos de Demon’s Souls, que podemos considerar más remakes gráficos con ligeras mejoras pero que siguen a pies juntillas la obra original. Metal Gear Solid Delta es uno de estos casos, pues los principales cambios están en lo gráfico sin tocar prácticamente nada de lo que ya había… y en este caso me parece acertado.

Hideo Kojima es uno de los autores más importantes de la industria del videojuego. Su estilo y la forma de crear son únicas, y suyos son algunos de los personajes y momentos más icónicos de la historia del medio. Y Metal Gear Solid 3, como he dicho, es considerado por muchos su mejor videojuego, por lo que me parece que recrear fielmente la obra era la única vía posible de hacer este remake.

Esto conlleva, a su vez, una serie de lastres que el equipo de desarrollo ha sabido llevar con menor o mayor acierto. Por ejemplo, el juego adolece de algunas de las peores manías de Kojima: cinemáticas muy largas, tutoriales conversacionales en lugar de prácticos o animaciones algo anticuadas.

En Delta, muchas de estas cosas se han suavizado, pero otras no.

Big Boss se oculta tras un muro con cuchillo en mano acechando a un guardia en el análisis de Metal Gear Solid: Delta.

Mismo zorro, pero con nuevo collar

Como he mencionado, el juego base es prácticamente idéntico, pero tiene algunas cosas cambiadas que, en mi opinión, mejoran la obra y no restan a la originalidad del juego de 2004.

La primera mejora que debemos destacar es la del control. Metal Gear Solid 3 es un juego de PlayStation 2 (aunque se pretendía lanzar en PS3) y eso se nota mucho en lo arcaico de su control. Las carencias se hacían más evidentes tras el lanzamiento de uno de los videojuegos con mejor jugabilidad de los últimos 10 años: Metal Gear Solid V, cuyo gameplay aún se sigue utilizando de referencia por sus posibilidades y agilidad.

Ante esto, y a diferencia de Twin Snakes, un remake de Metal Gear Solid Delta debía tratar de estar a la altura. Incluir todas las mejoras jugables rompería el juego volviéndolo extremadamente difícil, pero adaptar el juego al nuevo gameplay cambiaría demasiado la obra. ¿Solución? Tirar por el medio.

Así pues, Metal Gear Solid Delta trae consigo algunas de las mejoras jugables que ya se introdujeron en Peace Walker, como el poder moverse agachado o la cámara sobre el hombro al apuntar. Esto agiliza mucho el movimiento, lo que, unido a un nuevo sistema de control, hace que todo sea más rápido y fácil para el jugador, reduciendo al máximo los errores derivados de una jugabilidad ya anticuada.

Villano con cicatrices sostiene un microfilm conocido como Legado de los Filósofos en el análisis de Metal Gear Solid: Delta.

También se ha mejorado el combate cuerpo a cuerpo, haciendo sus acciones más claras y permisivas con el jugador, que ya no tiene que medir al milímetro la pulsación del botón ni cometerá errores involuntarios. Pegarse a la pared, por ejemplo, hereda el sistema dinámico de Metal Gear Solid V, y Snake se apoyará naturalmente cuando note una superficie.

Las armas, por su parte, también han sido tocadas. Por ejemplo, en la obra original, cuando Snake se equipaba con el rifle francotirador o con el RPG-7, la cámara cambiaba automáticamente a la primera persona, reduciendo mucho nuestra movilidad, pues no podíamos apuntar a la vez que nos movíamos con esta visión. Ahora, además de poder movernos al apuntar con cualquier arma, también podremos equiparnos las dos armas mencionadas sin pasar automáticamente a la cámara en primera persona, ya que Snake la llevará a la espalda y la utilizará a conveniencia.

Las granadas o el lanzamiento de objetos también se han visto modificados, ya que ahora, al igual que ocurría en The Phantom Pain, podemos ver el arco de lanzamiento y el área en el que actúa, mejorando mucho la precisión.

Finalmente, debo comentar un pequeño cambio pero que, en mi opinión, es el más importante: la caída de bala de la pistola tranquilizadora. En el original, donde ponías el ojo, ponías la bala. Aquí ocurre eso con todas las armas de fuego convencionales, pero no así con la pistola tranquilizadora, cuyo dardo se verá afectado por la gravedad dificultando bastante acertar de primeras en la cabeza, lo que hacía muy fácil el juego cuando perfeccionabas tu puntería.

Como apunte final sobre las mejoras jugables, señalar que también se han mejorado los combates contra Volgin y The Boss, haciendo del CQC algo más espectacular y no simplemente un judo venido a más.

Big Boss examina una carga C3 con forma de mariposa el análisis de Metal Gear Solid: Delta.

Un lavado de cara divisivo

Como he mencionado, este Metal Gear Solid Delta cuenta con unos gráficos tan espectaculares como anodinos. Voy a ir de frente: la identidad visual que tenía el original aquí ni existe ni se la espera, y en ocasiones te puede recordar más a Black Myth: Wukong que a Metal Gear Solid 3. No obstante, a mí no me parece mal.

Y no me parece mal por el simple hecho de que se ve de puros locos. Gráficamente es un juego muy bueno, y las nuevas caras, sobre todo las importantes, me gustan. Al principio, si eres muy conocedor de la obra original, pueden chocarte algunos cambios, como el rostro más afilado de Ocelot pero que va más en consonancia con la apariencia que tendrá en otras entregas. O quizá te impresione más The Boss, pero su rostro sigue siendo identificable y transmite lo que buscaba el original: dureza, dulzura, madre y amante al mismo tiempo.

La interfaz también ha cambiado, aunque yo creo que más por añadir algo nuevo que por mejorarla. La vida de Snake, así como el índice de camuflaje, se sitúan en la parte baja central de la pantalla. A mí personalmente no me gusta, pero por suerte el juego permite poner la interfaz del original, más limpia y clásica. Mejor, vaya.

También se han añadido mejoras de calidad de vida, como un acceso más rápido al códec o un cambio de camuflaje casi instantáneo que hará que no pasemos por el dichoso y lento menú. Esto, sumado a una opción que nos dice cuántas veces hemos sido descubiertos, a cuántos soldados hemos matado, o cuántos animales y plantas hemos capturado, hará la vida más fácil a aquellos jugadores completistas.

Primer plano de Big Boss apuntando con pistola equipada con silenciador en el análisis de Metal Gear Solid: Delta.

Generalmente se juega mejor y se disfruta más de su gameplay gracias a pequeñas mejoras aquí y allá que hacen del título más disfrutable en pleno 2025. Además, el equipo de desarrollo ha añadido un par de cosas que dan un plus de reto a los jugadores más veteranos. La primera de ellas es a inclusión de los patos GA-KO que, como las ranas Kerotan, son pequeños juguetes escondidos en cada escenario del juego a los que debemos disparar, con la novedad de que estos están mejor escondidos y deberemos valernos de nuestro oído (o del micrófono direccional) para poder localizarlos.

El otro pequeño añadido son unas cintas que algunos soldados llevarán consigo y nos desbloquean escenas adicionales una vez nos pasemos el juego. La gracia es que para conseguir estas cintas, como os demuestro en mi cuenta de BlueSky, deberemos encañonar por la espalda al soldado y hacer que la suelte ya que, si le tocamos o si le disparamos, la cinta se romperá y no podremos conseguirla. Y, por supuesto, los soldados que porten estas cintas serán aquellos que más nos compliquen asaltarlos por la espalda, forzando nuestro ingenio al máximo.

Y, siguiendo con los detalles, debo mencionar dos más. Uno es el sistema de cicatrices/heridas de Snake, que serán permanentes. Me explico: si te haces una quemadura, la veremos reflejada en el cuerpo de Snake cuando le quitemos la parte superior del uniforme, dando así más realismo al juego.

El otro detalle son las míticas chicas de los pósteres que encontramos en el juego. El equipo de desarrollo, en lugar de replicar las imágenes y ya, volvió a contactar con las modelos y les pidieron nuevas fotos, convirtiendo algunos posados eróticos en fotos tiernas de la modelo en cuestión con su hijo, por ejemplo.

No obstante, no todo es positivo. El rendimiento del juego es bastante malo, no pudiendo correrse bien (es decir, a 4K y 60fps) ni en los ordenadores más potentes, y logrando un rendimiento bastante cuestionable en consolas, lo que empaña algunos momentos del juego y los picos de acción, debido a caídas de frames.

También se han reportado algunos bugs que afectan especialmente a los bosses, como a The Fear, el cual parece que, para algunos jugadores, se ha dificultado de forma exagerada al trastocar un poco las reglas del juego original.

La mítica canción de Snake Eater, un tema casi culmen en la industria, ha sido regrabada… con un resultado peor, en mi opinión. No sabría explicarlo, pues no tengo muchos conocimientos de música, pero noto que el tema suena menos fuerte y potente en Metal Gear Solid Delta que en su versión original, lo que no significa que sea mala, pero sí peor en mi opinión.

Big Boss apunta con la Patriot en una escena en primer plano en el análisis de Metal Gear Solid: Delta.

Un juego atemporal

Metal Gear Solid 3 es uno de los mejores videojuegos de la historia. Teniendo esto en mente, es increíble cómo en 2025 un juego de hace 20 años sigue siendo disfrutable y muy superior a la media de juegos que salen cada año. Su historia, sus personajes, los temas que trata, son puros hitos del videojuego moderno y un espejo en el que se siguen mirando las obras más actuales.

De hecho, jugando Metal Gear Solid Delta, me he dado cuenta de que, quizá, Hideo Kojima ha perdido mucho fuelle. Es triste, pero real, que, cuando comparas este juego, su historia, personajes y narrativa con lo visto en Death Stranding 2: On the Beach, y te das cuenta de los pasos (muchos) que ha dado hacia atrás el creativo japonés simplemente por buscar sorprender o ser extravagante. Los grandes temas y villanos han quedado atrás en pos de los memes y las kojimadas fuera de lugar.

Con esto, me he dado cuenta de que Snake Eater es un juego atemporal y que este remake no sustituye al original, pues creo que ambos se disfrutan prácticamente igual (más aún si activas el modo clásico).

Diré más: Metal Gear Solid Delta es un juego necesario. Necesario por traer a la conversación actual un juego que es historia del medio. Necesario, porque las nuevas juventudes pueden acercarse a una obra que no había envejecido nada salvo por su jugabilidad. Necesario, porque hay que educar a esa nueva generación de gamers que se han criado con juegos tan diferentes y tan poco importantes como los actuales, que han pervertido el medio hasta límites insospechados.

Big Boss rinde homenaje con un saludo militar en un cementerio en el análisis de Metal Gear Solid: Delta.

Metal Gear Solid Delta: Snake Eater es un juego viejo, pero nuevo. Un juego que pule y soluciona muchos de los problemas de la obra original pero que, a su vez, también se deja por el camino cierta identidad visual que al más fan puede cabrear. Metal Gear Solid Delta no sustituye, no pretende enterrar lo viejo ni asentarse como el nuevo Metal Gear Solid 3, simplemente es un título que moderniza una obra difícil de digerir para los estándares actuales, haciendo que más público pueda interesarse por uno de los hitos de la industria del videojuego.

Metal Gear Solid Delta sigue siendo la historia de The Boss y del nacimiento de Big Boss.

For the day we see new light I give my life, not for honor, but for you.

Mujer de traje táctico se abre paso en un campo de lirios blancos en una escena de análisis de Metal Gear Solid Delta
  • Fiel al original
  • Mejoras muy positivas en QoL
  • Gráficamente espectacular
  • Algunos problemas de rendimiento
  • Bugs puntuales en jefes
  • El tema principal pierde fuerza respecto al original
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