Ahorro, potencia, tener con quién jugar… son factores clave para dejar de comprar a Nintendo. Aquí os contaré mi experiencia.
Estos últimos meses he pasado horas y horas delante de la pantalla. Dejar de comprar a Nintendo y aceptar que hay más consolas y videojuegos ha sido un enorme cambio para acercarme como nunca a esta afición.
He sido nintendera toda mi vida. Jugaba con mis hermanos a la Game Boy, nos intercambiábamos Pokémon y nos pasábamos todos los títulos juntos, pero la vida adulta nos ha ido distanciando y ha acentuado nuestros gustos, teniendo cada vez menos en común. No obstante, esto no ha sido tan determinante en que haya desplazado las consolas de Nintendo de mi dieta de videojuegos, sino otros condicionantes económicos, tecnológicos y sociales.
A través de la explicación de dichos condicionantes espero poder ayudaros a dar el paso para dejar de comprar a la gran N. Bienvenidos a mi «terapia de desintoxicación nintendera».
Cuando la cartera no da para más
En primer lugar, por todos es sabido que los juegos y consolas de Nintendo apenas sufren fluctuaciones en su precio. Un título de hace 10 años no baja… nunca baja. Incluso su precio se puede incrementar. Visitar tiendas de segunda mano y ver que siguen pidiendo 25 euros por el PKMN Ultrasol me parece un atraco a mano armada. Mientras el mercado a su alrededor ha evolucionado para ofrecer opciones más económicas y ha desarrollado una batalla de precios entre plataformas de venta, Nintendo permanece al margen. Siendo esta situación, además, una atractiva fuente de especulación.
Por si fuese poco, ver cómo títulos clásicos son relanzados al mercado con precios prohibitivos no mejora mi opinión sobre la empresa. Si al menos tuviesen alicientes o grandes mejoras, aún podría justificar su precio, pero Nintendo ha llegado a poner a la venta productos con calidades deficientes. Y algo que ofrecía siempre esta empresa era calidad. Actualmente no está a la altura de las expectativas.
A esto se le suma un hecho muy determinante para entender a los aficionados a sus juegos: el conformismo. Pueden patalear, quejarse, graznar en redes sociales, pero acaban comprando cada uno de los estrenos contra los que claman. Esto hace imposible que haya planes de reducir precios a corto, medio e incluso largo plazo. Es decir, los propios aficionados acabamos justificando las terribles estratagemas comerciales de la compañía en vez de dejar de comprar a Nintendo.
Limitaciones tecnológicas
No creo que la potencia o los grandes gráficos sean determinantes para escoger un juego. Me da igual que sean pixel arts o producciones pensadas para estimular hasta el orgasmo nuestro nervio óptico. He valorado siempre la jugabilidad y la trama por encima de estas características. Tampoco tengo claro que sepa diferenciar un juego que va a 30 o a 60 FPS. Pero que sea una gamer de postín es ajeno a la realidad: una consola que no pueda soportar los últimos lanzamientos del mercado tendrá un catálogo mermado, mutilado, de los títulos más deseados o valorados.
Si bien Nintendo ofrece títulos como el Breath of the Wild o Metroid Dread, personalmente puedo prescindir de ellos. Son lanzamientos muy espaciados en el tiempo, caros, y un sacrificio por el que, a cambio, no tenemos otras tantas sagas. Dejar de comprar a Nintendo y adquirir otra consola me ha supuesto descubrir muchísimos títulos de los cuales ni sabía de su existencia.
Tras todos estos años sin haber adquirido otra consola que no sea de Nintendo, estoy viviendo una segunda adolescencia videojueguil. Las opciones son inmensas. Y sin las limitaciones tecnológicas de Switch, también nos libramos de juegos con bugs. Me enteré hace poco que la mejor forma de jugar Saints Row IV en Switch era en Modo Avión, y me consta que no es el único juego porteado que da problemas.
Volver a tener con quién jugar
No había contemplado nunca el jugar con desconocidos, pero gracias a Twitch he conocido muchas comunidades gaming. Estas comunidades me han recibido con cariño y gracias a ellas tengo con quién jugar y disfrutar de multitud de títulos los cuales no son para Switch, ni uno tan siquiera. De hecho, las comunidades «switcheras» me parecen más endogámicas y pequeñas, más ajenas a la actualidad de la afición. Esto se puede achacar al catálogo limitado.
Stardew Valley, Rocket League, Phasmophobia, Back 4 Blood… estas navidades las he vivido delante de una pantalla. He jugado en cooperativo con una veintena de personas con las que hay sobre la mesa nuevos planes para seguir jugando juntos. Complementando con Xbox Series S y el PC, me he podido acercar a personas maravillosas.
Tengo la ligera percepción de que los juegos más cooperativos y más ligeros de Switch, se acaban convirtiendo en juegos competitivos. Recuerdo haber recibido descalificativos por decir que prefiero jugar al Super Smash Bros con objetos e incluso equipos. Entiendo que ha sido algo muy casual y que me encontré con personas tóxicas, pero todo suma. Me parece muy significativo que haya sufrido experiencias como esa en una consola que se vende como familiar.
¿Por qué comprar una consola que no sea de Nintendo?
Seamos honestos, la PC Master Race no es apta para todos los bolsillos, ni siquiera antes, cuando los precios de las gráficas eran más competitivos. Los ordenadores se desfasan a un ritmo rápido, exigiendo cambios en componentes con asiduidad y con inversiones muy estudiadas. Si sabes acerca del medio y de cómo actualizar debidamente el ordenador, aún puedes evitar malgastar el dinero. Pero lo habitual es que no tengas ni idea de escoger componentes o no sepas cómo montar un buen pepino para que pueda correr los últimos Triple A.
Al lado del ordenador, cualquier otra videoconsola resulta económica. , incluso PS5. Su vida útil, atendiendo únicamente a estrenos del mercado, es aproximadamente de 6 años. A pesar del cambio de generación de consolas, todavía se producen juegos para PS4 y Xbox One.
Además, tanto para las consolas de Sony como para las de Microsoft, existen modelos de suscripción. Con pagos mensuales (no obligatorios) tienes acceso a un catálogo interesante que vale realmente la pena. También hay muchos juegos con opción crossplay, con los que puedes compartir partida con tus compañeros que prefieran emplear el ordenador.
A excepción de los estrenos de Nintendo, no hay nada que te pierdas. Cada vez se hacen más juegos para PS5 y para Xbox Series y, salvando títulos muy concretos, supone lo mismo tener una u otra. Las inversiones iniciales son más altas, pero creo que a la larga Nintendo hace que nuestra cartera tiemble más y el acceso a títulos sea más limitado.
Conclusiones
Por muchos años, Nintendo ha contado con mi fidelidad, pero ahora la Gran N es cosa de mi pasado. Me ha desplazado de la afición, me ha privado de grandes títulos y he pagado demasiado por sus creaciones. Ha sido adquirir una Xbox series S, junto a su Game Pass, y mi vida ha mejorado. Estoy poniéndome al día con muchas experiencias de las que creo que se me había privado, y me he librado de una comunidad conformista y tóxica.
Cuando entré en Orgullogamers tenía claro que quería volcarme más en los videojuegos, una afición que había dejado en segundo plano. En cuestión de meses he conocido muchos aficionados, tanto dentro como fuera de la redacción, que me han recomendado títulos, me han dado muy buenos consejos y me han proporcionado horas de gran compañía. Espero que esta diversión y era de descubrimiento dure por siempre.
Ingeniera de minas que no trabaja de lo suyo (da igual cuando leas esto). Está fascinada por la Xbox Series S y el Game Pass.