Análisis de Laika: Aged Through Blood

Personaje antropomórfico canino subido en una moto apuntando hacia atrás con un revolver en la mano.

Laika: Aged Through Blood es un «giro» inesperado a los metroidvania, una sorpresa que se cuela de lleno en nuestros favoritos de siempre, aunque no es apto para todos los públicos

Hoy analizamos Laika: Aged Through Blood y nos encontramos ante un titulo de acción frenética en formato metroidvania, similar a otros títulos que ya hemos visto en Orgullogamers como Saviorless o Steam & Cinder, con una dirección artística y diseño de sonido por encima de lo esperado en un juego de esta escala.

La ambientación y el mundo que lo rodean tienen un aura de muerte perenne que se mantiene hasta el final, consiguiendo que después de unas horas jugando te sientas como si tú mismo fueses un superviviente más de Dónde Vivimos.

Durante la aventura acompañamos a Laika, una pistolera motorista que es la encargada de defender Dónde Vivimos, el lugar dónde habitan todos los supervivientes de la masacre que están causando los Pájaros. Nuestra sangrienta protagonista posee el poder de retornar de entre los muertos, lo cual la hace la más indicada para atravesar el mortífero yermo conquistado por una facción fascista conformada exclusivamente por aves.


Las únicas compañeras de Laika durante esta travesía son su moto y su revolver, y aquí es donde viene el giro. Durante el viaje Laika se encuentra con Pájaros que intentarán abatirla y debe dar cuenta de ellos con su revólver. Sin embargo, posee munición muy limitada y solo es capaz de recargar su arma mediante un mortal hacia atrás con su motocicleta.

Los enemigos dispararán a discreción al vernos y podremos bloquear sus balas con la parte baja de la motocicleta, además de devolviendo sus balas con contraataques que se recargan con un mortal hacia delante. Todo esto se complementa con un tiempo bala muy escaso, que nos dará el tiempo justo para planear nuestros movimientos durante la refriega.

Esto resulta en un baile precioso y constante en el cual nos encontramos saltando a través de rampas, girando en el aire, disparando a los Pájaros antes de que ellos nos disparen a nosotros y terminar derrapando, dando la vuelta y volviendo a empezar.

Laika2

Todo este proceso se acaba convirtiendo en algo automático y bastante agradable de realizar gracias al gran trabajo dedicado a la sensación de movimiento. No obstante, el juego no carece de dificultad y es muy posible que necesitemos varios intentos para superar algunos enfrentamientos, ya que el personaje muere con un solo impacto, sea contra el suelo o de una bala enemiga. Para esto hay diseminados por el mapa unos totems de huesos que hacen las veces de puntos de control y serán necesarios, ya que llegar al punto en el que te sientes cómodo con el control de la moto puede llevar unas horas.

Este ciclo es algo bastante original que contrasta fuertemente con la jugabilidad que ofrecen los Metroidvania habitualmente. Durante el juego mejoraremos levemente las armas y obtendremos nuevas habilidades, pero lo que marcará la diferencia será nuestro propio aprendizaje de este ciclo de juego. Esto puede llegar a resultar frustrante en algunos puntos donde la exigencia aumenta (sobretodo en algunos jefes) cuando el más mínimo descuido hace que tengas que repetir el enfrentamiento desde el principio.

De entre las entrañas de los pájaros surgen los momentos de paz

La historia trata sobre una madre inmortal que cuida de su hija que algún día puede que se convierta en lo que es ahora ella misma. La tribu donde habita Laika se refiere a los lugares del mundo en el que habitan dándoles nombres muy descriptivos empezando por la palabra “Dónde” como por ejemplo Dónde vivimos. Esta tribu trata de sobrevivir a los actos horribles que realizan los Pájaros para dominar a la gente mediante el terror. Todo el mundo está jodido por los Pájaros pero nadie hace nada, así que Laika tendrá que mancharse las manos para ayudar a hacer que este lugar sea un poco mejor.

Durante la aventura, Laika se irá encontrando con personajes amistosos repartidos por el mundo, además de Dónde Vivimos, y estos le harán peticiones ya que ellos no son capaces de salir de sus casas por el miedo a que les maten los Pájaros. De esta forma nos plantearán una serie de trabajos mediante encargos que indican lugares inexactos del mundo y tendremos que explorar para encontrarlos.

Hablando del mundo que exploraremos, es un basto yermo de tierra y hierro rodeado de desgracia y muerte, pero eso no significa que no pueda ser visualmente atrayente. La atención al detalle del dibujo de los fondos y la variedad de estos hacen que continuamente quieras detenerte a observar la belleza del entorno, es precioso. Han conseguido una seña de identidad propia gracias al estilo artístico utilizado, ya que es más común en ilustración de libros, por ejemplo.

Junto con la música, todo apoya un estilo de juego lento y contemplativo y es una lástima que la jugabilidad no acompañe, ya que es rápida y exigente. Nos ha ocurrido en varias ocasiones, que por ir mirando los detalles del arte, hemos acabado con la cabeza en la tierra teniendo que volver a repetir la fase.

Una estatua gigante con forma de pájaro en uno de los escenarios de Laika: Aged Through Blood.

Tú, tu revolver y tu motocicleta, solos explorando las ruinas del mundo

El mapa del juego está dividido en diferentes zonas que son muy distintas entre si, aportando mecánicas únicas en los escenarios. Es un mapa grande y tendremos que explorarlo y después recorrerlo en numerosas ocasiones debido a los diferentes encargos que nos pondrán.

Lo que a priori debiera ser uno de los puntos más fuertes en un Metroidvania, en Laika: Aged Through Blood el mapa se siente un lugar farragoso que atravesar. Una vez hayas atravesado una o dos veces una localización no querrás volver a hacerlo, porque para ello tendrás que superar los enfrentamientos que hubieses superado anteriormente y no aportará ninguna variedad con contadas excepciones. Además, los entornos son laberínticos, por lo que deberemos estar consultando el mapa constantemente (cuando lo consigamos) para poder llegar a nuestro destino.

Durante el transcurso de la aventura desbloquearemos habilidades que nos irán permitiendo acceder a zonas antes inaccesibles. Lo que de nuevo es una de las señas de identidad del Metroidvania, aquí se realiza de una manera pobre, otorgando recompensas muy nimias en general a cambio de unos viajes bastante largos. En un juego donde el mapa debería ser el mejor amigo del jugador, se convierte en su peor enemigo.

Aún con esto hay un problema mucho más grande con Laika: Aged Through Blood y es su ritmo. Los tiempos marcados por los objetivos principales del juego son adecuados y además pueden ser realizados en cualquier momento, por lo que deja la puerta abierta a completar los objetivos secundarios. Generalmente, un jugador de manera habitual realizaría una mezcla de estos encargos, sin embargo, tras un par de encargos secundarios, es sencillo darse cuenta de que estas misiones no otorgan ningún beneficio mecánico evidente ni tampoco una satisfacción de juego muy grande, por lo que es fácil que pronto se empiecen a acumular y no los completes.

Esto llevará a que empieces a realizar misiones principales y a terminar el juego cuanto antes. Estas misiones te apartan del resto del mapa y presentan mecánicas únicas en cada una de ellas, pero se alarga demasiado y la mecánica novedosa no evoluciona lo suficiente durante la fase, por lo que acaba sintiéndose repetitivo. De esta forma, se generan montañas rusas de emociones en las cuales te sientes motivado por la nueva mecánica introducida y pronto cambias para sentirte hastiado debido a la repetición constante.

Cuando llegas al final del juego recibes un aviso de que estás a punto de terminarlo y de que deberías revisar los objetivos secundarios, ya que no podrás completarlos después de acabar el juego, debido a que la partida se guarda justo antes del final y no puedes regresar aunque cargues. Quizás esto te haga plantearte terminar los objetivos secundarios de algunos de los personajes que habitan Dónde Vivimos e interrumpe el clímax de la historia.

Los dos pilares fundamentales que nos presentan una experiencia única

Sin embargo, estos problemas no empañan el espectacular trabajo artístico, tanto a nivel visual como sonoro. Estos dos brazos que son sin duda la parte más fuerte de Laika: Aged Through Blood se cohesionan juntos para formar un mundo brutal, desagradable y triste, con momentos tiernos y emotivos. En conjunto, son capaces de generar unas emociones que pueden hacer que quieras regresar siempre para poder disfrutarlas de nuevo, al igual que la sensación que debe sentir Laika cuando regresa a Dónde Vivimos con su cachorra.

En conclusión, Laika: Aged Through Blood es un título sobresaliente que cualquier jugador veterano debería probar. Tiene ciertos problemas que podrían resultar desagradables sobretodo para los menos habituados al género, pero no logran manchar la maravillosa y única experiencia que ha conseguido ofrecernos Brainwash Gang, desarrolladores del juego (además españoles). Sin duda la música creada por Beícoli pasará a nuestra lista de reproducción y seremos incapaces de olvidar el mundo que han creado y dibujado, triste pero bello a su manera.

Tenéis Laika: Aged Through Blood por el módico precio de 19,99€ en Steam, estando en rebajas por menos de los 10€ incluso.

Personaje antropomórfico canino subido en una moto apuntando hacia atrás con un revolver en la mano.
  • Un arte brutal
  • Tiene unos cuantos "giros"
  • Sensación de juego perfecta
  • Backtracking intenso
  • Ritmo entrecortado
  • Puntos claves de Metroidvania desaprovechados
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