Desde Cuba nos llega una aventura muy íntima que nos demuestra cómo se debe narrar en videojuegos. Análisis de Saviorless.
Aunque he podido quedar satisfecho con la escena española de videojuegos con los últimos títulos que se están sucediendo, prueba de ello la tenéis si echáis un vistazo a este texto de Ereban, no podemos obviar que el panorama de Latinoamérica también se está poniendo fuerte. En este caso, con el análisis de Saviorless que os voy a presentar, vais a ver que ocho años de sufrimiento por sacar un título adelante dan para mucho. Y vaya con el resultado.
La reconciliación con los metroidvania
Os voy a ser completamente sincero: no me gustan los metroidvania; y mucho menos los 2D. Cuando era un mozo joven y apuesto, juegos como Castlevania: Symphony of the Night o Super Metroid copaban altos estándares, tanto en mis preferencias como en mis juegotecas. No obstante, con el paso de los años (achaques de la vejez gamérfila, supongo) acabé por desentenderme de esos juegos y del género, considerándolo demasiado injusto para la pobre mente de un proletario sin tiempo y con hambre de experiencias sencillas y molidas.
Aun saliendo obras de renombre en los últimos tiempos como Hollow Knight, Blasphemous o Bloodstained, fui incapaz de volver a clavar las garras a los metroidvania. Ya me daba como un caso perdido con este género, palabra. Pero fue entonces que decidí darle una oportunidad a Saviorless, un juego de factura cubana cuyas imágenes me cautivaron por lo cuidado de su arte y lo fácilmente que era capaz de conectar conmigo simplemente hablándome desde su carisma visual. Pensaba que estaría ante otra obra que me traería el cerebro por el camino por la amargura. Pero nada más lejos de la realidad: lo he disfrutado como un crío y hasta ha habido momentos donde no he podido evitar dejar correr una lagrimilla.
Carisma y orgullo propios sin deberle nada a nadie
A Saviorless no le hace falta exhibir sus inspiraciones, son obvias, pero ha sabido reconducirlas de tal manera que ha hecho de su experiencia la suya con todas las letras. Saviorless nos encamina a una narración condenada a repetirse eternamente por unos iteradores, que en contra de las normas establecidas y el coraje de los protagonistas de su fábula, deciden romper el bucle convirtiéndose en un mensaje de tenacidad, superación y de sentir la luz al final del túnel de una manera tan fuerte que, a veces, he tenido que agarrarme a los mangos de la silla por el torrente de emociones que disparaban en mi pecho.
Lo que empieza siendo una obra misteriosa, muy guiada y hasta calmada en su medida, poco a poco acaban convirtiéndose en una pesadilla, muy despiadada, donde lo grotesco, lo sucio y la maldad se dan de la mano de la inocencia, la luz y la esperanza. Todo acaba en un cóctel que se traduce en lo jugable en un desafío terrible para los sentidos y los dedos, donde cada protagonista nos depara una forma de interaccionar diferente con el mundo. Mientras con el primero estaremos indefensos y nos centraremos más en la resolución de puzles, plataformas y la apertura de caminos mediante sistemas de backtracking, con el segundo seremos pura furia, tornándose la experiencia a un campo más familiar con Blasphemous o, porque no decirlo, los Dark Souls. Aquí el combate y el subordinar a los enemigos que nos salgan al paso cogen el protagonismo, tocando un techo, en caso de que existiese en esta obra, en las batallas contra los jefes, donde la más impía de las durezas nos deja paso a momentos que no diría épicos, sino descorazonadores y hasta tristes si nos paramos a leer más allá de la superficie.
Saviorless sabe funcionar bien en todo lo que se propone. Es enigmático, inteligente y desafiante en la medida justa, y lo es en todos los segundos que dura su propuesta. Hacía tiempo que no tocaba un título indie tan equilibrado y tan refinado hasta en el último centímetro de su ser. Pero creo que esta es una belleza efímera, pues considero que estamos ante una experiencia que te marca la primera vez que la consumes y la cual se desvanecería se le diésemos una segunda vuelta. Estoy ante una suposición, correcto, pero si atiendo al regusto que me ha dejado, uno tan noble, creo que el concepto de la «rejugabilidad» me lo estropearía.
Un cuento en movimiento que no se despegará de nuestras retinas
Como digo, Saviorless no solo funciona como una herramienta bien engrasada en la faceta mecánica, lo hace a todos los niveles, y si hubiese que destacar alguno, ese sería el visual. La mejor manera de resumirlo sería como un cuadro en movimiento, donde las pinturas cobran vida y se desplazan con movimientos sinuosos, describiendo una elegancia imposible y a la vez desagradable cuando se dan situaciones donde lo oscuro se revierte en los lugares más cálidos o pacíficos.
GRIS creo que sería el equivalente más cercano para entender de qué manera se percibe a Saviorless, aunque, como también he dicho, goza de su propio carisma sin depender de la identidad artística dotada por Nomad Studio a su obra. Junto a lo artístico también debería dedicarle alguna mención a lo técnico, pues el juego ha funcionado como un reloj suizo en todo momento, dejándome a mí, un sibarita del framerrate y la fluidez, muy complacido. De hecho, considero que sería un insulto que este juego fuese a menos de 60 FPS, en cualquier máquina, pues la belleza de sus animaciones no sería apreciada de la misma manera.
Luego también decir que si los puzles te dan urticaria, o mejor dicho, las plataformas que requieren de activación de algunos mecanismos, Saviorless no es tu juego ni de lejos. Es sesudo, aunque obvio, pues los escenarios están diseñados para que entendamos casi por instinto por donde podemos ir o a donde podremos regresar cuando activemos ciertos interruptores o poseamos elementos que actúen como llaves. Yo soy bastante gañán con estas cosas y, en la aventura de Empty-Head, me he sentido muy cómodo.
Análisis de Saviorless – El ejemplo de que el esfuerzo a veces sí tiene recompensa
No sé si Saviorless tendrá éxito, si se comentará en redes sociales o si los usuarios de Steam le harán la ola para que venda lo que merezca. Pero desde luego que lo que he buscado en este análisis de Saviorless ha sido un llamamiento para que los lectores os lancéis a por él como agua de mayo. Hacía mucho tiempo que una obra de esta clase conseguía conectar tanto conmigo; pero ya no es solo eso, es lo perfecto que está rematado en todas sus áreas, casi parece que no tenga ni un defecto.
Y si tuviese que forzar la maquinaria y decir algo negativo para cerrar este análisis de Saviorless, apuntaría a dos cosas. La primera es que no es un juego apto para mentes que busquen una experiencia comodona, ya que aquí vais a sufrir, pero creo que rápidamente se hace el clic necesario para entender cómo afrontar la aventura, tanto desde la visión narrativa como mecánica. La segunda serían los diálogos, no porque estén mal, ni por asomo, pero, puestos a pedir, habría querido que estuviesen traducidos al castellano en vez de usar un español con un registro y localización que, supongo, será propia de su país de origen, Cuba.
Fuera de eso, lo dicho: Saviorless me parece una obra prácticamente perfecta en lo que se propone. Capaz de llegar al corazón de cualquier persona con una mente mínimamente abierta, esbozando una sensibilidad muy especial y una conjugación maravillosa de tonos, que consiguen lo que más me apasiona de los videojuegos: narrar sin necesidad de contar una historia de forma convencional, sino que sea el propio jugador el que absorba por sí mismo, jugando, lo que el autor nos quiere transmitir.
Poco más que decir, este análisis de Saviorless se merece las cinco de cinco birras de Orgullogamers, y porque no hay más para dar. No le perdáis la pista e id a por él en Steam, este videojuego es un diamante.
Director de Orgullogamers y el terror del SEO. Me flipan los JRPG, los Hack & Slash y los juegos con historias inusuales de esas que te dejan roto por dentro. Me encargo de que Orgullogamers no se hunda poniendo parches de cinta adhesiva.