Los amantes de la infiltración están de suerte, pues gracias a Baby Riot Games os hacemos llegar este análisis de Ereban: Shadow Legacy.
A los amantes del género del sigilo la vida rara vez nos sonríe. Exceptuando el archiconocido Metal Gear Solid, parece que fuera de ahí el sigilo solo es una mecánica más en vez de un género que pueda vender kilotones de copias por si solo. Por suerte, siempre podemos contar con el mercado indie para echar mano de este género, y esto es algo de lo que los chicos de Baby Riot Games, afincados en Barcelona, pueden vanagloriarse. ¿La razón? Ahora la descubrirás si sigues leyendo este análisis de Ereban: Shadow Legacy, querido o querida orgullosete.
Otro juego español para sumar a esta avenida de una nueva edad dorada
Como estoy analizando un juego español me doy el lujazo de decir esto: nuestro país puede decir orgulloso que está pariendo unos titulazos maravillosos con los que deleitar los paladares de todo el mundo. Aunque ciertos eventos se empeñen en dar condecoraciones a los cuatro de turno que todos conocemos, existe una gran capa de juegos indie ocultos en a la sombra de estos que merecen ser reconocidos.
El caso que os traigo hoy es otro de ellos: Ereban: Shadow Legacy, una aventura de estas que tanto me encantan porque saben concentrar sus pocas virtudes en un paquete fino que no busca alardear ni abarcar más de la cuenta. Pues en esta aventura nos encontramos ante una experiencia en tres dimensiones de desarrollo clásico (pantallas con sistema de puntuación incluido) donde iremos superando escenarios, cada vez más complejos, que dependerán de nuestra capacidad para desarrollar las escuetas mecánicas que el juego nos otorga para salir airosos.
Pues con Ayana a los mandos, vamos a ser partícipes de la historia de su pueblo, uno extinguido a manos de una raza que se ha impuesto como la superior de su mundo. Con sus poderes de sombra, seremos perseguida y cazada, mientras intentaremos darle la vuelta a la tortilla para ser nosotros los cazadores de las tropas que dispensan para frenar nuestra búsqueda de la verdad.
Sigilo, plataformas y precisión de cirujano se dan de la mano
Sin duda alguna, los baluartes de Ereban: Shadow Legacy pasan por lo quirúrgico que son sus sistemas. Los escenarios son tan pensados para que exprimamos todas las facetas de Ayana, siendo bastante asequibles en los primeros compases gracias a las ayudas que nos brinda su carácter de tutorial. Sin embargo, conforme avanzamos más y más pantallas que salen a nuestro paso, entenderemos que aquí se nos va a forjar el carácter y la paciencia a fuego lento.
Eraban es, en gran medida, una experiencia dura, donde los fallos se pagan caros. No es recomendable intentar afrontarlo con la mente cansada, puesto que los escenarios, pese a tener referencias morfológicas que nos sirven de guía, no van a «escupirnos» qué tenemos que hacer en todo momento para poder avanzar. Aquí prima el ser astutos y ser pacientes; pensar en cómo vamos a proceder antes de lanzarnos al abismo, y para disuadirnos de ser inquietos tenemos las puntuaciones. Cuando superamos un nivel, seremos recompensados con una letra en función de lo bien que lo hagamos. Los que llevamos un tiempo en esto de los videojuegos encontramos bastante desafiante el intentar sacar siempre la máxima calificación, por lo que es imperativo que los niveles sean repetibles. Spoiler: por suerte, así es.
Aunque por lo descrito en el párrafo anterior pueda dar a entender que Ereban es una aventura donde estamos indefensos, tampoco es tal. Es cierto que Ayana está en clara desventaja frente a sus enemigos, pero ahí es donde entra en juego su potencial: las sombras. Ayana puede fundirse con ellas para desplazarse sin ser vista y asaltar a sus cazadores por la espalda ensartándolos con una cuchilla oculta, como si de un Asesino de Ubisoft se tratase. Además de esta ventaja, puede usar las sombras para desplazarse por superficies verticales, atravesar ciertos materiales o acceder a zonas que de otra forma serían imposibles para realizar emboscadas que saben a miel.
Hazte uno con las sombras y no confíes en nadie
Por supuesto, los escenarios jugarán con nosotros en base a esta faceta «umbresca». Por una parte, habrá ciertas zonas donde la sombra se proyectará justo donde podremos hacer de las nuestras, por la otra, la luz nos jugará una mala pasada para complicarnos las cosas. Tendremos que conjugar el tiempo con las proyecciones de algunos objetos, dando lugar a momentos realmente tensos. No todo iba a ser pasearse por sombras estáticas para seguir un camino de línea recta.
Pero Ayana tiene más ases bajo su manga. En algunas partes de los niveles nos toparemos con unas forjas donde podremos «craftear» una serie de artilugios si poseemos los materiales que requieren. Los susodichos los conseguiremos por los escenarios, abriendo cofres custodiados por enemigos o en zonas que nos harán exprimir el cerebro para acceder a ellas. Sin embargo, la recompensa vale la pena, ya que estos artilugios nos facilitarán la vida una barbaridad. ¿Alguna pista? Pues nada más que el primero que podemos fabricar es un sonar que nos visualiza, por unos segundos, la posición de los enemigos aunque tengamos obstáculos delante, una mecánica similar a la visión de concentración que tenemos en The Last of Us, por ejemplo.
También podremos mejorar las aptitudes de Ayana con su poder de umbra, pudiendo realizar más combos y técnicas con la sombra. Desde acrobacias imposibles a poder proyectarla en superficies luminosas por unos segundos. He de decir que el control en todo lo relativo a las sombras me resulta curioso: así como el desplazamiento por las sombras resulta agradable y enigmático, la ejecución de algunas habilidades se sienten más torpes, llevándonos a un desenlace catastrófico en algunas ocasiones.
Análisis de Ereban: Shadow Legacy – El género de la infiltración sigue vivo y coleando
He de reconocer que realizar este análisis de Ereban: Shadow Legacy ha terminado por ser toda una grata sorpresa para mí. Aunque no podría esconder algunas de sus limitaciones, como algunos problemas que me han tirado al escritorio (o que no pudiese arrancar directamente el juego porque mi antivirus lo detectaba como una amenaza) o tirones en la fluidez que podían llegar a resultar molestos en ocasiones, visualmente suda carisma por todos los poros y la relación a los mandos con el jugador funciona como debería la mayor parte del tiempo (exceptuando lo descrito en el anterior apartado).
También hay alguna decisión artística con la que no comulgo, como ese filtro blanco tan saturado que a veces empobrece la imagen, pero entiendo que su finalidad consiste en afianzar más esa dicotomía que existe entre la luz y la sombra. Creo que se pudo pensar en mejores recursos artísticos para plasmarlo, pero bueno, este detalle no deja de ser una crítica de un carácter excesivamente personal.
Por lo demás, no temáis. Ereban: Shadow Legacy es una joya que debería hacer la boca agua a los devoradores de aventuras plataformeras y con cierta predilección por los juegos de sigilo sin muchos problemas. Fácilmente lo colaría entre algunos de los grandes del panorama indie como Mark Of The Ninja o Aragami, de la tristemente difunta Lince Works. Sin más, el próximo 10 de abril lo tenéis disponible para Steam por si queréis añadirlo a vuestra lista de deseados.
Es por ello que concluyo esta reseña otorgándole la honrosa calificación de cuatro birras sobre cinco. ¡Qué aproveche!
Director de Orgullogamers y el terror del SEO. Me flipan los JRPG, los Hack & Slash y los juegos con historias inusuales de esas que te dejan roto por dentro. Me encargo de que Orgullogamers no se hunda poniendo parches de cinta adhesiva.