Un indie muy artesanal con tintes siniestros. Acompañamos a Zuzu en su viaje sin recuerdos. Análisis de Skaramazuzu.
Skaramazuzu es un juego creado por los equipos de Iphigames y Bleeding Moon Studio. Fue publicado originalmente en 2022 en Itch y fue relanzado para Steam en abril de 2024. Como dicen sus desarrolladores «el mundo de Skaramazuzu tiene una estética única de un mundo de marionetas de sombras en blanco y negro» y ese es su principal atractivo. En este análisis de Skaramazuzu tratamos ese tema y tratamos otros aspectos de este siniestro indie.
Aspecto visual y el cariño artístico
Con un arte sobrio, Skaramazuzu atrapa a primera vista. Resulta sencillo, limpio y único. Cuando empiezas a jugarlo, te invita a sumergirte en su universo y mundo, con sus propias reglas y manías. El punto de partida es Skaramazuzu como un espíritu que vaga sin saber quién es y es guiado por un mentor (Master) que nos dice donde está: la nada. El protagonista está en un limbo intentando descubrir el sentido de su vida y nos darán las respuestas a medida que avancemos, al conseguir cada uno de los cuatro orbes que debe encontrar.
A pesar de lo tenebroso que puede resultar la temática con su aspecto gráfico, la mirada sin prejuicios de un niño hace que la aventura sea inocente y hasta graciosa. Salvo puntos muy concretos que pueden resultar ciertamente perturbadores y tenebrosos, presentados con genialidad y por un increíble control de los colores.
A la estética, la historia, la ambientación… y a la coherencia de todo el juego se le suma una inteligente elección de efectos de sonido. Cada personaje tiene su propia voz sin requerir un doblaje, dotándolos de mayor personalidad, y por otra parte la música no destaca ni eclipsa el juego.
La trama y el diseño de nivel
El joven Skaramazuzu (o simplemente Zuzu) a su llegada a la nada, entabla conversación con los pintorescos personajes que lo habitan. Todos ellos están dispuestos a ayudar, pero todos a su vez quieren algo a cambio, por lo que ahí empieza una cadena de favores cada vez más grande. Esta cadena de favores nos obliga a visitar y conocer el mundo de juego.
El mundo de Skaramazuzu es en 2D, y los escenarios se unen en círculo, en una sucesión de pantallas con elementos interaccionables. El avance de la historia implica recorrer sus escenarios varias decenas de veces y exige aprenderse cada una de estas pantallas, para no retrasarse. La realidad es que aunque el juego dure 2-3 horas, puede resultar muy pesado recorrer este mundo en busca de respuestas y pistas. Tendremos que hablar con los personajes en varias ocasiones, intentar emplear objetos en diferentes situaciones e incluso buscar mensajes ocultos en los escenarios.
Por suerte tenemos acceso a un resumen de las tareas realizadas y que nos permiten hacer un seguimiento de nuestros pasos, porque sino daríamos aún más vueltas.
Por último, ¿qué se puede decir de la historia sin resultar spoiler? ah, que es a cada paso más previsible, pero a la vez deseas ese desenlace porque resulta sumamente satisfactorio por el cariño que le tomas a Skaramazuzu.
La jugabilidad
Este juego se trata de una aventura gráfica, por lo que solo debemos hablar, explorar escenarios e interactuar con los objetos (y que son pocos). Por tanto podemos incluso decir que se trata de un juego cozy, a pesar de su ambientación siniestra. Los sobresaltos son contados y relativamente previsibles para apartar incluso la mirada, no pretende ser un juego desagradable, de mal gusto o que busque reacciones negativas.
No obstante, la experiencia es muy limitada. Se nos indica los elementos con los que podemos interaccionar con una exclamación y sólo podremos elegir entre «hablar» o «interactuar». A veces no se tiene claro su diferencia, puesto que se puede obtener objetos hablando y otras veces no. En términos globales debes emplear ambas opciones para avanzar. No se puede decir que sea algo confuso, ya que solo hay esas posibilidades, pero no resulta lógico.
Mi experiencia
Por supuesto que quise jugarlo en cuanto lo vi. Los escenarios y personajes hechos a mano son parte de una estética única y que destaca con respecto a otros juegos. Afortunadamente, no se trata de un juego de terror, cosa que me asustaría al jugarlo, sino que es más bien siniestro. Como lo es la familia Adams o Beetlejuice.
Entré directa al juego porque en su simpleza, no nos hacen perder el tiempo y nos lanzan al mundo donde Skaramazuzu encontrará respuestas (y más preguntas) a quién es. Aunque no me esperaba que esto exigiese completar una cadena de favores que iba creciendo y casi alejándose de la petición inicial. Un ejemplo rápido: Un niño te pide la manzana, pero solo puede alcanzarla el cuervo. Pero el cuervo quiere unas semillas, que debemos conseguir tras despertar a un personaje que cuida de plantas y a su vez para conseguirlas debemos hacer esto y lo otro… es decir, se va desdibujando las tramas y los motivos o excusas para seguir la cadena pueden resultar débiles.
Pero como ya dijera, resulta satisfactorio llegar al final y que te acaricie con ternura.
Conclusiones
Skaramazuzu son muchas ideas buenas y han cuidado muchísimos detalles para que resulte hermoso para la vista y oído. Al igual que el viaje del pequeño Zuzu resulta igualmente bello y tierno. Por desgracia, el gameplay es más simple que el mecanismo de un botijo. No obstante, no puedo terminar este análisis de Skaramazuzu sin mencionar la extraña circunstancia de que parece que dejaron de actualizar el juego en 2022 y se han ido reportado más y más errores que no han sido solucionados por sus creadores. Con el cariño con el que han hecho el juego, parece un poco negligente dejarlo en ese estado. Aunque es verdad que el equipo desarrollador parecen ser menos de 10 personas.
Por todo lo indicado en este análisis, puedo dar a Skaramazuzu 3 cervezas.
Esta clave ha sido proporcionada por Iphigames para su análisis.
Ingeniera de minas que no trabaja de lo suyo (da igual cuando leas esto). Está fascinada por la Xbox Series S y el Game Pass.
Marcos Casal