A menudo nos echamos las manos a la cabeza cada vez que vemos el anuncio de un nuevo shooter. Pensamos “¡Oh, no, otro shooter clónico otra vez!” y decidimos pasar página sin mirar atrás.
Con Titanfall fue lo que pasó: la moda tan bestia que estamos viviendo con el género hizo que su salida pasase muy desapercibida, quedándose en un juego de nicho para unos pocos que decidieron probarlo pese a sentirse empachados de apuntar y disparar cada dos por tres.
¿Y qué se encontraron? Ni más ni menos que con un shooter que rezumaba un aire diferente y con un espíritu que buscaba distanciarse de las mecánicas preestablecidas en un género excesivamente estático y seguro en sus cimientos. Como dije, su acogida no fue la gran cosa, pero, aun así, los chicos de Respawn Entertainment siguieron apostando por su nueva IP hasta dar forma a lo que hoy tenemos entre manos con el nombre de Titanfall 2: nuevo juego, apuestas sobre la mesa con nuevas fórmulas jugables y la vuelta de una campaña para un jugador que sabe tan bien como probar un pan de leche recién salido del horno. Aunque son pocos los personajes que encontraremos durante la campaña, todos están bien construidos y tienen una personalidad marcada.
Esta campaña recupera ciertos elementos que se perdieron en los últimos años: la verticalidad de los escenarios, el peso de las plataformas, la libertad para interactuar con gadgets fuera de scripts y las ganas de ofrecer un surtido de niveles totalmente heterogéneos y diferentes entre sí, que invitan a que la monotonía coja el abrigo y se marche por la puerta bajo la lluvia. Es una campaña guiada, sí, pero rejugable, con varios caminos y formas de afrontar sus fases, coleccionables y una dificultad que hace las delicias a los mandos en sus niveles Difícil y Maestro.
No solo brilla por ofrecer variedad y una fuerte jugabilidad plataformera a expensas de los disparos, sino porque su guion es más que correcto. En él se profundiza en la relación que establecen BT, la IA de nuestro titán, con el protagonista de la aventura, Jack Cooper. Comenzaremos siendo un soldado raso con el beneplácito para ser entrenado como futuro Piloto por nada menos que Lastimosa, uno de los Pilotos más condecorados y afamados de nuestra colonia planetaria. En nuestro progreso hacia ser Piloto entraremos de lleno en una conspiración entre facciones militares que planean hacerse con “no sé qué” experimento que podría poner en jaque el sistema planetario al que pertenecemos. Con esta premisa —que no rebosa originalidad— se asientan los cimientos para desarrollar la relación entre BT y Cooper: máquina y humano irán afinando sus lazos emotivos y de camaradería hasta generar una empatía total por el dúo.

La campaña nos deja estampas realmente épicas que se nos quedarán en la retina, momentos emotivos muy cuidados, secciones que recordaremos con cierto rencor por su exigente desafío plataformero y batallas contra jefes memorables, no solo por lo diferentes que son entre sí, sino por el duelo que presentan al ser combates nada fáciles que nos exigirán estar concentrados en lugar de pulsar como macacos el botón de disparo.
En lo jugable no solo tenemos armas que disparar. Además de poder controlar un titán totalmente personalizable en armamento, estaremos bendecidos con un kit de propulsión que nos permitirá hacer cosas interesantes como correr por paredes, ejecutar dobles saltos a largas distancias, deslizarnos a toda velocidad agachados y encadenar saltos de pared en pared aprovechando una verticalidad muy ventajosa para las contiendas. También tenemos a nuestra disposición gadgets interesantes, donde destaca —y con diferencia— un dispositivo de viajes temporales que podemos usar a conciencia para resguardarnos de las balas, enfrentarnos a enemigos diferentes en situaciones homogéneas o incluso cambiar la geografía del escenario para sacar provecho a nuestros saltos. Además, podremos realizar ejecuciones si cogemos desprevenidos a los enemigos por la espalda.
En lo estético, el juego goza de un acabado gráfico bastante competente (sobre todo si lo jugamos en ultra), donde los titanes y los escenarios son los más beneficiados del conjunto gracias a un tratamiento de texturas demencial. En lo artístico, el juego rezuma personalidad, aunque sus diseños recuerdan un poco demasiado a otros títulos como Destiny o Lost Planet. Donde más brilla es en la optimización: viene con bastantes opciones gráficas que toquetear, entre las que destaca una suerte de sincronización vertical adaptativa que modificará la resolución “in-game” para estabilizar la tasa de fotogramas en los momentos de más tensión gráfica. En resumidas cuentas, la optimización es muy buena y se puede jugar en ultra, con todo al máximo y a más de 60 FPS con un equipo compuesto por un i5 de gama media y una GTX 970.
Donde quizá encontremos el sabor agridulce es en la banda sonora. Aunque no es mala —ni de lejos—, con tanta brillantez en el conjunto, el no contar con una OST de 10 hace que pase bastante desapercibida. Se compone en su mayoría de temas orquestales bélicos que, más allá de ambientar, no consiguen despertarnos demasiada emoción. Aun así, esto no desmerece el resto del apartado sonoro, donde la calidad de los efectos es sobresaliente y el doblaje en castellano tiene un nivel notable, con actores reconocidos.

¿Y qué hay del online? La razón de ser del primer Titanfall lo es casi para su secuela, donde una campaña sobresaliente le quita protagonismo sin desmerecer lo bien que se ha trabajado la vertiente multijugador. Con una variedad loable en modos, presets, personalización y facciones, tenemos un online muy, muy, muy completo y denso, que se basa en una vertiginosidad increíble para sus contiendas. La verticalidad de los escenarios y la gestión de nuestros titanes forman un conglomerado táctico delicioso y adictivo. El clásico “corre y dispara” adquiere una dimensión tridimensional: ser bueno aprovechando la geografía y la urbanización de los escenarios es casi más importante que tener una puntería de infarto.
Cada mapa es muy diferente del anterior y todos gozan de localizaciones interiores y exteriores para fomentar todo tipo de estrategias y tácticas. Las clases se diferencian entre sí por su habilidad icónica: un garfio para exprimir el kit de propulsión, camuflaje óptico, radares, escudos de energía, kits de primeros auxilios, etc. Lo mismo ocurre con los titanes: tenemos varios modelos, cada uno con sus armas y habilidades especiales, donde cada tipo de jugador encontrará su lugar de confort.
Los méritos se nos otorgarán por cosas como subir de nivel un arma, un titán, ganar una partida o aprovechar la hora feliz. Pero, aun con mucha oferta de modos y variedad de clases, sin un buen sistema de recompensas el online estaría cojo, ¿verdad? Pues el sistema se presenta como algo diferencial donde no existe experiencia al uso. Para acceder a nuevos desbloqueables y subir de nivel iremos consiguiendo méritos (una especie de medallas que se otorgan por diferentes variables: victorias, rachas de bajas, cumplir desafíos con armas…) durante las partidas; sumados al final, nos harán subir de nivel y desbloquearán multitud de recompensas como piezas de armas, nuevos skins para los personajes, más habilidades para los titanes, etc.

Como veis, el juego luce con el pecho hinchado tanto si hablamos de su modo historia como si lo hacemos de su vertiente multijugador. Respawn Entertainment nos ha traído un shooter futurista y con sabor legendario para romper con un género que estaba en horas bajas por su enorme volumen de propuestas monotemáticas. Si te gustan los FPS y quieres algo diferente que no sean solo disparos, Titanfall 2 es tu juego, tanto si buscas una buena experiencia en solitario como un multijugador sólido y con ideas.
Lo mejor
- Al fin un shooter en el que su campaña nos obliga a hacer algo más que correr y pegar tiros.
- El modo historia goza de un guion emotivo entre su protagonista y su titán, muy bien resuelto.
- Optimización sobresaliente: bien adaptado a gamas bajas y medias y capaz de exprimir las altas.
- Multijugador vertiginoso, complejo, variado y muy divertido.
- Muchísimo contenido online para desbloquear jugando; su duración parece extensísima.
Lo peor
- Artísticamente no está demasiado inspirado, a diferencia de otros títulos del género.
- La BSO pasa bastante desapercibida por lo genérica que es.
- Algún que otro problema de ping con sus servidores; a ver si lo arreglan de una vez.
- La campaña es tan intensa y variada que sus 8 horas se hacen súper escuetas. ¡Queremos más niveles!
- Aunque el guion del modo historia es bueno, la trama en sí peca de poco original.

Director de Orgullogamers y el terror del SEO. Me flipan los JRPG, los Hack & Slash y los juegos con historias inusuales de esas que te dejan roto por dentro. Me encargo de que Orgullogamers no se hunda poniendo parches de cinta adhesiva.