Los orígenes del terror en el mundo de los videojuegos

Figura solitaria observa una mansión abandonada al atardecer en Resident Evil 7, reinicio del horror en primera persona.

Hacemos un breve repaso a los orígenes del terror en el mundo de los videojuegos y recordamos algunos de los títulos que más miedo nos han hecho pasar frente a una pantalla.

El género survival horror, tanto en el cine como en los videojuegos, provoca en el público una atracción especial. Al ver una película en la que los protagonistas son perseguidos por un sanguinario asesino, la tensión que se genera crea una extraña sensación. En nuestra cabeza queremos que logren escapar, pero, a la vez, nos atrapa la curiosidad de comprobar hasta dónde es capaz de llegar la crueldad del ser humano.

La diferencia es que, en los videojuegos, el usuario es el principal responsable de que avance la historia: toma sus propias decisiones y elige la mejor forma de continuar. El miedo a la muerte activa la adrenalina, igual que lo hace montar en una montaña rusa, y eso, en algunas personas, provoca atracción y una sensación adictiva.

Los precursores del survival horror

El género de terror tiene una amplia historia dentro del entretenimiento interactivo. Desde títulos como Alone in the Dark hasta obras más recientes, como el remake de Resident Evil 2, esta temática ha recorrido un largo camino desde sus raíces.

Uno de los precursores del género se llamó 3D Monster Maze y se lanzó en 1981. Lo más interesante es que no presentaba el típico monstruo estereotipado —un vampiro o un zombi, los más populares de la época—, sino un gran Tyrannosaurus rex. El jugador no podía luchar contra esa temible criatura: su única esperanza era huir y confiar en que no lo devorara. La sensación de ser perseguido por algo capaz de acabar con tu vida ya estaba presente en aquel título pionero.

La saga que popularizó el género

En 1996, Capcom lanzó Resident Evil, grabando con letras doradas su nombre en la historia del medio. El juego revolucionó el género al poner de continuo en aprietos a los incautos que osaban entrar en aquella siniestra mansión. Además, la escasez de recursos y la sensación de inferioridad frente a los monstruos le ponían los pelos de punta al más pintado.

Este título estaba claramente influido por Alone in the Dark (Infogrames, 1992), otro de los pioneros del survival horror. La obra de Frédérick Raynal consiguió sobresaltar a toda una generación durante los inquietantes paseos de los personajes por aquel lúgubre caserón de Luisiana.

Resident Evil fue un rotundo éxito de ventas, así que Capcom no dudó en lanzar una secuela en 1998, refinando la fórmula e incorporando mejores gráficos, una gran historia y un montón de secretos por descubrir. Para muchos jugadores de la época —entre los que me incluyo—, aquella fue la mejor entrega de toda la saga; la que recordamos con más cariño.

Protagonista corre entre la niebla espesa de Silent Hill, símbolo del miedo psicológico en los orígenes del terror en los videojuegos.

Terror psicológico

Silent Hill fue otro survival horror que logró una gran aceptación. Tenía mecánicas de supervivencia similares, pero proponía algo distinto: una narrativa más inmersiva, centrada en un padre que buscaba a su hija desaparecida en las misteriosas calles de un pueblo cubierto de niebla. Introdujo el terror psicológico y la búsqueda de un personaje perdido.

Tanto Resident Evil como Silent Hill enfatizaban la exploración y la resolución de rompecabezas mientras el usuario estaba rodeado por una atmósfera fantasmagórica. La saga de Capcom presentaba sustos más tradicionales, mientras que la de Konami llevaba el género en otra dirección, con criaturas inquietantes y una ciudad desierta y aterradora que generaba una constante sensación de malestar. En ambos casos, el sistema de combate era rudimentario y secundario: el eje principal era, básicamente, huir.

Regina apunta su arma a un velocirráptor en un pasillo metálico de Dino Crisis, pionero en los orígenes del terror en los videojuegos.

La época dorada del survival horror

Antes de que la primera PlayStation diera paso a su exitosa sucesora, aún vieron la luz más producciones dispuestas a meter miedo en el cuerpo a los aficionados. Resident Evil 3, por ejemplo, introdujo algunas mecánicas nuevas. También recuerdo Parasite Eve II, con toques de rol y una protagonista de armas tomar. Tampoco quiero olvidarme de Dino Crisis, un clásico inolvidable que sustituía los zombis por rápidos y temibles dinosaurios.

Con la llegada de PlayStation 2 y Xbox, el survival horror vivió su apogeo y se consolidó como una de las temáticas más populares. Títulos como Fatal Frame y Siren trajeron la inspiración del terror japonés y otro tipo de jugabilidad. Gracias a las mejoras técnicas de aquellas consolas, llegó la época dorada del género.

Durante esa generación hubo lanzamientos que se han quedado grabados en la memoria de los aficionados —Resident Evil: Code Veronica, Silent Hill 2, ObsCure—, pero la lista sería larguísima. Así que, llegados a este punto, os propongo dar un salto hacia delante para ver cómo ha evolucionado el género.

Un asesino sonriente con ojos brillantes aparece ante la cámara de visión nocturna en Outlast, emblema del terror moderno.

El terror en los videojuegos hoy

En la actualidad predominan aventuras con un enfoque algo distinto al clásico. Five Nights at Freddy’s, Outlast o Amnesia: The Dark Descent son buenos ejemplos de lo que se denomina terror moderno: ausencia de combate, atmósfera visual opresiva y cámara en primera persona. Incluso el propio Resident Evil 7: biohazard se vio influido por esta tendencia, aunque aquí sí existe la posibilidad de plantar cara a los monstruos.

Sin embargo, títulos como The Evil Within o la versión de Resident Evil 2 de 2019 apostaron por recuperar elementos clásicos que tan buenos resultados dieron en el pasado: visión en tercera persona, tensión y exploración combinadas con combate, y el uso del ingenio para sobrevivir. Sin duda, la intención de sus creadores era traer de vuelta el espíritu del survival horror clásico, ese que causaba angustia y hacía que agarráramos el mando como si nos fuera la vida en ello.

Con el lanzamiento de Resident Evil 3 Remake vivimos también esa recuperación de la esencia que envolvía a los precursores del género. Ojalá tanto esta saga como el resto de estudios que se aventuren en el terror sigan por esta senda y continúen lanzando juegos capaces de meternos el miedo en el cuerpo. ¡Nos vemos en Raccoon City!

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