La caída de Los Sims

Portada de Los Sims 4 mostrando varios personajes en poses divertidas y cotidianas.

De la innovación a la decepción, Los Sims 4 supuso un retroceso que cambió la libertad creativa por limitaciones y la creación de excesivas expansiones

La saga Los Sims ha sido durante más de dos décadas referente en el género de simuladores de vida, un título que ha definido generaciones de jugadores y que, pese a la llegada de propuestas emergentes como el juego coreano inZOI, Los Sims continúan siendo el simulador más popular del planeta.

El origen: Los Sims

El primer Los Sims llegó como una rara avis en el panorama de los 2000. En su momento era una propuesta muy novedosa mientras salían otros videojuegos como Deus Ex, Diablo II y The Legend of Zelda: Majora’s Mask que apostaban por la acción y la aventura. Maxis se atrevió a ofrecer totalmente lo opuesto: la rutina. Cocinar, trabajar, limpiar la casa, tener hijos, mantener amistades y, de vez en cuando, provocar algún que otro incendio en la cocina. Lo cotidiano se transformaba en novedoso y extraordinario. El jugador no solo podía crear cualquier tipo de personaje, sino que podía moldear sus vidas con libertad, diseñando casas o recreando a su familia y amigos. Cabe destacar que Los Sims fue uno de los primeros juegos LGTBI-friendly, ya que permitía las relaciones homosexuales entre Sims, algo bastante raro en los videojuegos de la época de los 2000.  Esto convirtió al simulador en un éxito inmediato. No había un objetivo claro que cumplir, y precisamente en esa falta de metas estaba su encanto. Los jugadores eran libres de inventar sus propias historias, y cada partida era diferente. 

Jugadores en Los Sims original interactúan en una sala con ajedrez, pintura y lectura.

Salto a Los Sims 2

Si el primer título fue innovador, Los Sims 2 (2004) fue revolucionario. Gráficamente el juego dio un giro de 180 grados haciendo que los Sims estuvieran en 3D. Este nuevo motor gráfico permitió dotar a los personajes de expresiones faciales más realistas y una gesticulación más rica. Además, se introdujeron cinemáticas automáticas en momentos importantes en la vida de nuestros Sims como bodas, primeros besos, nacimientos, etc.

Vista de casa en Los Sims 2 con personajes realizando tareas en distintas habitaciones.

Y la gran revolución llegó con la incorporación del ciclo vital. Por primera vez, nuestros Sims podían nacer, crecer, envejecer y morir, transmitiendo rasgos y recuerdos a sus descendientes. Otro de los grandes aciertos de Los Sims 2 fue su sistema genético. Los hijos no eran clones de sus padres, sino que heredaban rasgos físicos como el color de piel, de ojos o de cabello, además de la forma de la cara o la complexión. En ocasiones, incluso aparecían combinaciones inesperadas, lo que añadía más realismo. A esto se sumó la introducción de las memorias. Los Sims guardaban recuerdos de los momentos clave de sus vidas. Estos recuerdos no eran solo para decorar la interfaz, sino que influían en su comportamiento futuro y podían marcar su relación con otros personajes. También en el CAS podías elegir el peso, el signo del zodiaco, su personalidad, y sus aspiraciones en la vida, haciendo a cada uno único y con una historia propia. A ello se sumaban mecánicas que mejoraban la experiencia, como los deseos y miedos, que dotaban a los Sims de una personalidad más profunda y menos predecible.

Editor de Los Sims 2 mostrando opciones de cambio facial en un personaje.

Otra novedad significativa fue la apuesta por los barrios con historias ocultas. Vista Gentil, con los Lápida (con la sospechosa desaparición de Elvira) y las hermanas Caliente, ofrecía un punto de partida cargado de guiños y dramas familiares. En el terreno de la construcción, Los Sims 2 amplió las posibilidades arquitectónicas: techos inclinados, mayor libertad para diseñar interiores y un abanico de opciones decorativas más amplio.

En la jugabilidad, la inteligencia artificial mejorada permitió que los Sims fueran más autónomos en sus rutinas básicas, reduciendo la dependencia del jugador. Las muertes, que en el primer juego se reducían a unas pocas situaciones, también se diversificaron. Ahora un Sim podía morir por electrocución, plaga de mosquitos, miedo o incluso causas más absurdas. Los fantasmas, además, cambiaban de color en función de cómo habían fallecido, un detalle que añadió humor y variedad a la experiencia.

Los Sims 3

Si Los Sims 2 marcó un antes y un después al introducir el ciclo vital y la herencia genética, en 2009 la llegada de Los Sims 3 elevó todavía más el listón. Los Sims 3 se ganó el título de obra cumbre para muchos seguidores de la saga. La novedad más celebrada fue la introducción de un mundo abierto. Se acabaron las molestas pantallas de carga cada vez que un Sim quería visitar a un vecino o ir al parque. Ahora era posible explorar libremente la ciudad, pasear por la playa, hacer la compra, ir a la biblioteca, pescar en el río… Este detalle transformó la jugabilidad por completo. Los Sims ya no vivían en burbujas, sino en una comunidad interconectada en la que todo sucedía de manera simultánea. Los barrios se sentían vivos y dinámicos, con vecinos que seguían sus rutinas aunque el jugador no los controlara.

Mapa urbano de Los Sims 3 con edificios y marcadores de actividades disponibles.

Otra de las grandes innovaciones fue el sistema Crea un Estilo, que permitía personalizar absolutamente TODO ya fuera ropa, muebles, paredes, suelos, objetos. Esta herramienta otorgó un nivel de libertad nunca visto en la saga, dando rienda suelta a la creatividad de los jugadores. El editor de Sims se volvió más sofisticado, con deslizadores que permitían ajustar detalles faciales y corporales, ampliando las posibilidades de crear personajes únicos. En Los Sims 3 se abandonó el sistema de puntos de personalidad de las entregas anteriores. En su lugar, cada Sim podía tener hasta cinco rasgos de carácter elegidos entre una lista extensa. Estos rasgos no solo definían su comportamiento cotidiano, sino que también determinaban sus interacciones, sus emociones y hasta sus oportunidades laborales.

Creación de personaje en Los Sims 3 con rasgos de personalidad y expresión exagerada.

La mecánica de aspiraciones de Los Sims 2 evolucionó en el sistema de Deseos a largo plazo. Los Sims 3 también amplió el ámbito laboral y académico. Se introdujeron las oportunidades, pequeños eventos o misiones relacionadas con el trabajo, que aportaban recompensas y rompían la rutina. La progresión profesional se hizo más rica, con carreras que ofrecían distintos caminos de especialización y una evolución más visible.

Aunque el juego base era sólido y completo, las expansiones de Los Sims 3 sumaron nuevas aventuras desde las estaciones del año hasta mascotas, universidades o viajes a destinos internacionales.

Los Sims 4

Cuando llegaron Los Sims 4 en 2014, la gran novedad que nos vendieron era que, por fin, los Sims iban a tener emociones. Ya no serían “robots” que solo cumplían necesidades básicas, sino personajes capaces de tener sentimientos. En teoría, era un salto enorme para la saga, pero la realidad fue una auténtica decepción. Sí, había «emociones», pero el sistema no resultaba realista ni coherente, podías estar dos días seguidos deprimido solo porque no celebraste una festividad, o triste porque se te murió un familiar y de repente darte un baño y pasar, mágicamente, a un estado vacilón. ¿Cómo es posible? ¿No estabas triste porque se te había muerto un familiar? ¿Te bañas y se te quita la depresión? Pues tomo nota.

A todo esto se sumaban las odiosas pantallas de carga. Después de la libertad del mundo abierto en Los Sims 3, Los Sims 4 trajo de vuelta esas molestas transiciones cada vez que querías ir a un solar distinto. Y, como si no bastara, el juego salió incompleto. Aunque introdujo animaciones más fluidas y la posibilidad de realizar varias acciones a la vez, carecía de elementos esenciales que los jugadores ya daban por sentados, no había piscinas, no existía la edición de terreno, ni infantes y los barrios eran limitados.

Pantalla de carga de Los Sims con el icónico diamante verde y un mensaje en inglés.

Fue un lanzamiento vacío que se fue rellenando poco a poco a base de actualizaciones y, sobre todo, de expansiones. El problema es que esos packs es que transmitían una sensación constante de vacío. Expansiones que aportaban cuatro interacciones nuevas y poco más, al final la comunidad tenía la impresión de estar pagando mucho dinero por contenidos que nunca acababan de cerrar la experiencia. Si en Los Sims 2 y 3 las expansiones eran un añadido, en Los Sims 4 se convirtieron en una obligación. El catálogo es abrumante: 14 expansiones, 12 paquetes de juego, 18 packs de objetos y más de 20 kits. Conseguir el juego completo supera los mil dólares, y aun con rebajas sigue siendo una cifra difícil de justificar. Cada nuevo contenido, por pequeño que sea, se vende como un producto independiente. Y, si fuera algo nuevo, pues, bienvenido sea, pero la gran mayoría son cosas que deberían venir en el juego base.

Los Sims 4 con portada y múltiples expansiones en formato de mosaico.

Y sin hablar de los bugs. Cada dos por tres el juego sufre errores, Sims que se quedan pillados, acciones que no se completan, comportamientos absurdos. Pero quizás una de las mayores pérdidas fue el lore. Los Sims siempre había tenido una continuidad interna, personajes como Elvira Lápida, Juan Tenorio, las Hermanas Calientes o la propia Culoprieto formaban parte de una línea temporal que unía Los Sims 1, 2 y 3. Con Los Sims 4, esa coherencia se rompe. EA justificó este cambio diciendo que se trataba de otra línea temporal, como si fueran universos paralelos. Pero entonces, ¿qué sentido tiene que tres generaciones de juegos compartan historias y que la cuarta entrega decida borrar todo para empezar de cero? Otra gran pérdida son las relaciones sociales. Se suponía que iba a ser el Sims más realista, el que menos se pareciera a robots, pero lo que obtuvimos fue vínculos completamente artificiales. En Los Sims 2, cada sim tenía una personalidad definida, y esa personalidad influía directamente en sus amistades y romances. Podías intentar emparejar a dos sims, pero si ellos no congeniaban, simplemente no pasaba. Eran “personas”, que elegían con quién llevarse bien. Eso hacía que las relaciones se sintieran vivas y auténticas. En cambio, en Los Sims 4, se puede forzar cualquier relación que quieras. Da igual que dos sims choquen en personalidad, si los fuerzas, acabarán siendo amigos o pareja. Esa falta de resistencia elimina la magia, porque las conexiones ya no surgen solas, son decisiones del jugador que el juego simplemente obedece, sin ofrecer ninguna profundidad. Y no podemos olvidar que se eliminó la personalización de los Sims 3. Al comparar Los Sims 4 con sus predecesores, la diferencia es evidente. Mientras que en Los Sims 2 y 3 había una sensación de cariño y dedicación en cada detalle, la cuarta entrega transmite frialdad, como si hubiese sido diseñada más para sacar dinero. Lo que antes era innovación ahora es repetición, lo que antes era libertad ahora son limitaciones. Esta decadencia no significa que el juego haya perdido completamente su atractivo.

Y no me malinterpretéis, no digo que los Sims 4 sea un mal juego, simplemente parece que ha retrocedido en sus pasos, en vez de evolucionar y lo positivo también se reconoce. Uno de los mayores aciertos de esta entrega es el sistema de creación de Sims, conocido como CAS (Crear un Sim). Gracias a las barras de moldeado, los jugadores pueden ajustar con precisión los rasgos físicos de sus personajes, desde la forma del rostro hasta la complexión corporal, logrando un nivel de personalización que no existía en entregas anteriores. Aunque Los Sims 3 ofrecía la rueda de color y amplias opciones de rasgos, la precisión y facilidad del CAS actual siguen siendo uno de sus mayores logros.

Editor de Los Sims 4 mostrando un personaje con opciones de peinados y colores.

El modo Construir también merece reconocimiento. Con herramientas intuitivas para paredes, tejados y habitaciones, Los Sims 4 simplifica la creación de hogares sin necesidad de conocimientos técnicos avanzados. En términos de rendimiento, la cuarta entrega representa un progreso respecto a Los Sims 3. Mientras que los mundos abiertos del juego anterior podían causar lag y problemas de estabilidad en muchos ordenadores, Los Sims 4 optó por un sistema de carga por zonas. Esto garantiza que la experiencia sea fluida incluso en PCs de gama media, acercando el juego a un público más amplio y evitando frustraciones técnicas. La interfaz del juego es otra ventaja destacable. Paneles claros, notificaciones visuales y menús intuitivos facilitan la comprensión del juego, especialmente para nuevos jugadores. La claridad en la navegación y el acceso rápido a información relevante permiten que la experiencia de juego sea más ágil y menos frustrante.

Escena de convivencia en Los Sims 4 con varios personajes socializando en una casa.

Finalmente, la estética gráfica del juego, aunque más caricaturesca que realista, cumple con creces su función. Su estilo coherente y colorido hace que la experiencia visual sea agradable y atractiva, a la vez que evita problemas de rendimiento que sí afectaban a entregas anteriores en ordenadores con menor capacidad.

Personajes de Los Sims 4 conversan en un salón elegante mientras otros socializan y juegan en segundo plano.

El futuro incierto de Los Sims

Muchos esperan que esto se solucione para la llegada de Los Sims 5 que, según rumores, podría ser gratuito. Una noticia que, lejos de ilusionar, despierta sospechas. Si Los Sims 4 ya resulta fragmentado, ¿Qué podemos esperar de una entrega que nacería siguiendo esa filosofía? La industria del videojuego está plagada de ejemplos donde lo “free-to-playse convierte en un agujero negro de gastos: skins, objetos exclusivos, suscripciones, pases de temporada. Si esta tendencia se confirma, Los Sims 5 podría perder definitivamente lo que un día lo hizo especial. Y, honestamente, es una pena, porque es un juego que hace volar tu imaginación. Sin embargo, aún queda esperanza. Los Simmers han demostrado, una y otra vez, que saben hacerse oír. Mods, foros, creadores de contenido y millones de usuarios que mantienen viva la saga incluso cuando la propia compañía parece haberla descuidado. Tal vez esa misma pasión sea la que obligue a EA y Maxis a replantearse el futuro y devolver a Los Sims la esencia que un día lo catapultó al éxito. Los Sims 5 no tiene por qué ser la tumba de la franquicia, sino la oportunidad de reconciliarse con su público. Porque, al final, lo que pedimos no es tanto a EA. Un espacio donde imaginar siga siendo gratuito, como siempre lo fue en nuestras cabezas.

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