Como las expectativas y el atiborre de tráileres hacen que el NO-E3 2025 no signifique nada
Desde hace años se hace la broma del «NO-E3» para llamar al Summer Game Fest, un evento que orbita alrededor de su propia conferencia de videojuegos. El E3 era un evento que la gente tenía bastante en estima, pero desde que no se organiza, debemos conformarnos con la que ha montado Geoff Keighley. Este año vuelvo a opinar sobre ella, siguiendo la costumbre.
Debo decir que, curiosamente, todas las presentaciones valen bastante más la pena que el propio showcase de Summer Game Fest, y las que valen la pena, procura ni mencionar ese nombre (¿os habéis fijado que se desligan cada vez más de Geoff? hasta el punto de que su evento principal es cada vez más pocho). Cuando las ves de forma aislada, entiendes la importancia publicitaria que tienen, y el poder de unir a la comunidad de videojugadores, que es al final, lo que importa. …lo que importa. De hecho, pocos sentimientos unen más a los jugadores que el desprecio a Geoff..
Pero este año vuelven a tener el mismo problema: en algún momento han entendido que esto se trata de una ametralladora de juegos y falta una selección adecuada por parte de las compañías. Así que el evento se trata de llenar el cargador de balas con juegos y más juegos. De tal forma que cuando se dispara la ráfaga, da igual qué bala ha atravesado qué cuerpo.
Cuando hice el máster de profesorado, una de las cuestiones que abordaban en las asignaturas de Innovación y de Didáctica era la necesidad de, ante todo el contenido de internet, saber filtrarlo para nuestro alumnado. Usando el término de curadores de contenido en vez de creadores, sabiendo localizar y transformar información existente y, lo más importante, saber qué es lo importante. Eso me pasa aquí, que hace falta ese filtro, esa curación, en hacer una verdadera selección y que los juegos que aparezcan en pantalla lo sean por calidad u originalidad, no por llenar una o dos horas de batiburrillo de títulos. Eludir esa vorágine de juegos que no significan nada.

Es por ello que he pasado de ver el Wholesome Direct 2025, a pesar de que lo que más juego y reseño sale de la enorme comunidad que tienen creada. Me recuerda a mi hermana enchufada a Instagram viendo un continuo de videos de los que es incapaz de acordarse a la media hora. El año pasado quedé tan empachada que recuerdo que me sentí mareada. Además, ante tanto juego que sale de ese evento, uno empieza a cuestionar la validez mecánica de estos juegos, que, más allá de las tres imágenes que muestran, son juegos sin pulir, repetitivos y mal finalizados, pero esa es otra historia.
Retomando el hilo principal, puede que el descontento que tengo con el evento este año responda al desgaste que produce la ametralladora de tráileres. Al menos es diferente que otros años, que entonces ese descontento era por las expectativas imposibles de cumplir, alimentadas por el hype y los oligofrénicos de Twitter.
Sin olvidar que con la enorme oferta en juegos y que los títulos presentados en el evento pueden tardar más de un año en salir, es fácil no necesitar un NO-E3. Estos meses he podido jugar, empezar y terminar algunos juegos, por lo que no hay un juego que me vaya a cambiar la vida.
Así que bueno, el NO-E3 nunca va a ser lo que quiero (queremos) que sea, pero a la vez no lo necesitamos como tal. Funciona para aunar la comunidad y para poco más, pero no es tan relevante como una vez lo fue el E3, en el que también participaba Nintendo (y a lo grande). Es decir, nos debemos conformar con aguantar una vez más a Geoff, del que cada vez más se huye, con World premiers olvidables y, en general, conformarnos con que nos empachen de juegos que no significan nada.

Ingeniera de minas que no trabaja de lo suyo (da igual cuando leas esto). Está fascinada por la Xbox Series S y el Game Pass.