Análisis de The Last Guardian. Cuando el videojuego deja de ser juego y se convierte en arte

Niño y Trico se miran frente a frente en The Last Guardian con torres en ruinas de fondo.

Con The Last Guardian me quedó claro que lo importante del viaje no es la meta sino lo que se vive en el camino

A lo largo de nuestra vida hemos tenido la oportunidad de vivir mil y una aventuras. Hemos tenido la posibilidad de encarnar diferentes personajes dentro de mundos de fantasía o acción. Hemos pasado horas delante de un monitor superando desafíos, superando niveles de dificultad extrema creados por la mente de un desarrollador. Momentos de pura diversión.

Nos apasiona este mundo. Y es precisamente por eso, por la pasión con la que vivimos este ocio… que estamos de enhorabuena. La comunidad jugona tiene que celebrar que aquel sector de entretenimiento, aquella industria dirigida a un público infantil, ha madurado. El videojuego se ha convertido en verdadero arte.

Dícese del arte «aquella actividad en la que el hombre recrea, con una finalidad estética, un aspecto de la realidad o un sentimiento… en formas bellas, valiéndose de la materia, la imagen o el sonido». El pasado 7 de diciembre salió a la venta una obra que pasará a la historia del mundo de los videojuegos. Un título esperado durante años, una década para ser exactos. Años en los que se llegó a pensar que jamás aparecería… pero que tras haberlo jugado te deja bien claro que la espera mereció la pena.

Como bien sabéis, hablamos de The Last Guardian.

Niño acaricia el rostro de Trico en The Last Guardian entre ruinas cubiertas de vegetación.

Con The Last Guardian el diseñador Fumito Ueda y su equipo genDESIGN (antiguo Team Ico) han conseguido el cierre perfecto a la trilogía tras Ico y Shadow of the Colossus. Cogiendo lo mejor de cada uno de ellos y consiguiendo un resultado asombroso.

The Last Guardian no destaca por su apartado gráfico, ni por su acción ni por su jugabilidad. Destaca por ser algo único. Destaca por todo aquello que consigue transmitir. The Last Guardian consigue introducirnos dentro de un cuento, una historia preciosa que nada tiene que envidiar al mejor de los relatos. Sin alardes, sin relleno, dejando que la relación entre el juego y el jugador vaya creciendo poco a poco. De la misma manera que sucede durante la aventura con sus protagonistas.

¿Qué mejor manera de comenzar una historia que no conocer absolutamente nada de la misma? A lo largo de los años de espera de este lanzamiento habíamos visto trailers, conocíamos a Trico, sabíamos que la interacción entre el joven protagonista y la bestia sería parte fundamental de la aventura… Pero nada más… ni el dónde, ni el cuándo, ni el lugar. A partir de aquí, tan solo era cuestión de adquirir el juego, introducirlo en la consola y comenzar a jugar.

Desde el minuto uno mis primeras impresiones fueron admirables. La sensación de estar inmerso dentro de una película de animación me dejó maravillado. Su apartado gráfico me pareció sublime, muy acorde al tipo de historia que estaba presenciando. Su aspecto sonoro tanto en la voz del narrador como en su apartado musical acompañaba perfectamente. Y los primeros pasos con el joven protagonista demostraban que su aspecto jugable estaba cuidado al milímetro. A partir de aquí, toda la historia, toda la aventura giró en torno a la relación entre un niño y una bestia.

Trico… así llama a la bestia una y otra vez nuestro joven protagonista. Un animal herido, encadenado, hambriento… La desconfianza entre uno y otro es normal dentro de criaturas muy diferentes y totalmente desconocidas. Pero enseguida son conscientes de necesitarse el uno al otro para poder continuar. Un camino en busca de una salida, un camino en busca de respuestas ante tantas preguntas.

La interacción entre los protagonistas permite que consigan salir del lugar en el que sin saber por qué permanecían encerrados y es a partir de aquí cuando comienza el verdadero viaje. Es a partir de aquí cuando el videojuego deja de ser juego y se convierte en arte.

Una historia que comienza en plena oscuridad, donde la desconfianza es la protagonista y el miedo a lo desconocido está muy presente… da paso a una historia llena de luz y color. Una historia que nos narra un viaje acompañando a dos criaturas muy diferentes y al mismo tiempo muy parecidas entre sí.

Si analizamos los buenos videojuegos por la cantidad de horas que nos consiguen divertir y las sensaciones que conseguimos experimentar, The Last Guardian alcanza un punto más allá. Increíble todo aquello que nos consigue transmitir. Sentimientos como la amistad, la confianza, el compañerismo están muy presentes durante toda la aventura. Las dudas, el miedo, la tristeza. ¿Existe alguna fibra sentimental que no consiga alcanzar?

Tal y como comentaba al inicio de la entrada, «Lo importante del viaje no es la meta sino lo que se vive en el camino». Un viaje lleno de emociones, repleto de retos y trampas para poder continuar, y lo más importante… sobrevivir. Un viaje que os invito a que comencéis junto a esta extraña pareja, porque sinceramente os emocionará.

Trico rescata al niño de caer al vacío en unas torres en The Last Guardian en un escenario repleto de columnas antiguas.

Analizada la historia, sin entrar en muchos detalles para no reventar la experiencia a aquellos que quieran disfrutarla… no podemos obviar la cantidad de críticas que ha recibido la aventura. Críticas, muchas de ellas con razón de ser. La caída de frames en ciertas partes de la aventura (no muchas) es una verdadera pena. Por supuesto, no afecta a la jugabilidad ni a la historia pero resta grandiosidad a un título que bien merece la categoría de obra maestra. Pequeños fallos que pueden herir mayormente la sensibilidad de unos u otros y que dejan un pequeño poso de amargura a aquellos que entendemos este título como una obra excelente.

Por otro lado, las bajas cifras de ventas de una obra tan esperada… ya sea por las críticas recibidas, por el aluvión de grandes títulos o vete a saber los porqués… han llevado a las distribuidoras a rebajar hasta en 35€ un videojuego aparecido hace tan solo un mes. Ya hablamos hace unas semanas que el precio de un producto es aquel que sus desarrolladores estimen oportuno… y bien conocemos la ley de la oferta y la demanda pero ¿no os parece un castigo demasiado duro para aquellos que demostraron fidelidad y que apostaron por el título el día de salida?

Las cosas son como son… y serán como serán pero este tipo de actuaciones desde mi humilde opinión personal no están nada bien y no ayudan en el desarrollo de una industria que ha alcanzado ya la madurez.

Sin más comienzo a despedirme ya. Os invito a disfrutar de esta aventura, una fábula increíble. Una historia digna de ser escuchada, leída… jugada. Una de esas obras únicas que todo amante de este arte debe experimentar. No dudéis en emprender este viaje junto a Trico, ya sabéis que en todo camino hay dos opciones… emprender el viaje solo y llegar rápido o llegar más lejos viajando acompañado. Para todo lo demás… masterc… digo… @orgullogamer

Chuni Jesús @chunitin

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