The Plucky Squire, analizamos una joya del universo indie.

The Pluky Squire se lanzaba el pasado mes de septiembre, estamos ante un juego de acción y aventuras ambientado en un libro de cuentos infantil.

En este análisis sobre The Plucky Squire contaremos todo lo que hace que este videojuego sea una joya del universo indie y uno de los grandes aspirantes a ganar el premio GOTY a indie del año. 

La historia de The Plucky Squire

La narrativa de este juego, aunque no presenta elevada complejidad, si que trae consigo una de esas visiones innovadoras que tanto nos gusta contemplar dentro de un videojuego; se nos presenta a Jot, un escudero valiente (en inglés, plucky squire, de ahí el título) que vive en un reino de fantasía, Mojo, junto con sus amigos y compañeros Violet y Thrash y el hechicero Moonbeard. Juntos, viven aventuras para vencer al malvado mago Humgrump, que amenaza la seguridad de la tierra de Mojo.

La originalidad viene servida por parte del mago Humgrump, el cual, al principio de lo que se plantea como un combate épico, le desvela a nuestro escudero que su historia no es más que un entretenimiento para niños en formato libro de cuentos, finalizando con la expulsión del protagonista al mundo real, pasando por tanto del formato 2D al 3D.

No es el primer juego que vemos que rompe la cuarta pared. Ya vimos, en su momento, que Undertale presentaba también este rasgo distintivo que tan poco habitual es en el mundo de los videojuegos, a través del principal antagonista del juego, Flowey. También fuimos partícipes de como Lara Croft nos juzgaba con su mirada cuando, antes de ducharse, al retirarse el albornoz nos juzga con su mirada para terminar disparando a la pantalla con el objetivo de que el jugador no la pudiera ver en paños menores (Tomb Raider II). 

Apartado gráfico

Un estilo artístico único te hace sobresalir en el mundo de los videojuegos, pues de esta forma el título, aunque pasen 20 años desde su lanzamiento, no envejecerá.

Con juegos como Hollow Knight, Cuphead, Gris e incluso Ori and the Blind Forest tenemos varios ejemplos de gráficos que salen del realismo y, a pesar de eso, son elogiados por la comunidad. Esto no se debe únicamente a que sean videojuegos objetivamente buenos, sino también a que su apartado artístico brilla por encima de otros juegos que fueron lanzados al mercado de manera simultánea.

Este es el caso de The Plucky Squire, donde además tenemos dos estilos artísticos totalmente diferentes combinados en el gameplay que, para sorpresa mía, combinan de forma inmejorable.

En primer lugar, empezamos el juego en el que llamaremos “el modo cuento”, es decir, cuando Jot todavía desconoce que es el protagonista de un cuento infantil. 

Paisaje en The Plucky Squire donde vemos al protagonista en un mundo colorido y lleno de vida.

En este momento, así como en todas las ocasiones en las que nuestro protagonista regresa a su mundo de fantasía, tendremos unos gráficos en 2D, con ilustraciones simples, de gruesas líneas y colores sólidos sin apenas hacer uso del sombreado. El empleo de un arte tan en principio simple es lo que hace que sea perfecto para lo que este título pretende transmitir pues estamos jugando con el protagonista de un cuento que, recordemos, es infantil. 

Posteriormente, a medida que avanza la trama, cuando nos destierran de Mojo, pasaremos al “modo realidad”, donde nuestro protagonista se convierte en una figura en 3D, sin bordes en negro y con profundidad en el escenario, el cual también está diseñado por completo en 3D. 

Captura de The Plucky Square donde vemos al protagonista dentro de una casa de cartón en tres dimensiones.

Este segundo espacio en el que jugaremos se plantea como un escritorio de algún profesional del mundo del arte, probablemente del creador del cuento The Plucky Squire, pues vemos multitud de paletas de acuarelas, botes de pintura, lápices y demás utensilios de bellas artes. Todos estos elementos presentan el mismo apartado gráfico que Jot al salir al “modo realidad”, que sin llegar a ser un 3D muy detallado contrasta notablemente con el “modo cuento”. 

Lo más reseñable de esta combinación de estilos no es que ambos coexistan en un solo videojuego, sino que interaccionan.

Es decir, la mecánica de salir y entrar del cuento para poder ir completando las tareas hacen que en ocasiones tengamos la necesidad de conseguir una llave del mundo real para poder usarla dentro del cuento o viceversa. Resulta muy curioso ver como Jot carga sobre sus hombros una llave perfectamente modelada en 3D, con sus brillos y sus sombras, que pasa a ser un dibujo simple en 2D al entrar en el cuento. Y lo mismo ocurre al contrario. 

Y no solo con las llaves.

A lo largo del juego tendremos que conseguir algunos objetos que tienen un estilo artístico que no pertenece ni al del cuento ni al del mundo real, sobre lo cual no diré mucho para evitar spoilers innecesarios. Cuando llega el momento de usarlos tendremos una sensación similar a la que experimentamos en su momento al contemplar la película de La Bruja Novata o más recientemente, la última entrega de Space Jam.

Resulta reseñable la sorpresa que me llevé cuando me di cuenta de que la espada de nuestro escudero Jot es una pluma estilográfica, lo cual no puede ser más acorde para este personaje. Aunque como veremos a continuación, no es el único arma de nuestro protagonista.

No es sólo un juego de aventuras

A raíz de lo comentado anteriormente, en este análisis sobre The Plucky Squire no podemos dejar pasar uno de los aspectos más llamativos de este videojuego.

Al tener diferentes apartados visuales, podremos vivir situaciones variopintas que se escapan de lo que es ir de un punto a otro y matar a una cantidad determinada de enemigos como viene siendo habitual en juegos de aventuras como este.

Sin entrar en muchos detalles, tendremos combates cuerpo a cuerpo, tiro con arco, ¡e incluso un enfrentamiento como si de un juego de cartas coleccionables se tratase! 

Además, The Plucky Squire también tiene coleccionables, los cuales están muy escondidos. Esto te hará explorar hasta el último rincón no solo del mundo de Mojo, sino del escritorio donde reposa el cuento sobre el que sucede la trama de este juego.

Dificultad

En un análisis sobre The Plucky Squire no podía faltar una mención sobre la complejidad del título.

El nivel de dificultad de este juego no es elevado. El título sólo te permite elegir entre dos modos: el modo aventura, que plantea un reto mayor, y el modo historia, una forma más relajante de pasarse la trama.

El gameplay está cargado de puzzles y retos de escasa complejidad que hay que resolver, pero no te llevarán más de un par de minutos, aunque esto puede variar según la cantidad de juegos de este estilo a los que hayas jugado previamente.

Los enemigos son, en su mayoría, débiles, pues mueren a los 2 o 3 espadazos de Jot, existiendo, además varias técnicas nuevas con la espada que se pueden comprar e ir aprendiendo. Además, dentro de los controles, disponemos del clásico esquive mediante una voltereta.

Si eres un jugador completista, probablemente la mayor dificultad resida en completar los coleccionables y conseguir algunos logros (que por el tiempo que llevo de juego diré que algunos son bastante inesperados).

En otras ocasiones, cuando el escudero valiente tenga que buscar algún objeto para resolver un acertijo dentro del libro, tendrá que pasar las páginas del mismo desde el denominado “modo realidad”, y aunque el juego te da una pista sobre en qué página pudiera estar, a veces no resulta tan sencillo de encontrar.

Conclusión de The Plucky Square

The Plucky Squire es una de las grandes joyas indies en lo que a videojuegos del 2024 se refiere. El conjunto de todos sus aspectos lo hace un juego único que aporta a la industria muchísimo en una época en la que abundan triples A carentes de innovación.

¡Me encantaría tener un cuento llamado The Plucky Squire!

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