Análisis de Bioshock: The Collection. El hombre elige. El esclavo obedece.
Eso mismo debieron pensar en Blind Squirrel Games, los encargados de remasterizar estas jodidas obras de arte: «El hombre elige. El esclavo obedece». Y, desgraciadamente, este equipo de desarrolladores son los esclavos que obedecen a una industria del videojuego que, al igual que esta colección, va a peor, y no por pocas cosas.
BioShock: The Collection se ve muy, muy bien y llega con contenido adicional nunca antes visto en el primer juego, con todos los DLC de la segunda entrega y también con todos los de la tercera. Pero eso no es suficiente para arreglar las penurias que me ha hecho pasar mientras lo jugaba.
¿Qué motivos me pueden llevar a comprar esta colección? ¿Por qué debería elegir esto en vez de comprar los originales por separado? Tan solo voy a nombrar una razón. Una: el contenido adicional de BioShock 1, que consiste en 10 vídeos del desarrollo del juego narrados por la mente detrás de ellos, Ken Levine, aparte de incluir 3 misiones extra a modo de pruebas de habilidad y un nuevo escenario: el museo de BioShock, que muestra lo que iba a ser este juego en un principio, cuando tan solo era un mero pensamiento.

¿Qué motivos me pueden llevar a NO comprarlo y optar por la trilogía original por separado? Todo lo demás. Absolutamente todo. Si hay algo que remarcar es que en la trilogía original no vas a encontrar cinco millones de bugs que te arruinen completamente tu viaje por Rapture. Y, si lo que te importan son los gráficos y crees que esta colección se ve en 4K con una diferencia abismal respecto a los originales, tampoco hay de qué preocuparse: BioShock: The Collection se ve mejor que los originales, sí, pero no os perdéis un salto gráfico para arrancaros los ojos ni mucho menos. No hay cambio de texturas, sino un aumento de resolución y un rescalado a HD. Punto.
LAS HISTORIAS QUE CAMBIARON MI VIDA COMO JUGADOR
Jamás en mi existencia he valorado más un multijugador que una campaña hecha y derecha como las de estos tres juegos. Como muchos ya sabréis, estas joyas de la industria son capaces de ponernos los pelos de los huevetes de punta durante la totalidad de las aventuras por una sola razón: la historia y la forma que tienen de contarla.
Los personajes —aliados y enemigos— rebosan carisma. Tienen ideales complejos que te hacen encariñarte con ellos u odiarlos a muerte. Ninguno te dejará indiferente al final: o deseas que sean reales para darles un abrazo, o les estampas la cara contra la pared con la perforadora. No hay más. Pocas veces la voz de un personaje hablándome a través de una radio (como lo hace Andrew Ryan o Augustus Sinclair) me ha inspirado tantas emociones juntas. Es algo complicado de lograr, pero os juro que cada vez que la «radio de onda corta» se encendía en el primer juego y Andrew Ryan hacía acto de presencia con su voz desafiante y repleta de sabias palabras, mi cabeza se levantaba en señal de respeto hacia ese hombre, aun sabiendo que es ficticio. Esto mismo logran casi todos los personajes, cada uno transmitiendo una emoción distinta; cada uno haciéndote reaccionar de manera diferente, pero haciéndote reaccionar al fin y al cabo. No como muchos personajes de otros videojuegos, más planos que una plancha y más simples que una ameba.
No vengo aquí a hablaros de la jugabilidad, puesto que esto es el análisis de un remaster y, si os soy sincero, tan solo he venido a cagarme en medio de la sala de reuniones de Blind Squirrel Games.

Pero como no me gusta hablar mal de estos juegos —porque me duele en el alma hablar mal de algo tan bien hecho (las obras originales)—, primero os cuento un poco las bondades y así me quedo más tranquilo.
Obviando desde ya mismo que, si tuviese que analizar los juegos originales, la nota sería directamente un 10/10 (y no porque Ken Levine me haya soltado un maletín con 500 millones de dólares, desde luego), me gustaría destacar, dentro de ese sobresaliente, la historia, ya que antes he destacado los personajes que la componen.
Tan solo he de decir que la idea de Levine fue arriesgada y mal planteada al principio (si veis ese museo de BioShock con lo que iba a ser esto al principio, os da un patatús), pero terminó siendo, para mí, la historia mejor contada del mundo de los videojuegos. Una historia que mantiene el misterio hasta el final en todas sus entregas (sobre todo en la última, que menuda maldita rayada), que consigue hacerte reflexionar y pensar sobre política, religión, ética y principios morales. Una historia que consigue enseñar al jugador lo que es la vida misma; lo que hay ahí fuera, en el mundo real, pese a ser esto un mundo ficticio. Una narrativa que consigue hacerte aprender más con dos horas de juego que con dos horas de instituto o universidad (y con esto ni se os ocurra culparme si luego faltáis a clase, ¿eh? Yo no he dicho nada).

A mí me gustan las salvajadas en los videojuegos: explosiones, epicidad, tiros y fumadas de esas; pero si encima de todo eso el juego me enseña algo útil, ya te cagas. Y pocos juegos —muy pocos— me han enseñado algo en lo que de verdad alguien pueda creer. BioShock no ha sido uno de ellos, sino el que más. Tan hondo calaron en mí sus ideologías y su forma de hacernos entender este mundo que (esto es personal y termino) hace una semana me tatué en la espalda la primera frase que leemos nada más empezar BioShock 1, justo antes de adentrarnos en Rapture: «NO GODS OR KINGS. ONLY MAN».
Con esto quiero convenceros. Convenceros de que os hagáis con ellos, porque a los que os gusta pegar tiros y hacer el cabra os van a divertir —acción hay por un tubo—; y a los que os gusta ir más calmados y buscáis algo innovador y provechoso en un juego, también, ya que esa es la especialidad de esta saga, digan lo que digan. Ya os adelanto que no tenéis de qué preocuparos. Todos los aspectos han sido cuidados al más mínimo detalle: su calidad gráfica; su aspecto sonoro y su soberbia banda sonora, sobre todo; la jugabilidad, adaptada para ser cómoda y para todos los gustos (sobre todo en la segunda y tercera entrega); la duración —más de 10 horas por título—; y una ambientación bella y macabra al mismo tiempo. Si os desagrada lo que vais a encontrar en los juegos de BioShock, sinceramente, no sé qué os puede gustar; quien descubre Rapture, lo más seguro es que se quede en Rapture…
En el Rapture original… porque ha llegado el momento de mear bien fuerte encima del Rapture remasterizado.
UNA TRILOGÍA MUTILADA POR SU PROPIA REMASTERIZACIÓN
«Que no os la cuelen por la escuadra. El salto gráfico es un motivo absurdo para adquirir esta colección. Por 3 píxeles más no os merece la pena en absoluto».
En Orgullogamers ya sabéis que tonterías, las justas y necesarias. He visto por ahí que otras páginas admiraban el trabajo de Blind Squirrel Games con esta remasterización (y abro la boca ya) de mierda.
Páginas que clamaban a los cuatro vientos: «¡Oh, es que se ve mejor!», «¡Oh, es que incluye cosas extra!», «¡Oh, es que son tres juegos a precio reducido con todo el contenido!».
Pues cojo yo ahora, que ya he probado —para mi desgracia— estos remasters, y os digo que he intentado comprender a todo aquel que soltaba bendiciones sobre los tres juegos. No he podido. He buscado razones para creerles, para comprender por qué lo hacían, pero no las he encontrado.
A mí me da igual que haya cinco píxeles más en la pantalla o que el primer juego se amplíe dos horas más gracias al contenido extra. Y también me da igual que cueste 40 euros, porque por separado los podéis encontrar por 30 donde os dé la gana; eso del precio es una excusa barata. Lo que no perdono es que mi viaje por Rapture, que antaño fue maravilloso y repleto de buenos momentos, se haya visto destrozado en esta remasterización por lo que perfectamente podría haber sido el centro del universo de los bugs (sin contar Assassin’s Creed, vale…).
Bugs de sonido ambiental, de banda sonora, gráficos, técnicos; en el mando desde el que juego incluso; en el menú y en los tiempos de carga… por no nombrar los «yo qué sé cuántos» que me dejo. Es imposible acordarse de todos. Tu viaje por Rapture se va a convertir en una maldita pesadilla de errores y, si lo que te gusta es saborear el juego, como a mí, te vas a cagar en lo indescriptible.
Os hago una lista rápida de lo que me he encontrado en este despropósito de remasterización, al menos en PC. En consolas no lo sé.

- Vibración del mando bugueada. Cuando el control emite una vibración, esta se prolonga durante 5 o 10 segundos. Ejemplo: te pegan un tiro. Lo normal sería que vibrase durante el impacto. Pues no: el mando sigue vibrando después de él e incluso una vez terminada la batalla. Es como jugar con el vibrador de tu mujer entre las manos, joder. Pasa al saltar, al disparar, cuando hay una explosión… yo qué sé. Es jodidamente horrible cómo estropea los momentos.
- Bugs de sonido ambiental y en voces que antes no estaban: se cortan algunas frases, se repiten sílabas en conversaciones o el ambiental se corta de repente. Y a saber cuántos más. No sé.
- La banda sonora se buguea y sigue sonando después de la batalla, en momentos que deberían ser de silencio absoluto, con lo que se carga la ambientación de una forma inimaginable. Y no hay forma de desbuguearlo hasta que no superas el episodio. Me he tenido que tragar 45 minutos de música incesante, escuchando las conversaciones como buenamente podía y viviendo momentos que deberían ser tensos o tristes con una cancioncita de batalla. Manda huevos.
- El juego se congela. Y no hay guardado automático. ¿Os lo explico mejor o ya habéis entendido que, en cualquier momento, se os van 50 minutos de progreso a la mierda por culpa de un bug? Pensadlo: imaginad que os pasa cinco veces o más y me contáis cómo os sentís.
- La rueda de armas a veces no responde al botón correspondiente. Tienes que pulsar dos o tres veces y, en mitad de una batalla, resulta frustrante.
- El tiempo de carga para abrir el mapa, recoger ciertos objetos o incluso guardar en BioShock 1 se demora de 2 a 3 segundos. En el juego original era instantáneo. Hay que tenerlos gordos.
- El menú a menudo se hace incontrolable: cierto bug hace que una pulsación de tecla se reconozca como dos y te saltas el apartado que querías seleccionar.
Mirad, si me dejo algo (que me lo dejaré), a lo mejor actualizo este artículo para denigrar aún más a esta remasterización y a los tíos que han reventado y mutilado estos juegos tan buenos.
Nota no voy a poner, porque me cargo el buen nombre de la saga, pero un par de apartados sí que me quedan aún:
LO BUENO
- Absolutamente todo… si lo miramos desde el punto de vista de los juegos originales. Si no se tratase de un remaster parido del revés, sería la trilogía y recopilación de juegos perfecta.
- Los extras de BioShock 1. Pero vamos: los podéis ver en YouTube, comprar los originales y os ahorráis lo que viene ahora.
LO MALO
- Probablemente sean los juegos con más cantidad de bugs por centímetro cuadrado que veréis jamás, por lo que, si decidís viajar a Rapture, hacedlo desde las entregas originales, que están a precio de risa fuerte en Instant Gaming. Y si sois de consolas, pues esperad a rebajas o pillad de segunda mano, pero ni se os ocurra arriesgaros con este remaster. Son muchas las cosas que os pueden salir mal.

«2K, la próxima vez que veas un remaster de mierda, impide su distribución, ¿QUIERES?».
Sin enrollarme un segundo más, me despido de vosotros, lectores orgullosos, esperando haberos convencido de que, de verdad, no compréis esto: no os merece la pena. Rapture y Columbia son igualmente disfrutables sin necesidad de refritos que abusen de vuestra confianza. A mí me salieron gratis porque ya tenía los originales antes de la salida de la colección, pero si me los llego a comprar y me encuentro con esto, me habría cabreado muchísimo. Seguro que sabéis eso de «como el original, nada». Pues aplicaos el cuento con esto. Buenas noches, Señor Pompas.
John — Orgullogamers — Don’t buy BioShock: The Collection… WOULD YOU KINDLY? (Ojalá funcionase en la vida real).

Soy ese pibe que da la turra todas las semanas en el canal de Twitch de Orgullogamers.
A veces escribo cosas en este santo blog.
Buen análisis, personalmente tengo la trilogía en la gen anterior, y como todo remaster que sale, no lo compro si ya poseo el original, a venderle la moto a otro.