Deseos e ilusiones para Call Of Duty World War II

Un soldado estadounidense disparando una Thompson en la portada de Call of Duty World War II.

¿Qué espero de Call of Duty World War II? Te cuento 5 de mis deseos para que Activision no la cague.

Ya está: se ha dado el pistoletazo de salida para el próximo Call of Duty anual y, aunque la mayoría somos recelosos y miramos con desdén a la pútrida Activision, no se puede negar que su nuevo título despierta un interés especial que hacía mucho que no sentíamos. Todo por el olor a sangre y pólvora que desprende la Segunda Guerra Mundial.

La primera imagen promocional se inspira en Hermanos de Sangre. Esperemos que no solo en lo estético.

Hace ya 14 años del primer COD, un juego que se anunció tímidamente pero que sacó pecho al competir contra la inamovible Medal of Honor de Electronic Arts. De hecho, no es exagerado afirmar que la superó y le robó el puesto, asentándose como el rey de los shooters basados en este famoso conflicto histórico. Todo gracias a detalles como la fidelidad de sus armas (tanto en diseños como en sensaciones), la gran recreación de escenarios, el reflejo de momentos y luchas con un espectáculo digno de una película de Spielberg, y una dificultad endiablada que nos hacía sentir carne de cañón ante los vigorosos nazis.

Cualquiera diría que, leyendo esto, hablo de cualquier juego menos de un COD, viendo cómo se ha tornado la saga en la actualidad. Qué queréis que os diga: era un auténtico gozo ver la perspectiva de la Segunda Guerra Mundial desde tres ejércitos diferentes (SAS británico, 506 paracaidista americano y Ejército Rojo de la orden Nº 227), en tres campañas bastante diferenciadas: unas apostaban por el combate masivo, otras por la infiltración o la supervivencia a toda costa.

Estas sensaciones se transmitieron en las entregas siguientes, pero COD 2 se volvió un título de culto y, para muchos, el mejor exponente de la temática. Sin embargo, la llegada de una nueva generación y la apuesta por el online cambiaron todo: la Segunda Guerra Mundial ya no vendía tanto ni generaba expectación como en la era de los 128 bits. Activision decidió entonces dar un golpe sobre la mesa y saltar a la guerra moderna, con nuevas dinámicas jugables y un motor gráfico capaz de crear experiencias hiperrealistas que rivalizasen con el cine.

La portada de Modern Warfare ya transmitía ese cambio: tonos amarronados y oscuros, subtítulo en neón, helicópteros al fondo. COD 4 fue el sueño mojado de muchos jugadores, pero también la primera semilla del “cáncer” que acabaría afectando a la saga: regeneración de salud, IA “diana” (soldados esponja de balas), campañas cortas, abuso de scripts cinemáticos y prioridad absoluta al multijugador online. Desde 2007, la saga lanza un título anual sin apenas cambios sustanciales.

Necesitamos creer que WWII será un punto de inflexión. La vuelta a este conflicto debería traer una revolución que limpie la mala praxis jugable actual. EA lo intentó el año pasado con Battlefield 1, pero, en mi opinión, se manejó con las bases conservadoras de Battlefield 3.

¿Qué queremos para el nuevo Call of Duty?

1. Renovación de la jugabilidad y sensaciones de las armas
Basta de armas que disparan recto como si la gravedad no existiese. Queremos volver a sentir una Thompson como una Thompson, con retroceso real, o la frustración de recargar un M1 Garand sacrificando balas. Queremos pilotar un M4 Sherman con sus limitaciones, recorrer un campo de batalla que no sea un pasillo de “correr y disparar” estilo Rambo.

2. Apuesta fuerte por la campaña
La Segunda Guerra Mundial ofrece grandes momentos y batallas que merecen una recreación inmersiva. Queremos intensidad, tensión y variedad, como la batalla de la playa Omaha en COD 2 o la misión del cabo Ivanovich avanzando sin arma bajo fuego enemigo.

3. Respeto por la memoria histórica
La fidelidad histórica es clave. Sledgehammer debe documentarse para recrear un mundo creíble de los años 30 y 40, con escenarios que cuenten historias y no solo sirvan de coberturas.

4. Evolución radical del multijugador
El modelo de “a ver cuántos mato sin morir” está agotado. Necesitamos modos nuevos, experiencias distintas y coherentes con la ambientación, sin rachas de bajas, niveles o habilidades que rompan la inmersión.

5. Un juego inteligente
COD hoy se siente como una chuchería caduca, un producto sin alma. WWII debe divertir, pero también aspirar a ser arte, como lo hicieron This War of Mine o Spec Ops: The Line.

Así que, amigos míos, juntémonos y recemos para que Activision escuche nuestras plegarias. Ojalá World War II sea todo lo que esperamos y no la enésima “skin” anual de unos engranajes más oxidados que la bujía de un Jeep Bantam del 40.

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