Cuando el argumento de respetar la visión del autor solo se esgrime según idealizaciones y culto a ciertos nombres de la industria.
En este texto voy a unir dos polémicas separadas en el tiempo y que creo que están relacionadas. Uniré el cómo diferentes cuestiones de diseño se respetan o elogian (mientras otras se consideran un desastre) con el vago argumento de respetar la visión del autor. Es decir, voy a enfadar mucho a los fans de Elden Ring y no pienso sentirme culpable al respecto.
Este último mes se convirtió en un meme cierta escena del Final Fantasy VII Rebirth. En ella, el equipo de protagonistas, por algún motivo, tienen la capacidad de trepar por escenarios y lo hacen en paredes marcadas. Estas marcas son de un color llamativo, el amarillo. Esta ayuda visual, un tanto torpe, permite identificar inequívocamente por donde avanzar en un pasillero escenario.
Como puedo resultar puñetera, pienso comparar esta polémica con otra anterior. Cuando salió Elden Ring, la gente defendió a capa y espada decisiones que hacían el juego poco accesible para un amplio público. Una de esas decisiones es no poder pausar el juego en ningún punto, salvo hogueras, haciendo el juego poco friendly para quienes tienen personas a su cargo (mamás y papás con hijos, por ejemplo).
Es curioso que un impedimento es respetado y una ayuda es considerado un despropósito. Mientras en Elder Ring se defiende a capa y espada decisiones como no tener forma de pausar, la gente encoleriza con la existencia de indicaciones para saber por donde avanzar por paredes en el nuevo Final Fantasy. Lo primero, se argumentaba con el respetar la visión del autor; lo segundo, como el mayor mal de la industria. Detrás de ambos proyectos hay nombres reconocidos: Hidetaka Miyazaki (diseñador y director de Elden Ring), así como Tetsuya Nomura y Naoki Hamaguchi, diseñador y director, respectivamente, de Final Fantasy VII Rebirth.
Entiendo que se opine de cada tema de la industria (¡faltaría más!), pero hubiese gustado un debate más maduro. Las decisiones que hacen que Elden Ring no sea para todos, se justificaba de forma vaga con respetar el trabajo del artista. Argumento que ahora no se debe tener en cuenta, porque no nos gusta el color amarillo en elementos del escenario. ¿Quizás porque ese uso del amarillo se emplea en muchos otros juegos? También hay juegos sin botón de pausa. O que solo permiten guardar en puntos concretos. O que te matan muy mucho.
Veo que tristemente la polémica sobre las paredes amarillas en el Final Fantasy se aborda incluso poniendo el foco en jugadores. Que si los de ahora vienen de Roblox y vamos a considerarlos medio tontos, que no somos su público objetivo, que el futuro implica esto, que son problemas de los juegos realistas… Pero nadie ha respondido a ella diciendo: «¿Y si Hamaguchi considera buena idea usar el amarillo para dar indicaciones?» De ser así, ¿no deberíamos respetarlo?
Toda la vida hubo ayudas visuales y no visuales para saber por dónde ir, desde indicadores y marcas en el mapa, como flechas sobre la pantalla… Así como personajes como Navi, en el The Legend of Zelda: Ocarina of Time, recordándote el siguiente objetivo de la historia. Si las indicaciones amarillas en el mapa son poco coherentes y te sacan del juego, que alguien me explique el cambio de música cuando un enemigo va a por ti en la saga Elder Scrolls.
Al final, lo que puedo concluir de todo esto es que hay una cantidad pasmosa de gamers sin personalidad que están simplemente deseosos de imponer su visión. Estos gamers, que tienen un bagaje por el cual toleran mecánicas añejas, necesitan ser el centro de atención en una industria cambiante. Y alinean sus discursos al que gana predominancia en cada polémica. A estos gamers no les importa la visión del autor, sino la suya propia. Y sus deseos muchas veces les llevan a «apropiarse» de las decisiones que se han tomado en una obra como si las hubiesen tomado ellos.
Un brindis por las paredes amarillas. Y por Navi.
Ingeniera de minas que no trabaja de lo suyo (da igual cuando leas esto). Está fascinada por la Xbox Series S y el Game Pass.
Marcos Casal