Purple Tree nos trae la experiencia de ser Baki Hanma enfrentándose a los personajes icónicos de la serie. ¿Qué tal le ha salido el derechazo?
Que el juego de Baki Hanma: Blood Arena haya caído en mis manos creo que es una buena noticia para el fandom. No es casualidad que la obra de Itagaki (no confundir con el padre de Ninja Gaiden, que en paz descanse) sea de mis favoritas, pues es de los pocos mangakas que siguen empujando a la vieja escuela (la de cuanto más músculos, más calidad tiene la obra) en una época donde parece que para los japoneses solo existen los cuerpos espaguetis y los flequillos de Bullet for my Valentine.
Aunque el juego se estrenó el pasado septiembre, lo hace ahora para nuevas plataformas como PlayStation 5 y Nintendo Switch, siendo una oportunidad de oro para cubrir el hueco de la estantería de los fans del luchador polivalente. Pero… ¿vale la pena? A esto hemos venido hoy, así que seguid leyendo y lo descubriremos.
Antes de nada, ¿qué es Baki?
Para los no versados en la obra de Itagaki, Baki es un manga de artes marciales donde seguimos la evolución del protagonista —el mismo Baki Hanma— desde que tiene 12 años hasta que se hace adulto, motivado por la sombra de su padre para convertirse en el ser vivo más fuerte del planeta.
Como es de esperar, estamos ante un shonen que brilla por la imaginería de su autor a la hora de presentar y desarrollar los combates, y por su capacidad de convertir situaciones imposibles en algo creíble gracias a sus explicaciones enrevesadas. También lo hace por su dibujo tan único y carismático, cimentado en trazos fuertes y en el gusto por el detalle a la hora de presentar los músculos del cuerpo, dándonos cuerpos físicamente imposibles pero que funcionan en la viñeta, de nuevo, gracias a la suspensión de la credulidad tan trabajada por el autor.
El manga empezó en el año 1991 y sigue vigente al día de hoy con Baki Rahen, aunque si se ha hecho tan famoso ha sido gracias al anime de Netflix. El citado goza de 2 series, de 3 y 2 temporadas respectivamente, que cubren todo el manga original. En 2025 pudimos disfrutar de la película crossover con Ashura Kengan y en 2026 nos llegará la primera parte de Baki Dou.
Su éxito, superando los 14 millones de visionados en Netflix en 2023, ha animado a los chicos de Purple Tree a probar suerte en el terreno de los videojuegos con Blood Arena.

Blood Arena recupera el estilo de Super Punch-Out!! y el 1 vs 1 predictivo
No obstante, Blood Arena no es la primera iteración del manga de Itagaki en el ocio virtual. En la generación de PlayStation 2 pudimos disfrutar del primer juego oficial de la obra, en una suerte de juego de lucha 3D. En Europa se conoció como Fighting Fury (de aquella no se había publicado el manga en nuestras tierras) y resultó ser un producto muy mediocre y con un control terrible. Aunque salieron más juegos para navegador y móviles, Blood Arena podríamos decir que es el primer «juego oficial» con todas las de la ley que podemos disfrutar en España.
Tal es así que en Purple Tree han apostado por un género bastante inusual: un juego de lucha al estilo Super Punch-Out!!, la obra magna de SNES donde, bajo una cámara en tercera persona, debíamos propinar y esquivar golpes en una suerte de simulador de boxeo. Blood Arena se basa en la misma filosofía. Aquí controlamos a Baki y deberemos derrotar a 12 luchadores sacados de los mejores arcos del manga como el torneo Raitai o la prisión.
En cada combate tendremos a Baki en tercera persona de frente a nuestro oponente de grandes dimensiones. El quid reside en predecir los movimientos del rival para atizarle rápidamente o con golpes cargados, pero aunque la mecánica es simple, el resultado es más complicado de lo que parece, pues no tendremos ayudas visuales de ninguna clase. No nos queda otra que aprende el patrón del contrario en base a la vieja y confiable: el ensayo y error —con mucho error—, siendo un proceso bastante desquiciante, como veremos a continuación.

La escuela del ensayo y error, una que debería abolirse de una vez
Baki puede esquivar a la izquierda, derecha y abajo, además de bloquear golpes superiores. A su vez, puede golpear por el lado izquierdo, derecho, bajo y aéreo. Esto nos abre un abanico de 4 posibilidades en cada momento del combate, donde solo una es la correcta. ¿En qué se traduce esto? Pues en que hasta que nos aprendamos las manías del rival, fallaremos muchos golpes y recibiremos más todavía, donde además, por cada uno de nuestros golpes, el rival nos hará el doble o el triple de daño.
El juego se convierte en una especie de «Simon dice…» reducido a deducir qué hará el contrario, pudiendo esquivar y contraatacar en consonancia. Claro está, hasta llegar a ese nivel vamos a caer derrotados una y otra vez, hasta frustrarnos. Ni tan siquiera las mecánicas de golpes finales y recuperación —la cual nos permite restaurar nuestra salud presionando X cuando el rival está noqueado— son suficientes para aliviar esa sensación.
Creo que siendo el pilar fundamental de su jugabilidad, que Baki Hanma: Blood Arena falle en esto es crucial. Y me da rabia, porque el estudio sabe hacer las cosas bien, como así ocurrió con Thunder Ray, siendo un juego mucho mejor sin renunciar a ser extremadamente desafiante. Algún tipo de ayuda visual para anteponerte a los ataques de los rivales habría estado bien, pues tal y como está ahora mismo, solo es disfrutable para los más masoquistas o para el fan veterano de Super Punch-Out!!

Baki The Grappler: Blood Arena – La buena letra con sangre entra
Por fortuna, el juego es cortito una vez que nos aprendemos los patrones de los enemigos. Como mucho, en menos de 5 horas deberíamos tenerlo finiquitado, teniendo el modo de Supervivencia ahí por si el masoquismo no nos llega con el modo principal.
Como positivo, tengo que resaltar que es bastante fiel a la serie de Netflix, tanto en diseños, la poses de combate, ataques especiales, lo sangriento y hasta en las «bizarradas» típicas del autor, visualizándolas, por ejemplo, cuando ejecutamos con éxito un ataque final y vemos cómo le rompemos un hueso al contrario. También goza de una optimización estupenda, al menos en la versión donde he podido jugarlo (PlayStation 5). No es muy quisquilloso en PC tampoco.
Pero como fan de la obra —y teniendo en cuenta que este subgénero de lucha me suele encandilar— creo que cómo está pensado no funciona para ser un juego divertido, debido a su alto nivel de exigencia. Una pena porque pudiese haber sido un juego menor interesante y genial para el fan promedio de Baki.
La obra de Itagaki sigue sin un videojuego digno, todavía.
Más sobre Baki Hanma: Blood Arena
Este análisis ha sido posible gracias a una código ofrecido por Meridiem Games.
Director de Orgullogamers y el terror del SEO. Me flipan los JRPG, los Hack & Slash y los juegos con historias inusuales de esas que te dejan roto por dentro. Me encargo de que Orgullogamers no se hunda poniendo parches de cinta adhesiva.

- Visualmente fiel a la obra original.
- Optimización impecable.
- Duración ajustada.
- Combates mal planteados.
- Curva de aprendizaje horrible.
- Escueto en modos y opciones.


