Análisis de Age of Darkness. ¿Cómo defenderse de hordas de pesadillas interminables?

Age of Darkness Final Stand

¿Echáis de menos las sensaciones al teclado con WarCraft III? Sea o intencionado o no, Age of Darkness las recupera para nuestra fortuna, aunque no como esperas.

Innovar en el género de la estrategia en tiempo real, o más comúnmente conocidos como RTS, no es tan fácil como decirlo y quedarse tan pancho. Lo que es sencillo es fijarse en los baluartes del género, como Age of Empires, y a partir de ahí sacar otro título de gestión de ejércitos y bases sencillos. De esos hay a patadas. Pero no es de un ejemplo de esos de lo que hoy vengo a hablaros, si no más bien todo lo contrario. Age of Darkness: Final Stand, aunque de primeras suene al primo edgy del mencionado de Microsoft Studios, ha decidido fijarse en una de las joyas de Blizzard para dar forma a su masa: WarCraft III, pero en vez de intentar «hacerse un Ditto» con su fórmula y estética, la absorbe para sorprendernos de una forma, que por lo menos para un servidor, ha sido bastante inesperada.

Haz caso de lo que el dice el cura, pero no hagas lo que él hace

Age of Darkness: Final Stand (a partir de ahora me quedaré con la primera parte del nombre, para economizar palabras) nos traslada a un setting de fantasía oscura, muy oscura, donde una orden con un fervor religioso que se sale fuera del tiesto, gobierna con mano de hierro teniendo a la población sumida en el miedo, la pobreza y la desesperación. Aunque suene a las prácticas típicas de un estado tirano (que lo es), esto no es así porque son muy malos y punto: lo es por necesidad. El mundo de Age of Darkness está asfixiado por un mal que viene del inframundo en forma de pesadillas. Unos entes retorcidos que buscan carne humana y destruir todos los atisbos de civilización conocidos.

Aunque la doctrina de la orden se chapa a la fórmula de practicar sacrificios y buscar culpables entre presuntos pecadores que mitiguen los efectos de la citada plaga, entramos en los vicios propios de las sociedades más inocentes o inmaduras de universos como Warhammer, donde la solución conocida es más bien el alimento que da energía a nuestros enemigos. Con esta premisa, más que masticada en cientos de obras y que aquí, pues no es que sorprenda ni se desarrolle de una manera que nos deje pegados al sillón por su narrativa, el setting consigue sacar músculo, a pesar de todo.

Conforme ahondamos en su campaña y sus actos, controlando a diferentes héroes de diferentes facciones, vamos notamos esa sensación de urgencia y ansiedad de que nos cae el mundo encima, con un enemigo que parece implacable y cuyos números no hacen más que aumentar y tirarnos por la borda partidas de más de 30 minutos de duración (ahondaré más en próximos apartados). Fuera de esa lograda impresión de urgencia y desasosiego, la campaña no consigue ir más allá por culpa de ser conformista, tanto en la forma en la que se dispensan los objetivos como en el desarrollo de cada misión en sí. Una pena, pues Age of Darkness solo ofrece 3 modalidades de juego, siendo la campaña una de las más importantes para el conjunto.

Captura de Age of Darkness donde se ve la base construida del jugador.

Saca punta a tus estrategias mientras tienes las gónadas ahorcándote la garganta

En cuanto a las sensaciones a los mandos, Age of Darkness nos presenta una experiencia mucho más directa que otros homólogos al género de los RTS. Bebiendo, como ya he dicho, de WarCraft III, algo que notaremos en infinidad de detalles como sus cámaras, construcción de HUD o en la totalidad de su estética, las partidas constan de dos partes: una centrada en controlar a nuestros héroes y pelotones, acabando con todo enemigo que nos sale en el mapa, recuperando tesoros perdidos y destruyendo estructuras enemigas, y otra que se vuelva en la gestión de nuestra base, construyendo estructuras, mejorándolas y teniendo más presente la defensa de las mismas que en la de relucir como civilización.

Y es en esto último donde Age of Darkness busca diferenciarse de sus hermanos. Como si de They Are Billions se tratase, las partidas van a ir cogiendo ritmo, potencia y dureza. Las mismas se distribuyen en ciclos de día y noche, donde tendremos que ser muy concienzudos con cómo aprovechamos el tiempo. Los días intentaremos limpiar los mapas para ganar experiencia y veteranía con nuestras tropas, a la par que expandimos nuestra base y sus recursos (dinero, madera, piedra, hierro, comida y población), mientras que por la noche nos centraremos en defenderla, pues el enemigo coge impulso y nos atacará en oleadas. Conforme van avanzando los días y las noches, las pesadillas serán cada vez más numerosas y agresivas, por lo que ir potenciando y evolucionando nuestras defensas se vuelve la mecánica primordial.

No es coña, pasamos de ataques de 2 a 4 enemigos sencillitos de repeler a terminar con ejércitos de decenas de miles de monstruosidades salidas del averno, que arrasarán nuestra base hasta no dejar ni los átomos como no ofrezcamos la intensidad de resistencia adecuada. La dificultad, por ende, no es moco de pavo, aprendiendo a base de fallar y fallar, tirando a la basura partidas muy largas, por lo que los picos de frustración son muy altos, demandando un nivel de paciencia que no cualquiera puede desarrollar.

Captura de Age of Darkness donde una oleada de pesadillas ataca las murallas del jugador.

Resiste las huestes del abismo solo o acompañado

Como dije con anterioridad, Age of Darkness separa su experiencia en tres partes: la primera es la campaña, la cual me peca de faltarse chicha y estar poco inspirada, el modo supervivencia, que expliqué sus grandes rasgos en el apartado pretérito, y nos falta el último: el modo multijugador.

A diferencia de otros RTS, el multijugador de Age of Darkness no versa en competir para ver quién tiene la estrategia más depurada, sino en la cooperación para sobrevivir a los ciclos de día y noche que presenta el videojuego. Dos jugadores tendrán que erigir sus campamentos en zonas separadas del mapa (los cuales son procedimentales y nunca se repiten), empleando las tácticas y mecánicas del Modo Supervivencia, con la salvedad de que las hordas serán mucho más potentes y la dificultad pegará un subidón, obligando a que ambos jugadores se protejan las espaldas e intenten evolucionar a la par. En el futuro, la desarrolladora ha insinuado en que meterá la posibilidad de jugar hasta 4 jugadores.

A nivel técnico, el título me ha funcionado francamente bien en las partidas online, aunque ha sido el nivel de reto lo que acabó por dinamitarlas. En cuanto a los otros modos, curiosamente no he notado problemas de rendimiento en el Modo Supervivencia, pero si algunas rascadas, bastante potentes, en ciertas partes de la Campaña. Pese al despliegue visual, que me parece bastante potente, estamos ante un título de corte indie, por lo que tampoco quiero meterle mucha caña con esto, pero sí que considero que le faltan un par de vueltas en la sartén para que quede redondo en lo puramente técnico.

Captura de Age of Darkness donde se aprecia el selector de misiones de la campaña.

¿Deberías lanzarte a por las pesadillas de Age of Darkness: Final Stand?

Aunque en las reseñas en Steam no lo ponen como si fuese la décima avenida de Cristo en la Tierra, no creo que le hagan justicia. Age of Darkness me parece un título muy competente, pero no lo recomendaría a todo tipo de público ni al entusiasta medio de los RTS. Lo que busca es ofrecer una experiencia tensa y asfixiante, que a pesar de ser justo recompensando la resiliencia de los jugadores, solo es apto para aquellos que disfrutan estando en situaciones bajo presión. Ellos encontrarán aquí su santo grial, como así lo hicieron con el citado The Are Billions o Frostpunk. Si vienes buscando un Age of Empires o un WarCraft III de marca blanca, siento decirte que vas a salir muy escaldado de aquí. Pero esto no es malo, es lo que el juego quiere, y lo consigue hacer bien.

A nivel visual, técnico y sonoro me parece un título casi sobresaliente, teniendo en cuenta su factura indie. No puede competir con los grandes del género, pero me parece aún así destacable, y cuánto más lo será después de que un par de actualizaciones terminen por perfilar un par de bugs y anomalías en el rendimiento que tiene por ahí colgados.

Visto todo, considero que Age of Darkness: Final Stand se merece 4 birras sobre 5. Comprendí que no soy el público objetivo de este tipo de experiencias, pero aún así supo demostrarme que es un gran juego y soy capaz de vislumbrar lo bien que se lo va hacer pasar a los masoquistas que tuvieron sueños húmedos con Frostpunk y derivados.

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