Desde ese declive de la edad de oro de las máquinas recreativas, donde jugué a todas las arcades del género de luchas que caían en mis manos, no he vuelto a coquetear con el género. El problema siempre ha sido el no tener con quién compartir ese género en vivo (el juego on-line está bien, pero la adrenalina de compartir sala durante el enfrentamiento es brutal).
Me ha parecido fascinante la tecnología que utilizan estos videojuegos para intentar «paliar» la problemática del juego on-line. Enhorabuena por este artículo ^^
Desde ese declive de la edad de oro de las máquinas recreativas, donde jugué a todas las arcades del género de luchas que caían en mis manos, no he vuelto a coquetear con el género. El problema siempre ha sido el no tener con quién compartir ese género en vivo (el juego on-line está bien, pero la adrenalina de compartir sala durante el enfrentamiento es brutal).
Me ha parecido fascinante la tecnología que utilizan estos videojuegos para intentar «paliar» la problemática del juego on-line. Enhorabuena por este artículo ^^