[Análisis] Overwatch

Reinhardt, Tracer, Mei, Lúcio y Mercy posan juntos en una imagen promocional del equipo de Overwatch.

Análisis de Overwatch: Blizzard redefine el género shooter con un apartado técnico impecable, héroes carismáticos y una jugabilidad adictiva. 🎮

Tracer dispara sus armas mientras salta en la portada oficial del videojuego Overwatch Origins Edition.
  • Nombre: Overwatch
  • Desarrolla: Blizzard Entertaiment.
  • Distribuye: Blizzard Entertaiment.
  • Género: FPS (Multijugador online táctico).
  • Plataformas: PC (Análisis), PS4 y XOne.
  • Precio: 40€ (Standar PC), 50€ (Origins PC), 60€ (Origins/Standar Consola).

Blizzard, esa compañía que todo lo que toca lo convierte en oro, nos tenía con el hype cogido por el cuello desde que, en su famosa BlizzCon de 2014, mostró al público aquel corto animado que parecía hecho por la mismísima Pixar. En él se nos presentaba a unos personajes muy entrañables intercambiándose tiros en un museo.

Han pasado dos años y el juego se ha dejado palpar por los aficionados en dos betas que han servido para hacernos una idea general de lo que nos íbamos a encontrar una vez el título estuviese en nuestras manos de forma oficial.

Con Overwatch, Blizzard entra de lleno en el territorio de los shooters competitivos, cogiendo inspiración en el subgénero ideado ya por Valve hace 10 años con Team Fortress y los cooperative-tactic-FPS. Así pues, tenemos un juego exclusivamente online donde impera la cooperación y el juego en equipo para cumplir los objetivos. Todo ello dentro de unos mapas donde otro equipo de jugadores enemigos competirá por justamente hacer lo contrario: chafarnos los planes.

Aunque a primera vista no parezca otra cosa, Overwatch no es un simple juego online para echarnos unas risas; alberga muchas «cositas» tanto en el fuero interno como externo de su propuesta.

Pantalla de selección de héroes de Overwatch mostrando los retratos de personajes como Genji, McCree y Tracer.

Apartado técnico y artístico

Para empezar, gráficamente es una auténtica bestia parda. La fuerza de los diseños de los personajes y mapas, su altísima definición, lo bien detalladas que están las texturas, lo bien que funciona el motor de físicas generando precipitaciones realistas o movimientos suaves para elementos como el cabello o los cascotes de las explosiones… En este campo todo goza de un nivel supremo. Por si fuera poco, su originalidad y personalidad artística, llena de colorido y diseños 3D-cartoon al más puro estilo Pixar, aúpa más el apartado regalándonos un auténtico despiporre visual. Esto también lo sentimos al ver sus menús y el HUD del jugador: coloridos, suaves a la interacción y súper intuitivos.

Es como ver una película de animación en movimiento; el gameplay es sencillamente atronador para los ojos.

Pero esto no gozaría de mucha atención si no viniese a caballo de una optimización de infarto. El juego es una auténtica roca, presentando una fluidez más que sólida a 60 FPS y una ausencia total de bugs. El sello de Blizzard en este sentido se hace notar, y con fuerza. Por ende, si juntamos su apartado gráfico con tal exquisita optimización, tenemos una satisfacción del 100 % sin ninguna pega que achacar.

En lo sonoro también llega para sacarse el doctorado. La banda sonora, creada por Neal Acree (compositor por excelencia de las obras de Blizzard), sigue la tonalidad de las películas de animación «pixarianas», con composiciones instrumentales fuertes y cargadas de épica, mezcladas con algunos temas orientales y otros más «cibernéticos» para ir en consonancia con la ambientación de los mapas. El doblaje también es de sobresaliente: actores de la talla de Ramón Langa se dan cita en Overwatch para dar vida a sus carismáticos personajes, y lo hacen con una interpretación majestuosa.

Qué decir también de los efectos de sonido: limpios y estéticamente perfectos. Juegan en la misma liga perfeccionista que el resto de los apartados ya descritos.

Vista en primera persona de Tracer disparando a Reinhardt, mientras D.Va y Pharah vuelan en una partida de Overwatch.

Jugabilidad y modos de Juego

Ahora, entrando en lo que realmente nos interesa de este título, la jugabilidad: como no podía ser de otra manera, está hecha a prueba de bombas. Quizás lo que más llama la atención, siendo un juego exclusivamente multijugador, es el gozoso equilibrio con el que cuentan todos los personajes para no desentonar en el espectro complejo de su gameplay. Estamos ante uno de los productos más refinados y pulidos en este campo, donde cada personaje, cada mapa y cada skill está pensada con una precisión milimétrica para que no haya ni una pizca de desequilibrio.

Por ende, Overwatch nos presenta un conglomerado de 4 modos distintos:

  1. Partida rápida.
  2. Batalla vs. IA.
  3. Partida personalizada.
  4. Partida exclusiva.

Estos se conjugan a su vez en submodalidades (captura de puntos, transporte de objetivo, capturar y mantener), donde iremos saltando de mapa en mapa entre los 12 que alberga el título, cumpliendo los objetivos designados mientras nos intercambiamos disparos y habilidades con el equipo rival.

El roster de personajes lo conforman un total de 21 héroes, todos muy bien diferenciados entre sí y con propósitos jugables distintos. Algunos se especializarán más en hacer daño y conseguir rachas de bajas, y otros en proteger sectores del escenario, sin faltar los clásicos roles de soporte al resto de jugadores o el protector (tanque).

Como era de esperar, los roles no solo sobresalen en lo estético o en el metajuego ajeno a la habilidad del jugador, puesto que cada personaje alberga una serie de técnicas que deberemos usar con eficiencia durante las contiendas. Estas siguen un esquema similar en cada personaje y las podríamos resumir así:

  • Una técnica de movimiento.
  • Dos de disparo.
  • Una de apoyo.
  • La habilidad definitiva: se representa con un círculo que se va cargando y que nos desbloqueará su uso una vez alcance el 100 %. Como es obvio, dicha habilidad es la más poderosa del personaje, por lo que su uso se ve muy limitado ya que puede dar la vuelta a muchas situaciones.

¿Y qué puedo decir del funcionamiento de esto en partida? Pues que todo funciona como un reloj suizo, de tal forma que delante de nuestra pantalla tendremos contiendas súper rápidas y fluidas. Nos pondrán en tensión y nos atraparán desde que iniciamos la partida hasta que nos sale el marcador final.

Doomfist, Winston y Pharah combaten en una calle de Nueva York en una intensa escena de acción de Overwatch.

Estrategia y progresión

Pero no solo es rapidez y disparar a lo loco mientras cumples los objetivos; los mapas están tan bien diseñados que las posibilidades estratégicas se disparan. Por ejemplo:

  • Si jugamos con un personaje que puede ser tumbado de dos disparos pero que hace mucho daño de cerca, los mapas nos dejan ir por detrás de las zonas típicas de batalla para colarnos a través de los pasillos y así emboscar a los enemigos por la espalda.
  • Si jugamos con un personaje más tirando a francotirador, tendremos la opción de alcanzar una zona alta para aumentar nuestro rango de visión y reventar las cabezas de los incautos que estén al aire libre.

De todas formas, el quid del videojuego es el juego en equipo. Los roles y el funcionamiento de cada personaje están diseñados para complementarse los unos con los otros y formar auténticas avanzadillas donde, si cada uno cumple bien su papel, no habrá enemigo que pueda hacerles sombra. En este aspecto el juego también funciona de 10. Las posibilidades creativas y estratégicas de un equipo bien compenetrado pueden generar situaciones tan bonitas, jugablemente hablando, que valdrían para enmarcar en una foto.

Pero, ¿de qué sirve batallear si no tenemos alicientes para ello? Tranquilos, el juego tiene un sistema de recompensas bastante adictivo. Consiste en que, cada vez que subamos de nivel, se nos regalará una caja que albergará en su interior hasta 4 recompensas en forma de items personalizables. Estos van desde las clásicas skins, pasando por grafitis para pintar las paredes de los mapas in-game, poses de victoria, frases, iconos de jugador, etc. Esto hace que queramos completar más y más partidas para incrementar nuestra barra de progreso y así subir al siguiente nivel con afán de cruzar los dedos para que la nueva cajita tenga el objeto que ansiamos obtener.

Dichos contenedores también pueden conseguirse mediante micropagos, si preferimos pagar por ellos en vez de aventurarnos a subir nivel. Aunque, como alternativa para los más impacientes que desean X objeto en concreto, el juego cuenta con su propio sistema de moneda que se traduce a pequeñas inversiones que conseguiremos conforme abramos cajas y vendamos aquellos contenidos que nos salgan repetidos.

Quizás lo único negativo que podemos mencionar con cierto aire de gravedad es que la oferta de modos se ve un poco austera, dado que estamos ante un juego AAA de grandes valores de presupuesto y producción (no en vano hablamos de Blizzard). La poca variedad de submodos dentro de las partidas puede crear una ligera sensación de monotonía al cabo de unas cuantas horas jugando. Aun así, en dos semanas saldrá la modalidad competitiva, sin obviar que Blizzard es experta en nutrir a sus productos con una corriente regular de contenidos gordos y sólidos. Es de esperar que Overwatch obtenga el mismo trato y que en unos meses el juego se expanda todavía más y de forma gratuita.

En resumidas cuentas, Blizzard ha vuelto a sacar la artillería para engatusarnos con un nuevo videojuego que goza del clásico acabado artesanal de la compañía. Perfecto en lo audiovisual, maravilloso en lo jugable. Sí, amigos, Blizzard sigue en sus trece y ha entrado en el género de los shooters no solo para quedarse, sino para crear escuela y ser uno de los referentes más importantes dentro de uno de los mercados más saturados.

Primer plano de la heroína D.Va haciendo un gesto adorable con la mano en la cara en una cinemática de Overwatch.

Conclusiones

  1. Brutal en lo técnico, precioso en lo artístico. Todo un nirvana para la vista.
  2. Tanto la banda sonora como el doblaje son sensacionales.
  3. La jugabilidad: a prueba de balas (nunca mejor dicho).
  4. Divertido, frenético, profundo y muy adictivo. La nueva droga de Blizzard.
  5. Muchas cosas que desbloquear; la progresión está bien conseguida.
  6. La originalidad que se respira en algunos personajes, como D.Va o Tracer, conceptos nunca antes vistos en el género.
  1. Se queda algo corto en modos de juego.
  2. Los objetivos de los mapas se vuelven repetitivos a la larga.
  3. Un pequeño empujón en cuanto a innovación no habría estado de más. Los modos, por ejemplo, son un calco de lo visto en Team Fortress 2.

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