Darkest Dungeon: el rol más puro hecho videojuego

Darkest Dungeon es uno de los videojuegos de rol que mejor adaptan el azar de los juegos de mesa. Sin duda, una de esas maravillas indie que no puedes perderte.

Cuando descubrimos un juego que no solo nos apasiona, sino que nos deja durante horas encandilado, es señal del duro trabajo que hay detrás. Pero también es señal de haber dado en la tecla en el momento justo. A pesar de haber cumplido cinco años en enero (este 2022), desde su estreno inicial en PC, el juego del que hoy vamos a hablar continúa en la mente de muchos jugadores.

El juego en cuestión continua en la mente de muchos no solo por estar de vuelta con su segunda entrega ―la cual se encuentra en acceso anticipado―, sino por el recuerdo grabado a fuego de las horas que hemos pasado recorriendo las diferentes mazmorras con nuestros héroes. Y por la cantidad de ellos que han caído por el camino en pos de derrotar a ese temido jefe o, simplemente, superar una mazmorra para conseguir el mayor botín posible. ¿El rol de Darkest Dungeon lo convierte en uno de los mejores juegos indies de la década?

Darkest Dungeon: El rol más puro

“La ruina ha llegado a nuestra familia…”

Tiempo atrás, ya hablamos de esta joya creada por Red Hook Studios, pero quien firma este artículo lo ha descubierto recientemente. Después de muchas horas a mis espaldas, no podía dejar pasar la oportunidad de escribir sobre una de las mejores experiencias jugables que he disfrutado en bastante tiempo.

El «mazmorreo» al que nos vemos sometidos durante decenas de horas tiene su justificación en la herencia de un pariente que, al excavar en las mazmorras y catacumbas bajo su mansión, acabó topándose con una serie de portales hacia dimensiones oscuras. Como consecuencia de ello, aparecen diversas criaturas a las que tendremos que hacer frente para devolver la gloria a nuestro feudo y atraer a más aldeanos al lugar. Todo ello queda explicado en una cinemática inicial que siempre vemos al iniciar el juego y de la que resulta difícil cansarse, debido a dos factores en los que el juego destaca: el genial y único apartado artístico el cual iremos viendo a lo largo de nuestras aventuras y, por otro lado, una narración sublime la cual también escucharemos a lo largo de nuestras sesiones de juego.

Darkest Dungeon: El rol más puro

Ir bien preparado es más importante que nunca

Darkest Dungeon es uno de los mejores videojuegos que traslada a sus partidas el factor azar que tanto caracteriza a los juegos de rol de mesa. En ellos, como en Darkest Dungeon, la suerte puede ir en cualquier dirección; nuestro futuro queda en manos de la fortuna. La premisa del juego es sencilla: enviamos a cuatro de nuestros héroes a explorar una mazmorra, para conseguir recursos ―que necesitaremos para mejorar a nuestros héroes y el poblado― y para derrotar a los diferentes jefes del juego.

Son muchos los elementos que tenemos que tener en cuenta al adentrarnos en una mazmorra, si queremos salir vivos. Antes de adentrarnos, tenemos que preparar todas las provisiones que queremos llevar a la aventura, pero con un máximo de dieciséis ranuras ―lo cual se nos antojará muy pequeño durante el transcurso de la partida―. Sin duda, nos tocará ser muy selectivos. Algunos objetos imprescindibles serán las antorchas o el alimento, porque serán claves en nuestra supervivencia.

El escenario también es un elemento vivo a tener en cuenta. La iluminación de la mazmorra o que los héroes puedan alimentarse, después de un periodo de tiempo en movimiento, será la clave para salir de una pieza. Además, durante el transcurso de la partida, iremos encontrando diversos botines: coleccionables para mejorar el poblado y los edificios, dinero, objetos para mejorar las habilidades de los héroes, consumibles para mejorar nuestras habilidades o curarnos y, por último, lo mencionado antes, antorchas y comida.

Darkest Dungeon: El rol más puro

Un estilo artístico como pocos

Las incursiones a las diferentes mazmorras nos llevarán a partidas que podremos resolver en poco más de diez minutos, o llevarnos a sesiones que se alargan en el tiempo, acercándose a la hora en los casos más extremos. ¿Cuál es nuestro objetivo? Suele haber cuatro tipos: conseguir un botín concreto, explorar un determinado porcentaje de salas, completar todas las batallas de la mazmorra y eliminar a un jefe ―enemigos para los que tenemos que reservar a nuestros mejores guerreros―.

Los escenarios que recorremos se generan de manera procedural, por lo que cada partida es una lotería; pero el patrón siempre es el mismo: recorrer una serie de pasillos y habitaciones en donde nos acechan los peligros. Y nunca sabemos cuando nos va a tocar enfrentarnos a un enemigo o tendremos que evadir la trampa de turno.

Una de las cosas que quería destacar, desde el principio, es el apartado audiovisual, ya que su estilo es reconocible y muy único, debido al estilo de Bourassa, su artista principal. Su estilo es caricaturesco, pero impregna a los héroes y a los lugares que recorremos de una fuerza descomunal, pareciendo más un cómic en movimiento. Para rematar, su apartado sonoro acompaña perfectamente durante las largas sesiones en las que Darkest Dungeon quiere que nos demos con él ―y lo consigue, salvo que el jugador tenga poco tiempo para jugar―.

Darkest Dungeon: El rol más puro

El rol más puro hecho videojuego

Sin duda, el plato fuerte del título es su divertida jugabilidad y su carácter de roleo más puro. Si bien podemos ir preparados, habiendo mejorado las habilidades de nuestros héroes junto con sus armas y vestimenta, cada partida es tan impredecible como la vida misma (debido a lo que me gusta llamar «sistema de dos vidas»). Siempre tendremos que estar muy pendientes de dos elementos importantes: la vida y el estrés de nuestro personaje. La barra de vida no necesita presentación: consiste en los puntos de vitalidad de nuestro héroe al que le acompaña un medidor de estrés muy clave para la supervivencia tanto del personaje como del grupo entero.

Perder toda la vida no es sinónimo de morir: nos quedaremos en un estado «limbo» del que podremos salir sólo si recuperamos vitalidad. Pero si no nos curamos entraremos en el estado «puertas de la muerte», donde quedaremos prácticamente a un ataque de morir. Entonces, ¿qué hace el estrés a nuestro héroe? Apodado «Sistema Affliction», tenemos un medidor de cero a doscientos, al pasar el umbral del cien, el azar del juego hará que nuestro héroe se debata por dos tipos de estados: uno, en el que predomine su determinación y que animará al resto del grupo y aliviará su estrés; o dos, en el que el estrés sea el protagonista (aquí puede pasar de todo). Esto desembocará en que el héroe se niegue a realizar ciertos ataques, o actúe por su cuenta o contra el resto de sus compañeros.

El valor de la vida

Uno de los aspectos que más me encanta ―y frustra― del sistema de estrés es la reacción en cadena. Que un héroe sucumba a sus rasgos negativos hará que suelte comentarios ―incluso ataques― hacia compañeros, lo que puede resultar en una fatal espiral de estrés en el grupo. Si los niveles de estrés llegan hasta tal límite, los aventureros pueden sufrir un ataque al corazón y morir antes de que nos demos cuenta, incluso si su barra de vida está al máximo. Por eso considero que el juego dispone de «un sistema de dos vidas». A veces, el medidor de estrés puede ser incluso más importante que la vitalidad.

Por mucho que queramos conseguir ese preciado botín, o derrotar al boss a por el que nos hemos lanzado, en muchas ocasiones, será mejor retirarse a tiempo con el botín recaudado. Si bien perderemos la recompensa de la misión, al menos mantendremos a nuestros héroes vivos. Darkest Dungeon es cruel, muy cruel. Y, en él, veremos cómo nuestros personajes mueren sin piedad caídos en combate, después de la primera partida o de muchas.

Aun así, iremos reclutando a más héroes, en la diligencia, uno de los edificios del pueblo, a los cuáles podremos ponerles nombre propio, cambiar el color de su vestimenta, elegir sus habilidades en combate ―tienen varias, pero en combate quedan limitadas― o equiparlos con objetos para mejorar sus estadísticas. Con el paso de las partidas, iremos desarrollando un vínculo con varios de nuestros personajes. Sobre todo con aquellos que consigan sobrevivir y que pasen más tiempo con nosotros. Ellos serán con los que nos encariñemos y se lleven nuestros cuidados ―mantenerlos libres de enfermedades y subir sus estadísticas al máximo―, pero, al librar batallas, siempre habrá riesgo de que mueran. Aunque, a veces, habrá que hacer sacrificios.

La importancia de mantener sanos a nuestros héroes

La salud mental se ve reflejada en este juego de una manera muy real, sobre todo después de las incursiones. Ya sea por ataques enemigos o, simplemente, al interactuar con diversos objetos, nuestros héroes podrán adquirir diversos rasgos, tanto positivos como negativos. Los positivos nos darán ventaja a lo largo de las partidas ―si no queremos perderlos, podremos hacer que sean permanentes en el sanatorio― y los negativos… mejor que desaparezcan cuanto antes, ya que pueden suponer una merma importante.

Por supuesto, también nos veremos afectados por enfermedades que afectan, de manera negativa, a nuestras estadísticas. Tendremos que eliminarlas lo antes posible ―salvo que no nos importe la vida del héroe en cuestión―. Por último, tendremos la abadía y la taberna, lugares a los que mandar a los personajes para reducir su nivel de estrés. Esto último es muy importante, ya que empezar una partida con un nivel de estrés muy elevado puede suponer una sentencia de muerte firmada desde el minuto cero. Ya sabéis, siempre es importante invertir en salud mental, tanto aquí como en la vida real.

Los combates: un festival de posibilidades

Llegados a este punto, tenemos que hablar del punto más divertido del juego, pero también del más complejo: los combates. Cada tipo de aventurero presenta unas características concretas, así como los diferentes tipos de ataques que tienen. Cada personaje tiene varios ataques disponibles, pero solo se pueden equipar la mitad para la aventura, por lo que tenemos que seleccionar los más adecuados para la mazmorra. El componente táctico de este apartado es sublime, ya que tenemos que tener en cuenta a la clase del resto de personajes y sus posiciones.

Sí, sus posiciones juegan un papel crucial, ya que varios de los ataques solo se pueden realizar desde una posición, y suelen tener un rango limitado. Por ejemplo, un determinado ataque podemos usarlo sólo si el héroe está en las dos primeras posiciones y puede que solo tenga posibilidad de atacar a los dos primeros enemigos. Algunas acciones provocan que el héroe se mueva varios puestos hacia delante o hacia atrás, un hecho que tenemos que tener en cuenta para no dejarlo en una posición poco útil y, así, perder un turno en cambiarlo de posición.

Podemos rotar a los personajes en cualquier momento, aunque en combate nos costará un turno. Entre los imprevistos que nos encontraremos, los enemigos nos podrán sorprender en cualquier momento, y esto hará que nuestros héroes cambien de posición. Esto puede ser un palo si contamos con una formación muy rígida y poco abierta para variar posiciones. Como consejo, siempre hay que llevar habilidades de curación. Asimismo, nunca vienen mal los ataques que provoquen hemorragia, envenenamiento o que ataquen a varios enemigos al mismo tiempo.

El sacrificio de los héroes

Por desgracia, no sale nada rentable mantener a todos los héroes bien cuidados y libres de estrés o enfermedades, por lo que no todos están destinados a pasar mucho tiempo con nosotros. Lo mejor es tener a varios personajes como sacrificios e intentar conseguir, en las mazmorras, el mayor botín posible, sin importar cuantos de ellos no regresen nunca ―podremos ver la lista de personajes fallecidos en el cementerio del feudo―. Lo importante será eso: hacer botín y subir de nivel a nuestro grupo de héroes principal. Es una pena decir que no importan las vidas, pero es mejor que tengamos bien sanos a nuestros héroes de cabecera, porque los mayores retos nos pondrán en más de una ocasión contra las cuerdas y es muy probable que uno o varios de ellos caigan en las misiones más complicadas del juego.

¿Debéis probar Darkest Dungeon? No sé por qué no lo estáis jugando ya

Aún hay mucho que se puede comentar de semejante joya, pero me gustaría que le dieseis una oportunidad y descubráis por vosotros mismos las bondades de Darkest Dungeon, si no cedéis ante los horrores que se esconden en los alrededores de la mansión. Darkest Dungeon: el rol más puro hecho videojuego.

«Te lo ruego, regresa a casa, reclama tu derecho de nacimiento y salva a tu familia de las sombras y acechantes… de la mazmorra oscura».

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