The Memory Machine es juego sobre la importancia de los recuerdos, la amistad y los rabanitos.
Buscar jueguitos indies chiquitos en Steam es una de mis cosas favoritas. Como os podéis imaginar, la mayoría de las veces sale mal. Muy mal. Pero otras veces me encuentro con joyas como esta que hace que merezca la pena seguir haciéndolo.
The Memory Machine es un walking simulator en pixelart, en el que jugamos como Arthur, un chico un poco desastre que vive en un pequeño pueblo, de 5 habitantes, en medio de la montaña. Este pueblo es un poco especial, porque tiene una máquina en la que los habitantes introducen sus malos recuerdos que usan como fuente de energía. Como era de esperar, pasan cosas, como que se rompa accidentalmente y nos toque hacer de recaderos para repararla.
El juego es muy sencillo: nos tocará ir de un lado a otro completando las misiones que nos van pidiendo nuestros amigos. Pero va todo bastante fluido, como no tiene casi objetos, no llegas a atascarte nunca y es todo bastante intuitivo. Sí, me he encontrado alguna misión escondida mientras deambulaba por el bosque, pero bueno, lo normal en este tipo de juegos.

A nivel de historia no me esperaba que tratase tanta variedad de temas (tengo que confesar que me compré el juego porque el rabanito de la portada es muy mono, soy así) que van desde: las expectativas familiares, la pérdida de seres queridos, lo duro que es la maternidad o el no encajar en la sociedad. Tengo que reconocer que algunos me han tocado la patata y se me ha escapado alguna lagrimilla. Aunque sí me hubiese gustado que profundizase más, al ser un juego de unas dos horas, no da tiempo a más.
Pero no todo es triste. Aunque las historias puedan parecérnoslo al principio, Memory Machine quiere dejarnos claro que aunque a veces nos centramos en recordar lo malo y nos olvidamos un poquito de que las cosas buenas siguen estando ahí. Y también tiene sus partes de humor, que me han hecho soltar alguna que otra carcajada.
Al principio os he dicho que es un walking simulator, pero también tiene combates como si estuviésemos en Pokémon. Aunque solo copiando la interfaz. ¿Qué esperáis? Arthur es un chaval normal y corriente, no un Pikachu. Así que muchas veces, por no decir todas, nuestros ataques terminan mal. Menos mal que siempre nos quedará el poder de la amistad.
Y aunque no tengamos poderes, si parece que existe la magia. Porque aparte de la gente del pueblo nos haremos amigos de las frutas y verduras que viven en el bosque. Si no os atrae la idea de hacer de niñeros de seis calabazas niñas, no puedo hacer más por venderos este juego. La verdad es que las frutitas son muy lindas.

Otra de las cosas que más me ha gustado es la parte del diseño de los personajes. El pixel art es muy cuqui. Pero los dibujos son preciosísimos y las expresiones del rabanito: es que me he muerto de amor. Además, tiene una banda sonora muy bonita que ayuda a ambientar esta historia tan entrañable.
Así que si buscáis un juego para una tarde, con historias bonitas y humor, echadle un ojillo a este indie, que de verdad que a mí me ha dejado con el corazón calentito. Como os podéis imaginar, el juego no está en castellano, y sí, es verdad que tiene bastante texto. Pero a mí desde luego me ha valido mucho la pena.

Amante de los juegos cozys, pero sobre todo indies. Obsesionada con Portal desde la primera vez que lo jugué. Y cuando no estoy jugando escribo recomendando cositas. Madre de tres gatos.

- Tiene una buena historia
- Combina muy bien el humor con la tristeza
- El arte es precioso
- Debería ser más largo
- No está traducido