Un viaje emocional y desafiante por un mundo postapocalíptico: Análisis de The Last of Us remasterizado.
Comenzamos este análisis de The Last of Us hablando de el prólogo, el cual nos muestra cómo una pandemia en Estados Unidos arrasa con toda la ciudad, donde un virus convierte a las personas en mutantes llenos de hongos. Uno de los protagonistas es Joel y, por cosas del destino, conoce a Ellie, una niña con un don un tanto peculiar. La base del argumento es la relación padre-hija entre los personajes; se podría decir que es imposible no empatizar con ellos.
En The Last of Us, la pandemia no es la protagonista. No tendremos que ser héroes para matar a todos los infectados. En este videojuego, el apocalipsis es el telón de fondo en el que se desarrollan los hechos: vivencias muy personales del dúo protagonista, que se aferra a la posibilidad de encontrar la cura para este mal.

Este tratamiento no se limita a Joel y Ellie, sino que se amplía a los personajes secundarios, que iremos conociendo a lo largo de nuestra extensa aventura, cuya duración oscila entre 15 y 20 horas.
A nivel jugable, no estamos ante un título al uso. The Last of Us mezcla con maestría elementos de infiltración, sigilo, acción, administración de recursos y, por momentos, terror, sin llegar a ser un survival horror. Por ello, mi recomendación es abordar este juego sin otro en mente.
Llegados a este punto, si pensamos encontrarnos con un Uncharted tétrico, nos llevaremos una decepción. El juego consiste en manejar a Joel en todo momento, mientras que Ellie solo cumple la función de acompañamiento, aunque su inteligencia artificial realiza una labor excelente.
El nivel de dificultad de The Last of Us es notable, sobre todo al enfrentarnos a los infectados llamados «chasqueadores». Siempre tendremos que estar pendientes de nuestros recursos. Joel dice en cierto momento: “cada bala cuenta”, y lo viviremos en carne propia durante el juego. Lo mismo ocurre con los kits de salud, que podremos ir creando a partir de insumos.
Si bien el título es lineal —ya que siempre tendremos que ir de un punto a otro—, los escenarios son bastante amplios, con muchos lugares por investigar. Estos desvíos casi siempre tienen como recompensa documentos (desbloqueables), insumos para armas o kits de salud —que escasean más que el agua en el desierto—, píldoras para mejorar las capacidades de Joel, entre otras sorpresas. Por momentos, no se siente la linealidad del juego.

Debido a estos elementos extra, considero que The Last of Us es un juego altamente rejugable. De hecho, para los más curtidos, les adelanto que los trofeos del juego son bastante complicados de conseguir. La primera vez que lo terminé apenas había conseguido un 10 %.
Un detalle curioso que vale la pena mencionar es el uso del Sixaxis. Cuando las baterías de nuestra linterna fallen, deberemos mover el joystick para recargarla. Es algo muy curioso. También es destacable que, al encontrar documentos grabados, estos se reproducen por el altavoz del mando de PS4. Es un detalle muy, muy curioso.
A nivel gráfico, creo que estamos ante un diseño espectacular. Es complicado evitar los bugs —porque haberlos, los hay, y algunos son garrafales—, pero estamos ante una obra maestra que, francamente, nos hace olvidar esos pequeños errores.
Mi recomendación es que, si os gusta la acción, el sigilo y matar zombis, no lo dudéis: The Last of Us es vuestro juego.
