Jubei portó la bendición del clan Oni en los tiempos de PS2, pero no quiere desaparecer en el olvido y aquí lo tenemos. Se viene el análisis de Onimusha 2, el remaster, para Orgullogamers.
Curiosa la sensación de estar realizando el análisis de Onimusha 2 para este blog. La saga de samuráis y demonios de Capcom es una que muchos dábamos por muerta con la antigua Capcom, la de la era de PlayStation 3, pero en un giro de acontecimientos inesperados, los de Osaka decidieron traerla del inframundo con el remaster del primer Onimusha en 2019. Aunque esa revisión no es que fuese la repanocha, sirvió para demostrar que había interés por las aventuras de Samanosuke Akechi, hecho que nos trajo a este momento presente, donde el bueno de Jubei Yagyu también se ha maquillado, llegando con una de las entregas más queridas por los fans a la par de ser de las más transgresoras.
Feudalismo distópico japonés
Una de las razones por la que más gusta Onimusha es por cimentar su ambientación en periodos históricos de la Japón feudal, teniendo una base fehaciente y plasmada por sucesos, batallas y personajes que tuvieron un renombre en la época. A esto le añade un mortero de fantasía y mitología de la zona, lo agita con ahínco y devoción y nos sale unas historias maravillosas donde dichos héroes y eventos se vencen a lo demoniaco. Los demonios absorben el protagonismo suficiente como para revisionar la realidad que conocemos, creando interesantes What If…? como que Nobunaga (eterno villano de la trilogía) regrese de entre los muertos con más poder y ponga a la isla nipona en jaque.
En esta segunda entrega, Nobunaga sigue expandiéndose por Japón a pesar de haber caído bajo la espada de Samanosuke durante los acontecimientos del primer juego. En su paso atilense reduce a cenizas la aldea Yagyu, origen del nuevo protagonista, por lo que este buscará vengarse con todas sus fuerzas. Jubei, samurái legendario del periodo Edo, tiene una madera de héroe muy diferente de Samanosuke, siendo un héroe más callado y directo. No se come tanto la cámara y prefiere dividir su protagonismo con otros personajes secundarios, los cuales tienen el suficiente peso como para afectar bastante al sistema del juego (luego entraremos en ello).
No obstante, aunque el potencial narrativo de su premisa es igual os superior al de la entrega pretérita, se pierde por unos diálogos, sucesos y cinemáticas sin mucha lógica, que solo existen para excusar el avance de una trama que va a trompicones y está al merced de la parte gamérfila, porque es más importante que el jugador abra la boca con la épica de los escenarios, la complejidad de los puzles o por la cantidad de enemigos en pantalla, aunque todo esto sea muy disonante con lo que se nos cuenta.

Troceando demonios al estilo de Forjado a fuego
Recuerdo que el primer Onimusha, jugando a su versión remasterizada, los años le pesaban más que los huevos a los caballos de Red Dead Redemption 2. Nos encontrábamos ante un control excesivamente tosco y aderezado por una cámara todavía más tosca. Creía que Capcom habría aprendido de los errores, pero la remasterización de Onimusha 2: Samurai’s Destiny vuelve a pecar, aunque menos, de lo mismo. El control me parece más fluido que en la obra original, pero la fijación de enemigos funciona de aquella manera, yéndose muchos combos al vacío, por no hablar de que las pulsaciones neutras sirven para hacer los combos más largos, y claro, en un juego donde esquivar es imperativo, se hace complicado el meter una pulsación que no acompañe ninguna dirección.
Sin embargo, lo peor es la cámara, aquí no tengo dudas. Me gustan y defiendo las cámaras fijas, me retrotraen a una época más feliz y me siento cómodo jugando en espacios donde ellas tienen el control. Lamentablemente, Onimusha 2 tiene algunas de las peores que he sufrido nunca. Tal de mal es la posición de muchas, que confundirse por los escenarios sin saber de dónde has venido o a dónde vas es más común de lo que me gustaría. Por no hablar también de que en algunas situaciones, donde estés ensimismado martirizando a un enemigo a golpes, la cámara cambie de posición porque te has desplazado a un nuevo plano, haciendo que la dirección de tus acometidas también cambie.
Por fortuna, esto es lo único malo que he experimentado en esta remasterización. Me gusta cómo se siente Jubei a los mandos y su sistema de progresión, siendo más profundo que en la primera entrega, ya que podemos mejorar varias partes de la equipación de nuestro samurái, además de las armas de rigor. Esto se extiende a los personajes secundarios: Oyu, Kotaro, Magoichi y Ekei, los cuales participarán en las batallas en algunas partes de la historia, tanto en calidad de ayudantes como siendo personajes controlables. A estos podremos subirle un rango de afinidad mediante un sistema de regalos bastante complejo, que de cogerle el gusto, nos servirá para conseguir equipo y técnicas nuevas que marcarán la diferencia durante las contiendas.

Chupando almas como Kirby lleva el Diablo
Una de las mecánicas capitales de Onimusha reside en la absorción de almas de los enemigos vencidos. La costumbre es portar un guantelete que sirva para ese cometido pulsando el botón Círculo o B, pero en Onimusha 2: Samurai’s Destiny contamos con un protagonista que es descendiente directo de los Oni, así que ni guante ni leches: mediante la palma de su mano podrá hacerse con el acopio de almas multicolor necesario para volverse un espadachín consumado.
Dichas almas podremos acumularlas en un medidor de color rosa, para más adelante verterlo en las diferentes estatuas de guardado. Mediante esta mecánica, iremos rellenando una serie de barras, que de completarse subirán un nivel nuestras piezas de equipo. La mejora, además de afectar a las estadísticas, también conlleva una evolución estética, algo que personalmente me flipa mucho, ya que los diseños de las armas son maravillosos con esa dualidad mitológica y demoniaca.
Las almas se clasifican en rosas (experiencia), amarillas (recuperación de salud), azules (recuperación de magia) y moradas (aumentan en uno el medidor de transformación Oni). Hablando de tal, aparte de nuestra paleta de combos, podremos atacar a los enemigos con ataques especiales que consumen magia. Cada arma tiene asignado un elemento y soltará un ataque de área, combo o golpe demoledor asociado. Por su parte, las almas moradas nos permiten transformarnos en Oni, una súper-forma demoniaca donde hacemos más daño, somos invulnerables y podemos liberar ataques mágicos infinitos durante un tiempo limitado (lo que dure la barra).
Todo este subconjunto de mecánicas y progresión funcionan como un reloj suizo y, para un servidor, sigue siendo la seña más musculosa de la franquicia. Si bien es cierto que no es algo novedoso lo de poder absorber almas para mejorar al personaje (God of War vino poco después haciendo gala de lo mismo) su peso afecta también al plano narrativo, siendo un elemento vehicular para la trama en muchas ocasiones. Esto le hace estar un peldaño por encima de otros juegos.

Onimusha 2 se siente como lo que es, un juego que viene de otra época
Aunque para algunos esto puede que no sea necesariamente malo, a Onimusha 2 se le notan las costuras de la ranciedad en algunas cosas… Por ejemplo, algo que me repatea muchísimo es la intensidad de los japoneses por representar a las mujeres como seres inútiles que solo están ahí para que el prota hombre saque pecho tras rescatarlas. En este juego esto se da mucho, pues una de las protagonistas secundarias, Oyu, es una mujer caballero, equipada para parar un tren, pero que muchas veces no puede hacer frente a enemigos sin que venga Jubei a sacarle las castañas del fuego. Sí, es cierto que tiene sus momentos donde ayuda a este, pero con «pijadas», como arrojarle una escalera para escapar, no haciendo gala de las virtudes de una supuesta guerrera que se ha recorrido medio mundo.
También lo vemos en como utilizan el atributo de la belleza como modus personae para una de sus villanas, siendo un monstruo feísimo al que el juego no para en esforzarse para que caiga presa de la burla… Porque claro, si es una mujer, solo puede tener relevancia por su (o carencia de) belleza, no puede destacar por nada más… Entiendo que Onimusha 2 se estrenó en el año 2002 y que eran otros tiempos, pero en aquellos años ya teníamos juegos, justamente japoneses, como Final Fantasy IX o Persona 2: Innocent Sin, donde los personajes mujeres hacían algo más que dar vergüenza ajena.
Por suerte, esto no empaña el carisma de otros tantos. Como el bueno de Gogadantess, un demonio espadachín al que el honor le suda por todos los poros de la piel y el cual se convierte en uno de los enemigos más formidables en todas las batallas que tenemos que hacerle frente. También podría decir lo mismo de la representación de Nobunaga. El mismo se siente como un poder belicoso abrumador, el cual no le hace falta mostrar su presencia física para ser percibido así a los jugadores. En el encuentro final, esto se constata con una de las batallas más complicadas y exuberantes que he podido disfrutar en un juego de Capcom de la época. Una auténtica pasada.

Onimusha 2: Samurai’s Destiny sigue siendo una caja de sorpresas
En conjunto, Onimusha 2 se siente una especie de quimera extraña, con ideas adelantadas a su tiempo, como la gestión de varios personajes presentado un sistema de afinidad con una profundidad endiablada, o por dar al jugador un sistema de mejoras de atributos y estéticas que rara vez se veían en el género de los Hack & Slash. Pero también por sentirse anacrónico con otras tantas, como en esas cámaras fijas que funcionan peor que una escopeta de feria o un sistema de auto-apuntado que perjudica más que ayuda.
A pesar de todo, creo que la balanza se vence para el lado positivo, siendo en su cómputo una experiencia que disfruté muchísimo y que no emborronó mi bello recuerdo por la entrega original de la negrita de Sony. Algo que fue posible gracias al buen trato que recibió en calidad de remasterización, trayéndonos el juego a 16:9 reales, con sus fondos pre-renderizados y cinemáticas bien reconstruidos en alta definición, a un buen framerate y sin olvidarse de redondear la aventura con infinidad de modos y extras.
Creo que es el mejor momento para descubrir la belleza y oscuridad de Onimusha 2: Samurai’s Destiny y con las 4 birras que le doy, creo que dejo más que ratificado que vale la pena.
Este análisis ha sido posible gracias a una clave ofrecida por PLAION España 🐥.

Director de Orgullogamers y el terror del SEO. Me flipan los JRPG, los Hack & Slash y los juegos con historias inusuales de esas que te dejan roto por dentro. Me encargo de que Orgullogamers no se hunda poniendo parches de cinta adhesiva.

- Controlar a varios personajes
- El sistema de mejora de equipo
- Algunas batallas finales son para enmarcar
- Las cámaras fijas son odiosas
- Algunos puzles matan la experiencia
- Cierta ranciedad y una historia muy pobre