Celebramos el éxito del cine de animación de 2021 con un repaso a las cinco películas experimentales más destacadas del año. Un tipo de animación en auge y que disfruta de un momento de plenitud.
La industria de la animación en 2021 ha sido muy fructífera. Como siempre lo es el terreno de la animación en general. La gran mayoría estrena sus producciones en épocas señaladas como verano e invierno, aprovechando las vacaciones de los más pequeños de la casa para disfrutarlas. Con esto dicho, se intuye que un enorme porcentaje de las producciones de animación son de consumo infantil. Aunque se viene demostrando desde hace años que esto es solo una falsa realidad y que los adultos también gozamos de estas producciones ¿Alguien tiene que acompañar a los niños al cine, no? Los estudios son conscientes de ello e incluyen temáticas, chistes o referencias para no dejar de lado a los mayores.
Raya y el dragón, Luca, Los Mitchell contra las máquinas, El dragón de los deseos, Evangelion 3.0, Encanto… Toda una avalancha de animación de calidad que queda incompleta sin las películas de cine alternativo. Pues bien, más allá de Disney, Pixar o los animes encontramos los films experimentales de animación de 2021 traídos a España gracias a Filmin o festivales internacionales. Hoy repaso los cinco largometrajes más importantes del año pasado que definen la animación para adultos. Unas películas realizadas con diversas técnicas y llenas de excesos, surrealismo e intimismo.
«Mad God»
El festival de Sitges nos trajo uno de los estrenos más esperados del año. Mad God es una película en stop motion, salida de la perversa mente de Phil Tippett, que impresiona a la vez que confunde. Una producción que tardó tres décadas en estar terminada y que resume la concepción artesanal del proyecto, por un lado, y la minuciosidad de los detalles del universo de Tippett, por otro. La trama comienza con la inmersión de una cápsula metálica pilotada por un misterioso hombre vestido con una máscara de gas. Nada sabemos de dónde estamos, pero el hombre parece tener una misión: detonar una bomba para destruir el mundo subterráneo, aunque… ¿con qué propósito?
Durante los 80 minutos de duración seguimos este viaje a aquello que está bajo nosotros. Una odisea a este inframundo distópico más allá de los horrores de la imaginación. Dividida en tres partes diferenciadas, este recorrido nos lleva a través de un universo industrializado donde los «trabajadores» que mantienen vivo el subsuelo son explotados por una fuerza mayor desconocida. Es en esta fábrica donde aparecen las imágenes más grotescas y violentas que difieren de su segunda parte, la cual es mucho más reposada. Los otros dos segmentos nos adentran en las profundidades de este mundo donde otro hombre enmascarado cruza un desierto postapocalíptico y un mago realiza un conjuro que altera el espacio-tiempo. Mad God no tiene una historia fácil de definir. Es una experiencia sensorial más allá de la lógica. Para mí, una de las propuestas más interesantes de 2021.
«Cryptozoo»
En el otro lado de la balanza tenemos Cryptozoo, dirigida por Dash Shaw. Disponible en Filmin, esta película ha resultado ser una decepción personal. Siendo una de las cintas destacables del cine experimental de animación del año, Cryptozoo nos narra la historia de Lauren Grey, una joven que tuvo contacto en su infancia con una criatura mágica. Desde entonces, su cometido es ayudar a todas aquellas bestias extrañas, bajo el nombre de «críptidos» o animales ocultos, a poder vivir en harmonía en un recinto especial. Sin embargo, su obsesión por encontrar al baku que la ayudó de niña la llevará a cuestionarse los valores éticos sobre la explotación de estas criaturas.
Teniendo una estética colorida y psicodélica en sus primeras secuencias, la historia pretende hacernos reflexionar sobre la relación con nuestro entorno y con la naturaleza. En un mundo donde las criaturas mitológicas y folklóricas son reales (faunos, gorgonas, unicornios, krakens…) se plantean las posibilidades y reacciones humanas hacia ello. Algo que tiene un interesante punto de partida, pero que se diluye a medida que pasan lo minutos. Donde la película triunfa con un estilo onírico en acuarela, también fracasa a la hora de aportar una perspectiva diferente. La acción y la lógica son predecibles y poco novedosas. Hasta tiene un ritmo soso, diría yo. Una lástima porque la premisa inicial tiene recorrido, pero no cumple con las expectativas.
«La noche del fin de los tiempos»
El siguiente estreno exclusivo de Filmin después de su paso por Sitges es la epopeya épica The Spine of Night. Dirigida y escrita por Philip Gelatt y Morgan Galmen King, la película se siente como un homenaje a Fire and Ice (1983) de Ralph Bakshi, uno de los grandes nombres de la animación underground. El argumento se centra en una batalla épica en tierras fantásticas donde la codicia por el poder mágico que transmite una determinada flor azul desata el caos por la supremacía del reino. Así, la historia es relatada por Tzod, una hechicera que intenta convencer al custodio de la planta para destruirla. Para ello cuenta, en varios episodios que acercan pasado y presente, las devastadoras consecuencia del poder de la magia negra de la flor.
Filmada con técnica rotoscópica, el largometraje integra las narrativas de «sword and sorcery» con una extensa mitología que es capaz de condensar en 90 minutos. Aunque sí es cierto que no reinventa nada del género y es un poco irregular, se trata de un largometraje ambicioso y muy bien resuelto, con unos pasaje visuales hipnóticos e imágenes violentas. Además, cuenta con una calidad de animación estupenda por ser de bajo presupuesto. La rotoscopia funciona de maravilla con la integración de los fondos detallados, aunque a veces le pueda restar cierta epicidad y organicidad a los movimientos.
«La cumbre de los dioses»
Adaptada del manga homónimo de Jiro Taniguchi y Baku Yumenakura, La cumbre de los dioses es una película de superación personal que se ha convertido en uno de mis largometrajes predilectos de 2021. La trama gira en torno a Makoto Fukamachi, un fotógrafo de expediciones de escalada que desea encontrar pruebas de la primera subida al Everest en los años 20. Su investigación le lleva a descubrir la historia de un alpinista aficionado, Habu Joji, y los motivos que le condujeron a abandonar su afición. A través de un relato contado entre pasado y presente, el film atraviesa temáticas como la obsesión, la soledad o la búsqueda personal.
Siendo un proyecto de Patrick Imbert y distribuida por Netflix, la película combina lo mejor del cine de animación francés -el más interesante de Europa- y del anime, que cuenta con un estilo perfecto. El dibujo detallado crea imágenes bellas a la vez que aterradoras e imponentes. Así, el paisaje y la naturaleza son un personaje más en esta historia de supervivencia. A pesar de que tiene un ritmo pausado, en el film predomina una trama de misterio mezclada con momentos emocionales muy potentes y un apartado visual que genera tensión en escenas de más acción. La cumbre de los dioses es un viaje contemplativo y de descubrimiento que pone en su centro nuestra relación con la naturaleza.
«La nariz o la conspiración de los disidentes»
Siendo el último largometraje del maestro de la animación rusa Andrei Khrzhanovsky, La nariz o la conspiración de los disidentes fue la gran estrella de la animación europea del Atlandida Film Fest. Una obra inspirada por un relato satírico de Nikolai Gogol que narra la historia de cómo a un funcionario se le cae la nariz y ésta se convierte en uno de los dirigentes del país. Una premisa surrealista que concentra la primera parte de la película y que se cuenta a modo de ópera como conductora de la acción. La segunda parte tiene como protagonista a Stalin y la represión de aquello que debe considerarse «arte» en el régimen soviético.
Por supuesto, este largometraje debe contemplarse como un claro ejemplo de la experimentación europea con una mezcla de las vanguardias. La estética de la película es completamente ecléctica y metaficcional, donde se reflexiona acerca de los esquemas de poder, así como se realiza una crítica a la persecución de artistas fuera de los ideales soviéticos y de la tradición más rancia. A pesar de que puede resultar un tanto reiterativa, la cinta es un agudo ejercicio de postmemoria. Algo que, sin duda, demuestra coraje por parte de los directores rusos.
Profe de videojuegos y cine de animación en CESAG-Comillas. Especialista en dirección artística. Investigadora académica de TV studies y game studies. Obsesionada con el cine de terror y las series británicas. También me podéis leer en Grupo RIRCA.