La angustia, el dolor y la incomprensión representan el espeluznante, y a la vez inconfundible, estilo de animación de Tim Burton.
Una de las grandes influencias del estilo de Tim Burton se remonta a principios del siglo 20, concretamente durante el período de la Primera Guerra Mundial, con la aparición del expresionismo alemán. Esta corriente está representada con la idea de proyectar el mundo a través de la subjetividad. Por tanto, se altera el punto de vista de los acontecimientos, dejando que los sentimientos fluyan y se expresen libremente en la gran pantalla. Para hacer surgir este efecto se debe deformar toda la puesta en escena.
Una iluminación artificial, maquillajes marcados y vestuarios estruendosos, acompañados de planos completamente estáticos, son algunas de las características que conforman dicha corriente. En sus inicios, el gran objetivo del expresionismo alemán era mostrar el dolor, la angustia e inquietud de la época a través de un ambiente siniestro y perturbador. Como dato curioso, unas de las grandes influencias personificadas dentro del mundo del expresionismo alemán fueron Ernst Lubitsch y Fritz Lang. En 1927, este último autor fue quien dio vida a ‘Metrópolis‘, una de las primeras películas del género que habla sobre la lucha de clases y la critica desde el más oscuro pesimismo. A lo largo de la historia se han ido creando otras obras expresionistas relevantes que influyeron en las ideas y vida de Tim Burton, como el ‘El gabinete del doctor Caligari’, obra de Robert Wiene.
Otras influencias más personales
Por otro lado, la dura vida de Tim Burton también fue una de las grandes razones para dar rienda suelta a su creatividad mediante elementos góticos y lúgubres. El director ha afirmado, en reiteradas ocasiones, no haber nacido en un entorno familiar y cálido, como la mayoría de niños y niñas:
“Sentía que yo era percibido por los demás de una manera diferente a cómo me veía a mí mismo […] Recuerdo estar creciendo y sentir que no había demasiado espacio para la aceptación. […] Yo me encontraba en la categoría de los raros, simplemente porque era callado, introvertido. Las personas son etiquetadas con mucha facilidad.”
Además, la distante relación con sus padres y hermano hizo que se encerrara aún más en el mundo del cine y los libros. Es en ese momento cuando empezó a descubrir grandes autores que acabaron convirtiéndose en referencias para sus primeras obras. Vincent Price y Edgar Allan Poe fueron quienes tuvieron cabida como grandes influencias cinematográficas. Price fue un actor de cine conocido por sus apariciones en películas de terror como ‘House of Wax‘ (1953) o ‘La mosca‘ (1958); Allan Poe, un escritor y poeta que destacó por relatos que causaban pánico entre el público como ‘El gato negro‘ (1843).
Poco a poco, Tim Burton empezaba a convertirse en una persona con una mente brillante y creativa todavía por descubrir. Sin embargo, su primera obra cinematográfica no apareció hasta descubrir la herramienta que marcó un antes y un después en su carrera profesional: el poder del stop-motion.
El poder del ‘stop-motion’ en Tim Burton
El ‘stop-motion’, también conocido como animación fotograma a fotograma, es una técnica empleada en animación que consiste en crear un efecto de movimiento con un objeto estático. Para construir esa sensación, se debe mover ligeramente dicho objeto y, cada vez que se haga, realizar una fotografía. Contra más pequeña sea la modificación, se conseguirá un resultado más realista y natural.
Tim Burton se unió al mundo del stop-motion para poder explicar sus relatos. La primera vez que vimos este fenómeno fue en su primer cortometraje titulado ‘Vincent‘ (1982), que relata la historia de un niño introvertido que se obsesiona con el actor Vincent Price. Pese a que el corto tiene una duración de 6 minutos, resultó ser lo que lo catapultó a crear un largometraje, conservando el mismo estilo. Burton se sentía identificado con lo que estaba creando.
Por tanto, en 1993 surge ‘A Nightmare Before Christmas‘, una película de fantasía oscura que se convirtió en la mejor película animada de la época tanto por el estilo como por la técnica empleada. Además, no podemos obviar el duro y exhaustivo trabajo que hay tras el stop-motion: en siete días de trabajo lograban hacer 1 minuto de película. Por tanto, tardaron aproximadamente dos años en tener lista la película, dejando un total de 110.000 fotografías.
A lo largo de la historia cinematográfica de Tim Burton hemos ido viendo más filmes que incorporan la técnica del fotograma a fotograma. No cabe la menor duda del hecho de que Burton ha destacado entre los demás creadores audiovisuales por ello, llegando a convertirse, así, en uno de los reyes del stop-motion.
El género burtoniano: una nueva forma de hacer cine
Además, nuestro director también fue mundialmente reconocido por el uso de una estética y un estilo de lo más peculiar. Basándose en las influencias expresionistas, hizo uso de una serie de características que formaron el conocido género burtoniano, el cual expresa a través de la iluminación, ambientación y colores un estilo tétrico característico. Para poder hablar más en profundidad de esta nueva reinvención, me basaré en sus obras más significativas: ‘A Nightmare Before Christmas‘ (1993), ‘Corpse Bride‘ (2005) y ‘Frankenweenie‘ (2012).
Para la creación de sus filmes, Tim Burton quiso contar con la ayuda de Walt Disney. No obstante, pese a que su estilo no encajaba con el colorido y positivo de la empresa, quiso seguir adelante arriesgando por una nueva perspectiva.
Ojos saltones, mirada perdida, pero a la vez penetrante, ojeras, piel pálida y complexión extremadamente delgada son los elementos físicos que comparten sus personajes animados. Además, también se hace uso de unas tonalidades determinadas, como la escala de grises y los colores azulados, y de escenarios deprimentes, como mansiones vacías, bosques inhóspitos o cementerios. Asimismo, Tim Burton añade monstruos característicos afines a su estilo tétrico como Sally, una muñeca de trapo o Emily, una muerta viviente vestida de novia.
Lo aterrador del género burtoniano no queda solo en la estética pues, para contar la historia de cada película hasta llegar al trasfondo, se desarrollan argumentos y conexiones entre personajes un tanto espeluznantes. En el caso de ‘Frankenweenie’, presenciamos el fatídico fallecimiento del perro Sparky a causa de un accidente de coche. Este hecho hace que su dueño, Víctor Frankenstein, se obsesione con la idea de revivirlo mediante el uso de una potente máquina.
Al mismo tiempo, conforme la trama avanza nos damos cuenta de que nuestros protagonistas son unos auténticos incomprendidos. Burton se encarga de humanizar al extremo tanto a los vivos como a los muertos. Todos ellos luchan por unos objetivos que parecen ser inalcanzables, ya que la mayoría tratan temas alrededor de la muerte. Aun así, Tim Burton nos relata historias tristes a través de personajes infelices pero que, a la vez, luchan por sus sueños.
El estilo inconfundible de Tim Burton
Un director que, con su arte de creación, da forma a grandes obras que se han convertido en pura cultura audiovisual. Sin duda, todavía quedan muchos filmes por analizar y muchos elementos que comentar. Es posible que, en un futuro próximo, volvamos a hablar sobre él para seguir descubriendo su mundo.
Desde su infancia ha sido etiquetado como una persona rara, distinta del resto. Y, realmente, nadie se equivocaba. Burton ha sido capaz de mostrarnos, a través de una nueva perspectiva, historias espeluznantes envueltas en un clima frío y tenebroso. Mundos de ficción y terror que, desde el más distante pesimismo, nos relatan situaciones reales y cercanas a través de personajes necesitados e incomprendidos. Esa es la maravillosa esencia del nuevo género cinematográfico burtoniano que ha sabido dejar huella en la era cinematográfica actual. Ese es, indudablemente, el estilo inconfundible de Tim Burton.
Amante de la edición de vídeo, pizza con piña, horchata y anacardos.
AH SÍ y también me gusta escribir algún que otro artículo por aquí.