Hoy os traemos el análisis de The Good Life, un RPG peculiar
Con este análisis de The Good Life os acercamos el nuevo juego del CEO de White Owls, Hidetaka Suehiro (creador de juegos como Deadly Premonition), donde se nos narra la historia de Naomi Hayward llegando al pequeño pueblo de Rainy Woods; un pueblo bellísimo, casi tanto como vimos en Lake, pero misterioso al mismo tiempo. ¿Quieres conocerla? Vamos a ello.
Como hemos dicho, Hidetaka Suehiro es el padre creador de Naomi Hayward, que llega a Rainy Woods con la premisa de ilustrar la vida y la belleza de la zona a través de su trabajo, la fotografía; pero lo cierto es que la causa es otra: Naomi tiene una grandísima deuda y debe completar trabajos para una organización de dudosa moralidad Pronto su periplo se verá truncado por el asesinato de Norlock Homeless, el segundo mejor detective de Inglaterra, y tendrá que implicarse al 100% con este imprevisto.
Aspecto técnico
Gráficamente es pobre, aunque tiene su encanto; pero sus mecánicas son malas: el movimiento de Naomi es tosco y las acciones se parecen más a las de un juego de hace tres años. El título no destaca por sus aspectos técnicos, sino por su forma de llevar una premisa de autor a un juego que, superficialmente, parece otra cosa.
Me parece importante destacar que el mapa es absurdamente grande, sin mucho sentido, aunque parece ser alguna seña de identidad del autor, lo que lo justifica de cierta forma y le da personalidad a la obra.
Un simulador de vida con tintes RPG
Podremos cultivar nuestra granja, gestionar las cocinas, aprender recetas y hacer amigos mientras realizamos nuestras misiones. Será necesario prestar atención tanto al hambre como a la higiene, horas de sueño, estado anímico… En este sentido, el juego te da gran variedad de posibilidades como desarrollar una depresión o incluso coger un resfriado.
La simulación en The Good Life llega incluso hasta el propio trabajo de la protagonista; nuestros ingresos dependerán de Flamingo, el «Instagram» de este universo, donde podemos subir nuestras fotos y ganar dinero con ellas. Todo esto será posible gracias a nuestro equipo fotográfico que, según avanzamos, se podrá ir mejorando. Aunque ni mejorándolo se llega a conseguir una experiencia fotográfica muy profesional…
Gracias a nuestro poder podremos convertirnos en perro o gato, con distintas habilidades cada uno. Como gato podremos saltar alto y cazar; como perro podremos seguir rastros, lo que será muy útil para avanzar en nuestro cometido.
Pero, aunque mecánicamente es un simulador, también aparecen esos tintes RPG, que no destacan demasiado. Al final, el juego nos hace permanecer inmersos en encargos sin mucho interés y con poca recompensa en cuanto a conocer el pueblo y sentirte uno más. El único aspecto que me ha hecho mostrar más interés por el juego es ese afán por romper la cuarta pared con el narrador, aunque creo que está mal aprovechado.
Es habitual que Naomi se queje de estar atrapada en un viejo RPG desfasado o de realizar tareas absurdas. Creo que Hidetaka Suehiro es consciente de las limitaciones del título y juega un poco con eso para que, en vez de ser un defecto, sea una virtud.
Historia misteriosa
Todo, al final, gira en torno a una misteriosa muerte que nos llevará a conocer personajes con una mente curiosa. Aunque lo cierto es que parece que todo va ocurriendo a tu alrededor sin tú tener el manejo de nada. Me ha parecido estar siempre esperando a una figura de autoridad que haga que pase algo.
Conclusión
Este juego de autor es eso… un juego de autor; no es para todo el mundo y, si te pasa como a mi, que no has jugado a nada previo de Hidetaka Suehiro, te quedarás un poco con cara de póker. No diré que es un mal juego, sino que lo dejaré en «extraño». Lo que sí resulta primordial es que no lo compréis con los ojos cerrados; probadlo, ya que es un juego muy de nicho pero tiene demo disponible o, en su defecto, haceos con él si tenéis el bendito Gamepass (gracias Santo Phil), que ahí lo tenéis incluido.
Redactor, podcaster y CM de Orgullogamers.com