Slayer jubila su frenetismo a favor de los parrys y el escudo. Análisis Doom: The Dark Ages

Portada de Doom: The Dar Ages donde vemos a Doom Slayer luchar contra diferentes tipos de demonios en un escenario infernal.

Evolucionar o morir. A este clavo se ha agarrado Id Software para traer un nuevo Slayer que abandona su tradicional carnicería frenética por muertes más tácticas. Así es Doom: The Dark Ages.

No podemos decir que Slayer es alguien nuevo en nuestra oficina, pues tanto el menda presente que escribe estas líneas como el bueno de Johnny somos grandes disfrutones de sus pasadas hazañas. Doom (2016) y sobre todo, Doom Eternal, han sido dos ejemplos de cómo se debe revitalizar una franquicia tan importante como lo es Doom, tanto para el género de los disparos en primera persona como para la industria en sí misma del videojuego. Por tanto, era menester pegarle una analizada guapa a Doom: The Dark Ages, el tercer eslabón de este Doom Slayer, en forma de precuela de los dos anteriores, donde controlamos a un Slayer más caballero medieval y menos marine espacial.

Doom The Dark Ages Analisis Orgullogamers Fusil de plasma
Momento en el que conseguimos el Rifle de Plasma en Doom: The Dark Ages.

¿Un Slayer con historia? Si querías empaparte de acervo, prepárate, orgullosete

Como comentaba, Doom: The Dark Ages nos traslada a una época previa donde el Slayer era un esclavo de los Maykr, enemigos a los que les partimos la cara en Doom Eternal, sobre todo en sus DLC Ancient Gods, utilizado como arma de destrucción masiva (nunca mejor dicho) contra las huestes infernales que buscan asolar el mundo de los Centinelas de Argent. Estamos ante un Doom mucho más narrativo, que sabe y decide pausarse al inicio y final de cada nivel con sus cinemáticas para meternos en la historia del conflicto que estamos viviendo.

Por supuesto, la regla invisible de que el Slayer es de muy pocas palabras (para no romper su aura mística e imponente) sigue cumpliéndose a rajatabla, siendo ese enajenado que solo busca asesinar demonios de las maneras más brutales y contundentes posibles. Por ende, la historia nos lleva por el camino de cadáveres que el Slayer deja a su paso mientras el resto de personajes dependen de él para no acabar siendo pasto de los demonios. La historia, vamos a ver, para tratarse de un FPS donde lo que importa es la casquería y ya está, no está mal. Sabe generarnos intriga, la ambientación está cuidada y es diegética con la imagen de poder infinito que proyecta el Slayer, la pieza principal que mueve todo el engranaje. Además, cuenta con un par de sorpresas en al recta final que me encantaron como fan y de las que estoy seguro que fascinará a los devotos a H.P. Lovecraft.

No obstante, no me hubiese importado sacrificar este elemento narrativo a favor de un juego igual de vertiginoso y eléctrico como lo fue Doom Eternal. Entiendo el esfuerzo de traer un Doom más explicativo y que quiera tener su acervo bien cimentado, pero precisamente es en Doom donde esto no importa. Aún así, lo dicho, como no está mal, se deja disfrutar y aporta más que molestar, la he aceptado de buena gana.

Un enemigo, con patas de araña, dispara orbes rojos y verdes al jugador en una superficie acuática  en Doom: The Dark Ages.
Los enemigos soltarán ataques de color rojo y verde, deberemos posicionarnos delante de los verdes para poder devolverlos si usamos el escudo en el momento justo.

En mis tiempos hacíamos más contraataques y menos pium pium

No voy a decir algo tan contundente como que olvidemos las bases de estos dos últimos Doom, pero con Doom: The Dark Ages vamos a volver al colegio para aprender a ser un nuevo Slayer. De un Doom (2016) donde a poco más era coger un arma y disparar hasta el final del juego, pasando por Doom Eternal y su ya mítica Doom Dance, llegamos a Doom: The Dark Ages donde las armas de fuego cobran una importancia secundaria a favor de una nueva herramienta: el escudo.

Sí, orgullosetes, el escudo nos acompañará desde el primer nivel y será la mecánica principal que dará sustento a los combates. Con él podremos hacer infinidad de cosas, como acabar con grupos de masillas de una onda expansiva, abarcar grandes distancias por tierra y aire, superar puzles… hasta partir enemigos en dos como si de un frisbee se tratase. De todas formas, esto no es lo importante del escudo, si no sus capacidades defensivas y de devolver daño. Los enemigos nos atacarán con diferentes estratagemas, de las cuales, las que brillen de color verde, podremos emplearlas para devolvérselas si las paramos en el momento justo con el escudo (un parry de toda la vida, vamos).

En base a esta mecánica, prácticamente todos los enemigos del juego son susceptibles de ser «parryados«, siendo incluso algo esencial contra los jefazos, los cuales nos asolarán con armaduras y protecciones que tendremos que romper gracias a estas técnicas. Esto nos lleva a un Doom donde no podremos ir tan a lo loco, donde no hay que matar rápido y muy fuerte, sino ir con mesura, esquivar mucho e ir a por esos brillos verdes que nos den la ventaja para vulnerar a los demonios antes de hacerlos papilla con un finisher (los cuales, por cierto, han bajado en calidad, intensidad y variedad para nuestra desdicha).

Doom The Dark Ages Analisis Orgullogamers Comprando mejoras
Estos ídolos nos permitirán mejorar nuestro arsenal y capacidades a cambio de dinero. Se me hace curioso que posean una iconografía tan inspirada en Warhammer 40.000.

Dame dinero, que mi arsenal no se mejora solo en Doom: The Dark Ages

Claro está, los que venimos del frenetismo de Eternal, esto es como verternos una jarra de agua fría por encima. Aunque el sistema funciona como un reloj suizo y, vaya, es súper divertido (que me aspen si afirmo lo contrario) conforme superaba los niveles, no paraba de sentir que tenía ganas de jugar a Doom Eternal... Y cuando una secuela te genera esos sentimientos, malo, malo.

Así como el escudo o los golpes cuerpo a cuerpo están muy potenciados y son la piedra angular del combate, creo que las armas no son tan mortíferas como en entregas pasadas. El arsenal es muy variado, súper original (armas muy «medievales» distópicas, como un lanza estacas, una ametralladora de virutas de cráneos, la clásica super escopeta o un disparador de manguales, por deciros algunas) y el juego nos forzará a usarlas todas, pues algunas serán más útiles contra enemigos concretos. Por ejemplo, las armas de pulso son perfectas para sobrecargar escudos de energía mientras que la lanza-estacas viene bien para frenar enemigos más grandes o la trituradora para generar calor en escudos metálicos antes de romperlos.

Y la forma de mejorarlas… no me ha convencido. Seguiremos teniendo dos variantes para la misma, que encontraremos explorando los mapas o por historia, pero las armas ahora necesitarán monedas y otros objetos de intercambio para poder mejorarse, que conseguiremos superando zonas secretas, cumpliendo objetivos secundarios de los mapas o simplemente explorando. Esto, a mi juicio, supone entorpecer mucho la experiencia de un juego que demanda estar pegándonos con enemigos todo el rato, situaciones que tendremos que cortar para explorar mapas semi-abiertos buscando el dinerito de turno.

Vuela, pilota, mata… Como un auténtico Doom Slayer

Pero lo que sí me ha molado, y creo que voy a ser controvertido en esto, han sido los niveles a bordo del meca y el dragón. Estos niveles me han supuesto un aire fresco muy guapo, donde sentirme poderoso destrozando construcciones simplemente moviéndome y pegando tremendos puñetazos a demonios del tamaño de la Sagrada Familia. No sé, soy un friki de los robots gigantes como Pacific Rim y esos niveles me han traído buenos recuerdos de la película, pues las sensaciones a los mandos son la leche, realmente tienes la impresión de que estás en control de algo inmenso y potente.

Mientras tanto, las partes de volar también me trajeron la buena vibra de juegos como Panzer Dragoon o Drakengard, teniendo un sistema similar de esquiva y disparo, aplicando (con total acierto) un sistema de esquivas/parry también muy molón en estas secciones. Quizás no me moló tanto que algunos de esos niveles se conjuguen con secciones en tierra. Creo que hubiesen brillado más de ser fases de vuelo continuado, pues no me parece que sea orgánico el cambio entre las batallas aéreas y el combate en tierra, teniendo cinemáticas para aterrizar y otros elementos en cuenta cortando la acción entre medias.

Pero bueno, analizando las tres formas tan distintas de jugar que ofrece, creo que todas suman para bien en Doom: The Dark Ages. En conjunto, aportan dinamismo a toda la experiencia y refresco. Ojalá las veamos, y más potenciadas, en entregas posteriores de la franquicia.

Menú de Doom: The Dark Ages donde podemos modificar la dificultad del juego. Se ve una pantalla verde con distintos slides que el usuario puede alterar.
Aparte de sus niveles de dificultad predefinidos, Doom: The Dark Ages ofrece la posibilidad de alterar cada aspecto de la dificultad a nuestro antojo para crearnos una experiencia lo más ajustada a nuestras necesidades. Kudos para Id Software en este sentido.

Id Tech haciendo maravillas otra vez

En cuanto a términos técnicos, jugamos a la versión de Steam (PC) para realizar el análisis. Aunque es cierto que tuvimos algunos problemas con los drivers de Nvidia, una vez solucionados el juego fue como la seda. Con una 3070 RTX, pudimos jugar en la configuración Ultraviolencia a 2K de resolución, sin nunca llegar a estar por debajo de los 60 cuadros por segundo. Por supuesto, tuvimos que apoyarnos en la tecnología DLSS de Nvidia para conseguir tal hazaña, pero al menos yo, no he notado ningún artefacto o borrosidad propia de esta tecnología que afease el resultado. En resumen: pepino de juego a nivel técnico y bien optimizado (con la API Vulkan, por supuesto) como ya nos tienen acostumbrados en este estudio.

Y es que a nivel visual el juego es una pasada. Como bien dice su coletilla, apuesta por unas paletas más oscuras que los juegos predecesores, erigiéndose en un mundo con construcciones de ensueño que fusionan lo medieval con lo futurista. Todo se ve de lujo, cada textura, cada partícula. Por no hablar de las batallas que se dan en segundo plano mientras peleamos, apoteósicas al nivel de quedarte viendo al horizonte. Sumemos al conjunto las «pintas» que nos gasta el Slayer ahora, me turboflipan, con su capa peluda y una armadura… más armadura y menos servoarmadura.

Quizás, en lo audiovisual, solo me quejaría de la banda sonora. Está potente, al nivel de lo que demanda un Doom con su machaqueo metal, pero ya no es carismática, ya no la escuchas y piensas, «esto es DOOM». Se nota la falta del toque genuino de Mick Gordon, pero bueno, sigue siendo cumplidora, aunque no nos motive a cargarla en nuestra lista de reproducción de Spotify.

Doom The Dark Ages Analisis Orgullogamers Desafios
Cada nivel tendrá 3 desafíos, que de cumplirlos, nos recompensarán con oro para intercambiar por mejoras.

¿Doom: The Dark Ages es una evolución necesaria o forzada?

Para cerrar el texto, quiero hacer una «hot take«: creo que este Doom se aleja demasiado como para ser considerado un Doom. Aunque la base es evidente, así como la firma de autor de Id tech en casi todas las áreas, creo que se ha alejado demasiado de su fórmula. Deberían apostar por la Doom Dance, ese popurrí de momentos frenéticos que se gestaban cuando jugábamos a Doom Eternal, e intentar mejorarla, en vez de echar el freno e intentar dar con algo diametralmente diferente.

Doom: The Dar Ages lo he notado más como un soulslike en primera persona que como un boomer shooter. Es mucho más lento, más meditativo (sobre todo en dificultades altas) y el parry se ha convertido en la mecánica esencial que hay que dominar si quieres avanzar. Se acabó el cargar contra enemigos como toros encolerizados y disfrutar de la casquería que dejábamos a nuestro paso. Donde en un segundo hacíamos tropecientas microgestiones para limpiar mapas de enemigos sin quedarnos sin vida o munición, ahora pasamos a la macrogestión de cambios de arma según la necesidad de las protecciones del enemigo y de posicionarnos en el terreno para poder desviar el ataque verde de turno.

Que conste, el sistema nuevo funciona al 100%, me gusta, es adictivo y mola… pero no es Doom. Supongo que a cada jugador le sentará de manera diferente. Algunos amarán más esta nueva propuesta mientras otros seguiremos echando de menos a las entregas anteriores. Sea como sea, Doom: The Dark Ages me sigue pareciendo un juego sobresaliente al que le voy a dar las 4 birras sobre 5 de Ogullogamers.

En definitiva, creo que vale la pena echarle un tiento. Lo tenéis gratis dentro de la suscripción Ultimate en Game Pass y en el resto de tiendas digitales, como Steam, por 79,99€.

4 BIRRAS

Análisis de Doom: The Dark Ages - Orgullogamers
Doom The Dark Ages Analisis Orgullogamers Cabecera

Evolucionar o morir. A este clavo se ha agarrado Id Software para traer un nuevo Slayer con escudo bajo el brazo. Así es Doom: The Dark Ages.

Sistema operativo: PC

Categoría de la solicitud: Juego

Puntuación del editor:
4

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