«No hay un señor pendiente de tus expectativas de mierda»
Siempre hay polémica. Siempre que un juego trastoca un poco a la comunidad de videojugadores. Siempre que sale un exclusivo de X marca, viene la riada de bilis. Si X personaje es de la condición «patata», también. Siempre la misma cantinela. Esto ocurre con The Last of Us: Parte II.
Aquí vemos lo de siempre, esta vez por partida doble: que la marca que no te gusta saca un exclusivo, se le echa todo el odio posible; que las protagonistas tienen una condición sexual específica, también. Se ha generado una polémica tan absurda como infantil. Si no os importa, en ciertos momentos parafrasearé frases de este simpático vídeo del podcast Tocando fondo.
Puede caerte bien o mal Neil Druckmann (que, vale, es un cretino integral y un explotador), pero The Last of Us: Parte II no es solo suyo, es de Naughty Dog. Y sería bastante injusto y poco coherente decir que el juego es malo porque Druckmann es mala gente o porque explota a sus trabajadores. Lo siento, no es el caso. Podéis iros lejos un rato si lo odiáis por eso. Y si es porque hay lesbianas, más lejos aún, por favor.

Ahora sí, vamos a tratar el juego. Por supuesto, habrá SPOILERS.
The Last of Us: Parte II es un juego que me ha provocado sentimientos encontrados. Por una parte, tenemos un gran salto tecnológico con una mejora clara en la jugabilidad, pero lastrado por una historia que en ciertos momentos se nota alargada de forma artificial, y una protagonista que no da la talla. Y no, no me refiero a Abby, que precisamente es todo lo positivo del juego.
La historia nos sitúa cuatro años después de los hechos del primer juego. Joel y Ellie se han afincado en Jacksonville, manteniendo el asentamiento seguro y viviendo como pueden en este mundo postapocalíptico. Hasta que un día aparecen unos desconocidos, entre los que se encuentra una misteriosa chica llamada Abby. Asesinan a Joel delante de Ellie, provocando en ella una búsqueda de venganza… pero nada es lo que parece en este juego.
Primero quiero hablar de lo de Joel, que parece ser lo que más le dolió a la gente. A ver, la pregunta es: ¿vosotros pensáis que si hubiese muerto, por ejemplo, Dina, Tommy u otro NPC, os habría parecido justificada esa venganza? ¿Os habríais identificado con la venganza de alguien que hemos conocido durante 7–10 minutos? Si creéis que sí, os engañáis a vosotros mismos. O directamente, el juego no está hecho para vosotros, ni para vuestros gustos ni para vuestras expectativas de mierda.
¿Pensáis que Neil Druckmann o ND estaban en plan “Ay, no vayamos a matar a Joel porque (inserte nombre) se nos va a disgustar”? La vida real NO FUNCIONA ASÍ.

Volviendo al cauce, que me engorilo: la idea de algo tan chocante es buscarte una justificación para que te den en la patata. Puede ser radical o chocante, sí. Pero eso no implica que sea malo. Es más: a mí me pareció justo, por lo mencionado anteriormente. Joel es muy querido y es una motivación perfecta por parte de ND para justificar esta segunda parte. El final del primero estaba cerrado, y salvo que dieran un giro así, no daba para más. Porque si no, la historia hubiese quedado más artificial y efectista de lo que es.
Pese a tener buenos momentos y una premisa llamativa, lo más flojo de The Last of Us: Parte II es su historia.
La base principal no es la venganza, sino las consecuencias de nuestros actos y cómo la violencia genera más violencia. Ese punto está muy bien llevado, presentando dos perspectivas: la de Ellie, que busca vengarse de quienes mataron a Joel; y la de Abby, que busca pasar página por lo que Joel hizo. En papel está bien presentado, pero no queda tan bien ejecutado como esperaba.
Lo más lesivo de la trama —aparte de algunos elementos que desgranaré— es lo tremendamente alargada que está de forma artificial. Solo para justificar unas fases de falso mundo abierto y hacer que dure más de 8 horas. A mí me duró unas 20. Además, hay muchos momentos de ir de un lado a otro a por algo, y luego volver. Pero donde más se nota ese alargamiento es en la parte tras el enfrentamiento con Ellie en el anfiteatro.
El juego se acababa ahí y su historia habría sido de 9. Pero esa parte extra hace que se quede en un 5 pelado. Es como si Druckmann quisiera ser más redundante aún con el mensaje de “la venganza es mala”. Que sí, Neil, hemos estado jugando y lo hemos pillado. No hace falta insistir tanto. Y por cierto: el caos narrativo del juego es acojonante. Lo siento mucho, pero ND no sabe poner flashbacks correctamente. Son anticlimáticos y te cortan el rollo el 90% de las veces.

Otra cosa que no me gustó nada fue Ellie. Me pareció un personaje insoportable, pedorra y más tonta que un zapato. Además de ser una jodida psicópata. Al principio sientes pena por ella, por lo que le sucede… pero su evolución la convierte en alguien mezquino y ruin. En contraposición, tenemos a lo que creo que es lo mejor del juego, con más esencia de The Last of Us que toda la trama de Ellie: Abby.
Abby es un personaje que, cuanto más lo conoces y más sabes de lo que le pasa, más empatía genera. Me recordó en muchos momentos a Joel del primer juego. Perdió a su padre a manos de Joel, y acaba recordando lo que es cuidar y querer a alguien. Pasar página de una obsesión, como ocurre con el personaje de Lev. Lo que aprendes jugando con ella es que en este tipo de tramas no existen malos muy malos ni héroes muy buenos. La vida es una escala de grises. Y eso, caballeros y damas, es el mayor acierto del juego. Si me eliminan la trama de Ellie y me dejan solo a Abby, para mí es GOTY.
La historia en sí es bastante ambiciosa, pero esa misma ambición ha hecho que un mensaje potente y bien llevado se vea lastrado por un argumento cliché, alargado y con carencias narrativas. A estas alturas, ND debería saber hacerlo mejor.
Cerrando la trama, hablemos del juego en sí. The Last of Us: Parte II es una delicia visual y también jugable. ND ha aprendido a pulir sus sistemas en cada título. Con Uncharted 4 ya consiguieron una jugabilidad soberbia y un gunplay exquisito. Mi miedo con esta secuela era tener que lidiar con el gameplay del primero, donde los tiroteos eran toscos y el combate bastante ortopédico. Sí, lo siento. No me tiréis piedras.
Pero en esta entrega, los tiroteos son un placer. Cada disparo, con cualquier arma, se siente cómodo y satisfactorio. Además, se añaden novedades jugables como el sistema de esquiva (L1) para evitar ataques cuerpo a cuerpo y contraatacar. Todo acompañado de una IA muy bien elaborada y muy cabrona. Te puede poner en apuros en nada.

Vuelve también el sistema de fabricación. Aparte de cócteles molotov, ahora tenemos nuevas opciones como bombas de humo, minas, munición especial (como flechas explosivas para Ellie o cartuchos incendiarios para Abby), y árboles de habilidades que nos permiten personalizar a los personajes según nuestro estilo de juego.
Mi parte favorita: la mejora de armas. Mientras saqueamos zonas, encontramos piezas que luego podemos usar en bancos de trabajo para transformar nuestras armas en verdaderas herramientas de destrucción. Un puntazo.
En conclusión, The Last of Us: Parte II es un BUEN juego. Un broche agridulce para la saga y un buen cierre para la vida útil de la PS4, junto con la calma de Ghost of Tsushima. Si te gustó el primero, puede que la historia de este te decepcione… pero por su jugabilidad, vale la pena.
“Si te has sentido ofendido y molesto por este artículo, rellena una solicitud y mándala a Calle Me da Igual nº 6, CP 00000, Llorería, provincia: Hemoal.”
