La humanización de Big Boss en Metal Gear Solid 3: Snake Eater

humanizacion de Big Boss

Hoy profundizamos en la humanización de Big Boss y cómo Kojima nos habla a través de él en la tercera entrega de la saga.

La humanización de Big Boss. No engaño a nadie si le digo que la saga Metal Gear Solid es de mis favoritas. Y es que, el bueno de Solid Snake lleva acompañando mi vida de videojugador desde los primeros recuerdos que tengo, cuando pude jugar al primer título de la saga siendo apenas un crío con una copia pirata para PlayStation 1 y, por supuesto, sin enterarme de absolutamente nada.

No recuerdo qué fue exactamente lo que me atrajo de aquel primer juego, pero probablemente la sensación de estar jugando una película fue lo que hizo click en mi cabeza. Pasaron los años y, tras desechar jugar a la segunda parte porque mi yo joven y pueril quería manejar a Solid Snake, llegó a mi vida Metal Gear Solid 3: Snake Eater en formato demo. Una demo que, si mal no recuerdo, abarcaba toda o casi toda la Misión Virtuosa del juego base, es decir, el prólogo. Ni recuerdo las veces que lo completé hasta que me pude comprar el juego completo y enamorarme perdidamente de los videojuegos. Porque sí, ese juego tuvo la culpa de mi amor por el género.

Humanización de Big Boss
Naked Snake en la Misión Virtuosa

Desde entonces ha llovido mucho, y me avergüenza reconocer que apenas había vuelto a jugar a Metal Gear Solid 3: Snake Eater hasta que Konami tuvo a bien relanzar la saga en sistemas modernos en una Master Collection con más luces que sombras. Pero sí, ahora me encuentro rejugando el que considero mi juego favorito de toda la historia y no dejo de sorprenderme con cada detalle que veo y que juego. Porque los juegos de Hideo Kojima son muchas cosas, pero si hay algo por lo que destacan es, sin duda, por el mimo a los pequeños detalles.

No obstante, hay un detalle que es el que me ha animado a retomar esto de la escritura. Durante los hechos de Metal Gear Solid 3: Snake Eater, vivimos el momento en el que Naked Snake, quien posteriormente sería uno de los villanos de la saga y conocido como Big Boss, pierde el ojo derecho y comienza a tapar la herida con el ya mítico parche. Este traumático suceso tiene lugar durante la tortura que sufre Snake por parte del coronel Volgin en la fortaleza de Groznyj Grad, cuando un joven Ocelot decide jugar su particular ruleta rusa con Tatyana, papel representado por EVA para infiltrarse entre las filas del coronel.

Encarcelado, huido y casi ahogado, Snake va a dar con sus huesos a una cueva dónde le esperará EVA para darle su equipo. Tras unas escenas algo subidas de tono dónde impera la felicidad de seguir con vida, Snake se fija en una mariposa que revolotea por la cueva y, en un acto tan cotidiano como infantil, intenta atrapar a la mariposa cuando pasa por delante de sus ojos, fallando en el intento.

Es aquí cuando Snake tuerce el gesto y baja la cabeza, mostrando un momento de debilidad y humanidad que dice mucho más que el 95% de los diálogos escritos por Hideo Kojima durante toda su carrera. Con un gesto tan simple como cazar una mariposa al vuelo y fallar, Kojima nos enseña que Snake es un humano más, que no es el super soldado inmune a todos los males que nos pretenden vender y que, bajo esa máscara de tipo duro y comprometido por la misión, se encuentra un ser humano que es consciente de sus limitaciones y que, sobre todo, siente.

Snake falla al tratar de coger la mariposa

EVA, al ver el gesto alicaído de Snake, decide abrazarle para intentar consolarle, le da las gracias y le dice que a partir de ahora será sus ojos, para después tratar de que le corresponda los besos que siempre le niega. Tras esto, Snake aparta a EVA, porque ni la pena ni la excitación le pueden apartar de su misión, y se recompone diciendo que «no es como si no pudiera ver. Mientras tenga un ojo bueno podré disparar». Poco después, Snake se jugará la vida dando a un explosivo C3 la forma de una mariposa para lanzarlo al aire y cogerlo al vuelo, mostrando así la capacidad de resiliencia del protagonista.

Con esta simple escena, este simple gesto, Hideo Kojima consigue la humanización de Big Boss como nunca lo había hecho. En el primer Metal Gear Solid, con Solid Snake, encarnábamos a un protagonista con tablas de superhéroe, mientras que en Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty, se nos exponían las inseguridades y miedos de Raiden a golpe de extensísimas conversaciones que no derivaban en nada.

Pero fue ahí, en esa cueva tras la cascada, dónde Kojima supo deconstruir con un gesto tan sumamente humano al arquetipo de soldado perfecto, masculino y fuerte. Porque Naked Snake es solamente un soldado con una misión a cumplir y, pese a que no se contemple, fracasar también es una opción.

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