Vuelta al punto de partida. Nueva aventura recibida para la sección de relatos de la página. Están invitados a su lectura
«Vuelta al punto de partida»
Muy buenas a todos. Nuevo relato para la sección, uno de los que quedaban pendientes para publicar y cerrar el número para el libro. Una vez publicado el que nos ocupa, tan sólo me quedan dos por recibir y publicar. Espero tenerlos cuanto antes para poder empezar a movernos. De nuevo, gracias a todos por vuestra participación.
En esta ocasión, el compañero Fotograma291 os invita a un viaje especial y basado en una de las sagas de videojuegos más conocida y queridas por muchos jugadores. Espero que lo disfruten. Os dejo con el relato.
-Vuelta al punto de partida-
Habían pasado pocos meses desde mí última misión, creía que nunca me volvería a meter en una nave para explorar el espacio, pero recibí un chivatazo de que se habían encontrado unos restos, aunque no unos cualquiera.
Creía que no había quedado nada de aquel planeta cuando explotó, pero lo peor no era haber hallado aquellas rocas gigantescas, sino que había indicios de vida, muy débil, casi fugaz como una estrella, pues alguien… o algo estaba tratando de habitar ahí.
El rumbo era estable y no presentaba indicios de desmayarme como la última vez. El parásito cambió mucho de mi y me generó un miedo a volar que jamás había sentido.
En mis años como cazarrecompensas nunca experimenté ese sentimiento, supuse que el exceso de confianza que tenía en mí misma me había vuelto tan arrogante que por eso no quise hacer caso cuando el parásito me infectó.
Ahora, en esta nueva misión, debo luchar por superar ese miedo irracional…
Me aproximaba a los restos del planeta, presentaba un aspecto inmenso pese a la gran explosión que hubo hace algún tiempo. Aquella roca parecía un planeta en sí, es cierto que durante mí viaje por aquel mundo descubrí varias regiones con multitud de sorpresas y peligros, pero nunca pensé que fuera tan inmenso.
No recordé el tiempo que duró aquella misión, supuse que se perdió la información tras mí accidente con el parásito.
Cuando llegué a aquella explanada pude observar que permanecía intacta, sentí una sensación extraña cuando salí al exterior, pues era como volver al hogar. Dejé que esa nostalgia me llevara a mis recuerdos en aquel planeta.
Enfrente de mí nave, se encontraba la puerta que dio acceso a mí última aventura en aquel mundo. Una vez más, volví a adentrarme en aquella caverna que me llevaba al pasado, pues una ola de recuerdos inundó mí cabeza.
El interior estaba muy castigado por la explosión y tuve que abrirme paso luchando contra el riesgo de desprendimiento. Decidí no usar mí cañón o el armamento para que aquel túnel no se convirtiera en mí tumba. Tenía que seguir avanzando como fuera, pues los sensores detectaban vida por aquel camino.
Conseguí deslizarme por los huecos y pequeños pasajes hasta llegar al ascensor…
Cuando llegué a aquel agujero que pareció que no tenía fin, sentí que estaba atrapada en un bucle temporal, había perdido la cuenta de las veces que había escapado por aquel hueco.
Esta vez no pude hacer uso de las plataformas de evacuación para descender, ya que habían sido consumidas hasta ser inservibles, tuve que saltar al vacío rezando porque hubiera un fondo en el que aterrizar.
Salté y la gravedad de aquella roca fue mí mejor aliada, pues no era muy fuerte y pude descender despacio hasta llegar al fondo.
Una vez en las profundidades de aquella oscuridad, activé la visión térmica. Pude vislumbrar un enorme agujero en la pared que conectaba con una sala que conocía muy bien.
Parecía que ese lugar era indestructible y aún permanecía los restos del enorme tanque de cristal que habían sido el contenedor del peor de mis enemigos, el cerebro de todo y causante de más de una pesadilla en mis noches.
Sin embargo, en su interior, en el suelo, pude observar algo que empezó a desprender mucho calor y energía.
Recordé por un momento mí última batalla contra aquel monstruo y la víctima que se llevó consigo al infierno. Me detuve para respirar hondo, pues el dolor de aquella perdida me hizo sentir que aún permanecía abierta una herida que me restaba las fuerzas para continuar. Por un momento desee que aquella masa calorífica fuera él… no fue así.
Cuando llegué hasta aquellos restos, mis indicadores de radiactividad se dispararon junto con los de peligro. Desactivé el visor térmico y pude ver con mis propios ojos qué era.
No había duda, ese color azul chillón y esa viscosidad eran inconfundibles. Me alejé un poco, pues mí traje ya no tenía esa inmunidad para soportar tanta radiación.
De pronto, mis indicadores de peligro volvieron a subir, había algo o alguien a mí espalda que estaba dispuesto a luchar contra mi.
No había escapatoria, era la hora de cazar.
Fotograma291
Un relato basado en >> la Saga Metroid <<
Doctor en Filosofía. Campeón del mundo de futbolín. Mira la magia de mi melena. Practico el deporte y la cultura. Rey Emérito de Orgullogamers.