Segunda entrega del especial de Los Cazafantasmas. Una vez más, toca hablar y recordar película y videojuego: Los Cazafantasmas II
¿Qué van a hacer una segunda parte de Los Cazafantasmas? ¿A quién había que matar para que se hiciera realidad ese sueño? A nadie. Ya estaba más que estrenada por aquel entonces en aquellas Españas cuando me vinieron con el chisme en el patio de recreo del colegio. Luego confirmé el chismorreo gracias a las noticias de la 1 de Televisión Española. Comentaron brevemente el estreno de la película en los cines patrios, acompañando a la noticia estaba la escena del juzgado cuando aparecen esos dos fantasmas condenados a la silla eléctrica. Poco tiempo después, y como siempre marcado a fuego en el calendario el día de publicación de Micromanía, corrí hacia el kiosco habitual, para hacerme con aquella pedazo de revista, donde mis ojos se saciarían con imágenes sacadas del videojuego que pronto disfrutaría en mi Spectrum.
Muy tranquilos andaban nuestros Doctores en sus respectivos nuevos empleos. De algo hay que comer, y como la actividad fantasmal después de lo de Gozer había desaparecido, algo había que hacer. Siempre he tenido una duda al respecto. En algún momento de la primera película, se puede comprobar los honorarios de los cazadores de fantasmas (Ofertas aparte) y por capturar a un ente ectoplasmático cobraron al Hotel, creo recordar, que unos 5000 dólares. Teniendo en cuenta que desde esa primera captura, les llovieron ofertas y avisos por toda la ciudad, sin contar con la factura que probablemente pasaron al ayuntamiento de Nueva York por salvar a la ciudad y no necesariamente “pequeña” …¿Cuánta pasta ganaron estos cabrones y dónde está? ¿En serio necesitaban trabajar más? Y lo necesitaban…no hay duda…si no ¿por qué iban a trabajar en fiestas de cumpleaños? ¿Malas inversiones? ¿el doctor Venkman de por medio haciendo de contable? Eso lo explicaría sin duda.
¿Y que era de nuestro buen Egon Spengler? Pues aparte de seguir coleccionando hongos mohos y esporas, se dedicaba a la investigación de la especie humana, a sus hábitos de comportamiento en ambientes hostiles o extremos, como por ejemplo simular una oficina de asesoría matrimonial y subirles poco a poco la calefacción para comprobar anotar y estudiar sus resultados.
El caso es que Vigo el Cárpato se encapricha del niño. ¿Quién es Vigo? ¡Ah! ¿Que no os habíamos presentado? Vigo es el azote de los Cárpatos, la tristeza de Moldavia…Vigo es el nuevo malo malísimo de esta segunda parte. Vive en un cuadro y necesita dos cosas. La mala hostia de la gente para hacerse cada vez más fuerte y un niño humano para poder reencarnarse y así dominar el mundo, ser el dueño de todo lo que ve, comprar activos en Bankia y todas esas cosas que ansían siempre los malos con tendencia a la megalomanía.
Ni cortos ni perezosos se dirigen a la Isla de libertad, donde rocían con mocos de amor a la diosa francesa, a la estatua de la libertad. Un poquito de música para el body y los mocos hacen que la gran dama neoyokina cobre vida. Llegan al museo a lomos de la francesa, gracias al imponente tamaño de su antorcha y los cánticos de amor del pueblo, logran abrir brecha en el caparazón que rodea el museo. Nuestros héroes entran en su interior dando estopa y amor moquero a partes iguales a la tristeza de Moldavia, haciéndolo regresar por siempre jamás al sitio que le corresponde.
Si ya en su día quedé impresionado con mi máquina de 128k viendo como ejecutaba una intro en Viaje al centro de la tierra, la sensación de asombro volvió a repetirse al ver como mi Spectrum desataba “casi todo” su poder al mostrar imágenes digitalizadas (como en Indiana Jones y la Última Cruzada, sólo que ahora no recuerdo si antes jugué con el Arqueólogo o con los Doctores) sólo por eso, ya merecía su carga, capturas sacadas de la película. Vale, en rojo y negro, pero ahí estaban…no se apreciaba casi una mierda ¿qué coño era eso? Eso de ahí parecía Egon, y aquello de allí parecía una calle…a día de hoy sigo sin descifrarlo del todo…pero “¡eh! que mi Spectrum mostraba gráficos digitalizados ojo cuidao” y para mí eso era una de las cosas más increíbles que podía ver por aquel entonces.
A decir verdad, por las fechas…lo que hacía era mirar a mi viejo Spectrum, a mi viejo compañero de batallas, con ternura, casi de forma paterno filial. Miraba lo que intentaba hacer, pese a sus años, el esfuerzo que hacía por seguir intentando jugar conmigo a las últimas novedades que se presentaban en la industria, esforzándose como un campeón dando lo mejor de sí mismo, hasta donde podían llegar sus vetustos circuitos y eso me llenaba de orgullo. Intentad mirar a vuestras máquinas de esa forma. Que ahora los dan 10 teraflops (¿que mierda es esa?) y están a disgusto. Tienen demasiado y a todo ponen pegas. «Como se nota que no pasaron hambre en la guerra».
Pasado este ramalazo de abuelo cebolleta, después de las mentadas imágenes digitalizadas, nos enfrentábamos a la primera fase del juego. Respecto a como abordé este segundo Cazafantasmas comparado con el primero, decir que esta vez sí sabía la existencia de más fases. La información en su forma de revista como la mítica Micromania empezaba a entrar en casa, los videojuegos eran algo más que otra parte o complemento de la totalidad de mi tiempo de ocio vespertino uniéndose la lectura sobre videojuegos ordenadores y consolas. Quería saber más y conocer más para saber bien que comprar.
Luego vienen más niveles en el estudio del videojuego. Ese que al parecer te viste de etiqueta, como decir de carrerilla nombre de compañías o desarrolladores como si fueran los ríos de España. De momento leía para saber que se iba cociendo en cuanto a novedades que llevarse a la boca y, sobre todo, que nuevas plataformas aterrizarían en la piel de toro. Cada información sobre un nuevo título o una nueva consola era bien recibida y celebrada…como ahora……….
Con toda la información recogida te enfrentabas al juego. Al contrario que con su primera parte, con esta segunda sabía de antemano a cuantas fases iba a enfrentarme. Aun con esas…he de confesar que nunca pasé de la primera pantalla…por lo tanto…la duda que planteé en el anterior capítulo queda despejada…era un poco torpe a los mandos y no era escusa la falta de información sobre cuantas pantallas disponía el juego. Después de esta triste confesión, pasemos a hablar un poquito de las fases del juego.
El juego consta de tres fases. (Para mí, de una sola fase). Bien sea por limitaciones de la máquina o limitaciones de tiempo, esto es lo que hay. Eso sí, una vez más entra en juego la dificultad y el estiramiento. Las fases se estiran y alargan como esa barra de pan de ayer que guardaste en una bolsa, ya sabes, cuando ese pan se convierte en chicle. La materia no se crea ni se destruye, se transforma. Y la dificultad una vez más puede convertirse en desesperante, al menos en mis torpes manos. Una vez pasada la primera carga del juego, nos encontramos en un bello paraje: La alcantarilla.
En esta fase debemos bajar y bajar, descender y descender por la alcantarilla, la alcantarilla más profunda del mundo, los científicos se equivocan, las fosas de las Marianas no son el lugar más profundo de la tierra, es esta jodida alcantarilla. ¿He dicho que debemos bajar? Bien, pues mientras desciendes con bamboleante movimiento debido a la cuerda que nos sujeta como un chorizo aireándose en el techo de una casa de pueblo, deberemos prestar atención al entorno hostil. Fantasmas, gases, mocos y vigas tratarán de entorpecer nuestro camino. Mención especial a la mano de “Béla Lugosi” que insiste una y otra vez en arañar con su dedo índice la cuerda que nos sujeta para precipitarnos al vacío. Si mi compañero Chunitin tiene pesadillas con la gota de Abu Simbel, yo la tengo con esta jodida mano.
Una vez llegamos al final del camino, nos encontramos con el rio de mocos. Recogeremos nuestra muestra y a la siguiente fase: La de la estatua de la libertad. Como he repetido a lo largo de esta entrada, mi manqueria a los mandos del teclado del Spectrum ha quedado patente, y nunca pude jugar a ésta ni a la siguiente fase, por lo que poco puedo decir de ellas que respecte a su jugabilidad o dificultad. Lo que he visto de ellas ha sido mediante videos de youtube para quitarme la espinita de ver como movía el Spectrum dichas fases. En esta ocasión, la acción arcade pasa a convertirse en una especie de matamarcianos, donde mediante una nube cargada de protones deberemos custodiar a nuestra estatua gigante y aniquilar a todo bicho viviente…bueno, mejor dicho, a todo bicho ectoplasmático.
Tras estirar la fase una vez más, hasta casi rozar el aburrimiento, nos plantaremos de lleno en el interior del museo dando por comienzo la tercera fase. Fase con la que volveremos a cambiar de estilo de juego. Ahora toca un poco de estrategia. No mucha, pero haberla hayla. Dispondremos de la mejor forma a nuestros héroes en la sala. La acción esta vez se nos presenta en una siempre sorprendente cámara isométrica. Colocaremos nuestros peones para acabar con el azote de los Cárpatos, con ese que dominaba la tierra sobre una montaña de calaveras, en el castillo del dolor, sentado en un trono de sangre.
-Conclusiones-
Lo que más me llamaba por aquel entonces de este Cazafantasmas II era la espectacular pinta que tenía el juego a nivel gráfico. Unos escenarios muy currados y un personaje gigantesco en la fase de la alcantarilla. Todo se movía muy bien, quizás se notaba que el juego pesaba demasiado para mi Spectrum y no iba todo lo fluido que necesitaba una buena jugabilidad, pero se dejaba jugar muy bien, lo justo y necesario. Desde el punto de vista más personal, prefiero jugar a su primera parte. De hecho, la sigo jugando, pero con esta segunda parte…mejor dejarla en el cajón del recuerdo…exclusivamente en el recuerdo, por tanto, vamos a recordarlo con un Game Play si os parece.
Doctor en Filosofía. Campeón del mundo de futbolín. Mira la magia de mi melena. Practico el deporte y la cultura. Rey Emérito de Orgullogamers.