Rust y lo efímero del momento

30Rust es como una píldora de acción rápida. Intensidad inmediata y emoción pura. Tensión constante, pero efímera.

Hace unas semanas terminaba la segunda edición de Egoland, organizada por Alexby; conocido por ser uno de los catapultados a la fama en la primera generación de youtubers españoles, siendo uno de los eventos de Twitch más notorios del año y en el que participaron cientos de creadores de contenido de todos los ámbitos. Resultó ser el caldo de cultivo perfecto para que se creasen narrativas surgidas de las interacciones entre jugadores que dieron mucho que hablar durante las semanas siguientes. Como era de esperar, ocurrieron todo tipo de situaciones: desde los rituales casi satánicos de Cuevana: formado por SrCheeto y Maximus, hasta la banda de rock improvisada de los Avengadores: el grupo cuyos integrantes son AlexElCapo, Jujalag, Mr.Jagger y SoyFelipez360.

Una de las cosas más extrañas vividas en una serie de esto tipo fue, sin duda alguna, el pequeño concierto dado por Andy, de Andy y Lucas, en la última noche del evento. Esto confirmó, una vez más, que en internet suceden las cosas menos esperadas, situaciones inimaginables, divertidas y emocionantes. Es... la magia de los "internetes".

Para la primera semana tras el comienzo de Egoland 2, Yuste, conocido por ser la cabeza del medio Esportmaniacos, dio luz verde a gente de su confianza para montar un servidor, y que cualquiera que frecuentase su canal pudiese disfrutar del juego y desahogarse así del reciente hype. Entre ellos, yo. En un principio estuvo pensado para suscriptores, pero, pese a no serlo, conseguí entrar; llevaba demasiado tiempo deseando sumergirme en la supervivencia más salvaje y, aprovechando que estaba de oferta, entré de lleno en ella.

La gran mayoría de los jugadores del servidor seguimos este mismo procedimiento y otros tantos llevaban ya un tiempo esperando una excusa para ponerse a jugar en un entorno más relajado. Como ya os comentaré más adelante, Rust no es un videojuego para todo el mundo. Así que ahí estamos, un buen puñado de novatos en un entorno que, aunque resultó ser notablemente menos hostil en comparación a un servidor oficial, seguía dándonos una tensión digna de cualquier filme de terror.

Es innegable que ha sido uno de los eventos más importantes del recién comenzado año. Traduciendo, así, esa atención en ventas para Facepunch Studios; desarrolladores del título. Además de una creciente turba de personas llevadas por la emoción del momento, cosa que ocurre comúnmente en eventos de Twitch. Aunque el interés del público, y la participación en Egoland 2, fue desinflándose poco a poco, la realidad es que hubieron ciertos problemas que acentuaron esta situación. En este artículo no los trataremos, lo siento.

Hoy toca hablar de lo salvaje, hostil y precioso que es este juego y por qué Rust no es para todos.

Rust no es para todos - guitarra

Los recién llegados

Despiertas tirado en la costa, con el mar de melodía, y completamente desnudo. Las olas repiquetean en tu piel, te yergues y miras en derredor; estás perdido, todo es nuevo. Rebuscas, pero solo encuentras una roca y una antorcha en tu inventario. Con la piedra podrás recolectar recursos básicos como madera y piedra, o romper barriles que encuentres entre la chatarra abandonada por las carretas, y la antorcha te facilitará el ser un blanco fácil en la oscura noche.

Entré al servidor de Yuste con una única intención: viajar, guitarra en mano, de una punta a otra del mapa vendiendo los tomaticos que plantase en algún huerto improvisado, pero resultó que en este juego no existen los tomates e ir de puerta en puerta tampoco es que resultase ser la mejor idea para alejarse del abrazo de una bala entre ceja y ceja. Así que no tarde mucho en darme cuenta de que esto que yo intentaba, precisamente, no era Rust.

Conforme iba transcurriendo el tiempo, muchos comenzamos a ser conscientes de que el entorno solo daba la bienvenida a los jugadores más veteranos. Todo es irrisoriamente hostil: los jabalíes, lobos y osos te destruyen en dos segundos y huir de ellos es una difícil opción debido a que, para nuestra sorpresa, son más rápidos. Además de eso, la barra de hambre se reduce con cada acción, lo cual sucede con suspirar, y si no tienes cuidado en las zonas climáticas el frío o el calor pueden congelarte o deshidratarte hasta la muerte. Por si fuera poco, cada cierto tiempo dos helicópteros aparecen a lo largo del mapa. Seremos un foco hostil si portamos armas en la barra de acceso rápido o armaduras adicionales, además de la ropa básica. Y cruzarte con otro jugador en la búsqueda de recursos se convirtió, desde el primer minuto, en una tensión indescriptible.

La principal barrera que impide el acceso de nuevos jugadores a Rust reside en que no encontramos ninguna ayuda, o tutorial, con el que aprender los fundamentos más básicos. Mecánicamente resulta muy sencillo: recolectas recursos, fabricas herramientas y armas, sales a cazar (a otros jugadores o animales) y a realizar incursiones en zonas específicas diseñadas exclusivamente para ello. Después, mejoras el equipamiento con lo obtenido y vuelta a empezar el bucle jugable.

Rust no es para todos - oso

El nivel de desinformación llega a ser injusto

Tardé sus buenos y largos minutos en aprender lo mínimo,  y para mí la supervivencia no me es nada nuevo. Por ejemplo, contamos con cinco mejoras de materiales para las estructuras: paja, que es la menos duradera, madera, piedra; el más común junto al hierro, y metal de alta calidad; siendo el tier más alto. A partir del penúltimo tier, la necesidad de explosivos y su difícil obtención hacen que apenas sea viable el raideo; como se le conoce a la intrusión en otras bases, a no ser que seáis un grupo de jugadores algo experimentados.

Además, para poder mantener la base, y que no se deteriore en el tiempo, debes de construir un armario y llenarlo de los recursos requeridos. Y claro, nosotros esto lo desconocíamos. Los raideos se sucedían casi cada día porque desconocíamos todo ello y el construir y mejor la base de forma eficiente nos resultaba complicado, ¿Quién iba a dejar pasar la oportunidad de quitarnos todo? Todo lo que le quites a otro jugador es tiempo ahorrado.

Pero como este juego te permite hacer cosas alucinantes decidí seguir insistiendo. Unos buenos ejemplos de ello son: diseñar un sistema eléctrico con placas solares, pequeños motores a gasolina (o molinos de viento) que alimenten otros sistemas de riego y purifiquen el agua, sistema de comunicaciones, sistemas de defensa mediante torretas o, incluso, un sistema de alarmas que te avise alertándote directamente en tu smartphone mediante la aplicación de Rust+. Las posibilidades que te ofrece son una locura.

De las casi ciento veinte horas que jugué, ochenta, aproximadamente, las dediqué a diseñar y construir lo que yo mal creía que era una base impenetrable y sus diferentes sistemas; lo dicho, riego, purificación de agua, alarmas y torretas defensivas. Los novatos, durante un tiempo, coincidimos en que ayudarnos resultaba ser la mejor opción. La atmósfera se sentía apacible y hasta los enfrentamientos llegaron a ser divertidos sin llegar a ensuciar el ambiente. Podías salir de la base e interactuar con otros jugadores, dar o recibir ayuda, recolectar materiales y avanzar tranquilamente.

Hasta que llegaron ellos… los tóxicos

Típicos jugadores que ya cuentan con algo más de idea, con cierta experiencia. El saber suficiente como para no ser veteranos, pero tampoco novatos. Se movían en ese umbral, y en nuestro pequeño rincón de juegos vislumbraron algo. Una oportunidad, el momento de sentirse mejores abusando del poder que les otorgaba nuestra falta de conocimiento. Ahí comenzó el principio del fin del servidor.

Pero, ¿por qué sucedió todo esto? Bueno, permitidme contaros como nació Rust: En un principio se ideó como un clon de Day Z, pero sus desarrolladores quisieron programar mecánicas más realistas. Esto ocurrió allá por el 2013, aunque su versión final se lanzó hace apenas unos años; en febrero de 2018. Y ya desde su lanzamiento se diseñó de tal manera que, ya sea intencionadamente o no, dificulta la entrada de nuevos jugadores.

Para explicar por qué Rust es como es, debemos tener en cuenta algunos factores. El primero de ellos es, como decíamos unos párrafos atrás, su propio diseño y lo hostil de este. Además, no existe modo de juego local para uno o varios jugadores, ni algún modo de práctica, por lo que todo el peso recae en que la propia comunidad cree servidores para ello. El bucle jugable es repetitivo, aunque no por ello aburrido, y actualmente es difícil que un servidor esté activo de un reinicio a otro con un grueso de jugadores estable. Así que, aparentemente, el modus operandi acaba convirtiéndose en el entorpecimiento del progreso de los otros jugadores.

Avanzar pisando cráneos

Rust no es para todos - noche

También debemos tener en cuenta que cada cierto tiempo los servidores sufren un reinicio completo, o parcial; de mapa o recetas aprendidas, para que dicho bucle continúe y el proceso siga vivo. Esto es algo poco comprensible para jugadores recién llegados como nosotros, pero he de decir que la fórmula que sigue es idónea y acaba volviéndose ciertamente adictiva.

Rust no es para todos. Está claro, es así, pero ¿Es esto contraproducente para el juego? Para el jugador novato empezar se resume en: revivir una y otra vez, sin tener mucha idea de cómo evitar tu muerte, mientras aprendes a las malas o lo dejas. Es frustrante y agotador, y me cuesta entender por qué han decidido que debía ser así. Pero quién soy yo para quejarme de nada si las estadísticas demuestran que Facepunch no deja de ganar nuevos jugadores.

Personalmente, y sintiéndolo mucho, un videojuego, por muy hardcore que pretenda ser, si necesita de ayuda externa para que sus jugadores puedan jugar es un videojuego mal diseñado.

Reducido de esta manera pierde el sentido, es cierto, y suena al típico juego que fomenta la toxicidad. Disculpadme por ello. Aún así, tiene algo. Rust tiene algo que te hace volver. Algo que te llama y te grita que no dejes de jugar, pese a estar tres horas intentando hacerte una mísera base tras morir diez veces. Tal vez sea el compañerismo, el tener que estar pendiente de que todo vaya bien, el estar obligado a salir a recolectar recursos para mantener la base recia, la tensión de salir de ella y estar pendiente a cualquier mínimo ruido porque cualquier cosa podría convertirse en un potencial enemigo. No pocas veces mis compañeros confundieron los pasos de animales con los de personas y gastaron un cargador al aire.

Rust no es para todos - raid

Primero dispara, luego pregunta

Después del primer reinicio de mapa; nos dejaron las recetas aprendidas debido a la inexperiencia de la mayoría del servidor, todo cambió para mal. Las narrativas dejaron de crearse desde la interactividad de los jugadores y comenzaron a desviar su fuente, como la propia diversión, hacia un escenario de hostilidad, raideos, grifeos (hacerte con el armario enemigo y denegarle el acceso), y tiros por todas partes.

Volví a aparecer en la costa, completamente desnudo, y tardé cerca de un par de horas en conseguir recolectar los materiales básicos para construir mi base. Esas dos horas fueron un absoluto fracaso lleno de muerte, gritos, insultos y tedio. Aquí descubrí que a los novatos se nos llama naked, que viene a ser el jugador recién renacido: por aquello de empezar completamente desnudos.

Cuando al fin logré construir unos cimientos en un lugar seguro, salir de la base se transformó en pura tensión; la misma sensación del primer día, y, la verdad, en el momento pudo ser algo desagradable, pero en el recuerdo la sensación es de añoranza.

Resulta adictivo.

Los días siguientes realizamos distintas incursiones a petrolíferas para obtener equipamiento y recursos, salimos a por las cajas de suministros, caídas de los aviones que recorren el mapa cada cierto tiempo, y logramos hacernos con dos importantes botines en un enfrentamiento contra otro grupo.

Rust no es para todos -atardecer

Nos vemos en Egoland III

Me gustaría dejar una cosa clara y es que no todos los videojuegos son para todo el mundo. Rust no es para todos y no pasa nada.

De todas estas horas jugadas, me quedo con lo maravilloso que ha sido poder conocer a personas maravillosas con las que divertirme e ir progresando juntos. De haber creado narrativas en torno a la relación de nuestro grupo con otros en el servidor. Pasar buenos ratos y ser capaces de entendernos entre desconocidos. Los videojuegos son la herramienta perfecta para socializar.

Escuché en Nucleo de Juego que el principio es lo más importante de una obra. Bueno, en realidad, es algo que se suele decir en distintos ámbitos artísticos, y estoy totalmente de acuerdo con ello. La primera impresión de Rust para muchos jugadores no es más que un mensaje grabado en sangre, una declaración de intenciones clara y concisa:

“No es para ti, les pertenece a ellos.”

Rust no es para todos - páramoY esta barrera es muy difícil de superar. Muchos no son capaces de avanzar, y no por falta de habilidad, precisamente, sino porque sus desarrolladores han decidido que si quieres jugar debes buscarte la vida para aprender.

Aunque la comunidad haya abalado esta conducta, es el pilar que lo sostiene. Y, bueno, vale, puede ser entendible. Es su videojuego y ellos ponen las normas como les plazca, pero ¿por qué no indicar lo más básico?

Personalmente, diría que actúa como un filtro para su comunidad en busca de jugadores que inviertan largas jornadas de tiempo en el título y que, si le llega un aviso a la aplicación de móvil, se levanten apresurados, ya sean las cuatro de la mañana o las tres de la tarde, y entren a defender su base. Todo en su diseño te grita que seas agresivo, que vayas en contra de los demás. Que le dediques cantidades inhumanas de tiempo a recolectar e invadir.

No puedes fiarte, nunca, de nadie.

Si ves a otro jugador, debes disparar y coger todo lo que lleve encima antes de que vuelva para vengarse o intentar rapiñar lo poco que le hayas dejado.

Al final, el servidor se fue vaciando debido a que los jugadores más agresivos raideaban y grifeaban al resto. Provocando, así, que dejasen jugar ¿para qué hacerlo si tienes que empezar de nuevo casi cada día?

Rust es solo para los paladares acostumbrados a los bocados agridulces.

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