Giants Uprising – Una tesis de la crueldad de la humanidad

Sentir el poder de ser un gigante desatado es embriagador, como bien os describiré en las siguientes impresiones de Giants Uprising.

Las campanas resuenan, ya están otra vez aquí. Me visto con mi capa verde, enfundo mis hojas y disparo los ganchos de mi equipo de maniobras. Esta vez los gigantes no camparán a sus anchas… Oh, espera, creo que me he equivocado de obra. Sí, vale, disculpad, Attack On Titan me tuvo tan absorbido que he olvidado que ahora yo soy el gigante con el deber de espachurrar a los pusilánimes humanos. Aunque ese no sea el trasfondo principal, de ello — y de mucho más — os hablaré en mis impresiones de Giants Uprising.

Humanidad valiéndose de otros seres vivos como herramientas

Los seres humanos somos de coger cualquier cosa a nuestro alcance y someterlo a nuestros intereses. Lo hemos hecho con el mundo animal e incluso con otros seres humanos a lo largo de nuestra sangrienta historia. Supongo que en VARSAV Game Studios querían hacer reflexionar al jugador sobre esa oscura parte de nuestras crónicas, y qué mejor que hacerlo dentro de un contexto de fantasía medieval y con una raza muy parecida a nosotros: los gigantes.

Porque, aunque se venda como un «simulador de gigante enfadado que lo rompe y mata todo», Giants Uprising no exhibe ese músculo como si fuese el más importante de su cuerpo. Más bien estamos ante una historia de rebelión, decadencia y despotismo donde nos va a tocar lidiar con el actor que más sufrirá por encima de todo: el mismo gigante. Destrozamos todo a nuestro paso, sí, pero siempre empujados por la tensión de que nuestra vida pende de un hilo y de que podemos ser aniquilados si nos paramos a relamernos con el caos que provocamos.

Es cierto que hay secciones donde podremos desatarnos con más libertad, sin nada más en mente que arrasar y arrasar, pero el juego se nos plantea como si fuésemos guerrillas del monte y, como tal, lo que buscamos es hacer pequeños asaltos para luego escondernos; eso cuando no tenemos que escapar y ocultarnos de los cañonazos o de otros gigantes que se han aliado con la humanidad para darnos caza.

La cultura y la tradición del universo de Giants Uprising normalizan que los gigantes sean una raza esclava. Existen para construir sus imponentes murallas y castillos, para entretener al populacho en gigantescos coliseos y como vanguardia en sus guerras a modo de carnaza desechable.

impresiones de Giants Uprising - Paisaje

El día a día de un gigante que ha roto sus cadenas

En Giants Uprising empezamos en un coliseo. Somos un gigante que ha visto cómo la humanidad ha matado su familia por simple placer de ver sangre. Sin embargo, nos someten y nos obligan a luchar contra otros miembros de nuestra especie para su deleite. Pero ya estamos hartos, esto tiene que acabar y decidimos cortar por lo sano. Huimos, arrasamos con todo, matamos a los humanos que intentan impedírnoslo y evadimos sus mortíferas herramientas de pólvora.

Así empieza nuestra odisea; poco a poco tendremos que ir acostumbrándonos a las fortalezas que ofrece controlar a un ser de dimensiones colosales. A los mandos, ser un gigante se siente lento, tosco y muy pesado… y me encanta. Somos un mastodonte bruto, torpe y salvaje, no una entidad nacida de la mente de Platinum Games, con lo cual que el juego se sienta así lo veo más como un acierto que una incomodidad.

Esto no quita que en los momentos de acción no se sienta dulce y satisfactorio. Golpear es una acción cuya contundencia dejará estupefacto al objetivo y a nosotros mismos. Lanzar objetos, agarrar humanos y arrojarlos al vacío, patear cosas… incluso alimentarnos de una vaca inocente que estaba pastando tan tranquila; todas estas son mecánicas que llevan a buen puerto su cometido: ser precisas y sólidas; algo que no acompaña, por desgracia, a la parte técnica del videojuego, aunque habrá ciertos matices positivos los cuales señalaré más adelante.

Giants panel de la historia

Odiar a la humanidad es una obligación

La incertidumbre de una libertad que es algo nuevo para nuestro protagonista y la angustia de vivir con perseguidores incansables como son las sociedades humanas, son motores que nutren al videojuego y que mueven su acción narrativa; de cara al órgano audiovisual, es el caos el elemento que lo empuja todo. Giants Uprising puede vanagloriarse de presentar un motor de físicas que nos deja unos resultados más que efectistas, presentándonos entornos completamente destruibles y que reaccionan a nuestros pasos de gigante.

Cualquier tipo de construcción humana puede ser reducida a añicos usando nuestro cuerpo, al igual que ciertos elementos del entorno como los árboles o algunas rocas. Además, de esta destrucción surgen objetos que podremos emplear para continuar con nuestro camino de aniquilación. Por ejemplo, si vamos esprintando y arrasamos con un molino en el proceso, podremos recoger una de sus aspas para usarla de bumerán.

Claro está, cuánta mayor sea nuestra oda a la destrucción, más llamaremos la atención de nuestros enemigos. Al principio tendremos que lidiar con aldeanos asustados que solo huirán despavoridos de nuestra presencia; sin embargo, conforme pase el tiempo, el desafío tomará forma al desplegarse ejércitos enteros de caballeros, maquinaria anti-gigantes o incluso gigantes domados por la humanidad muy bien pertrechados.

Por eso dije, al principio de estas impresiones de Giants Uprising, que la tensión es un elemento capital en la obra: somos una amenaza, sí, pero una que el programa doblegará fácilmente si nos descuidamos.

impresiones de Giants Uprising - Destrucción

Un gigante que pierde fuelle

Hasta ahora, la idea y su forma de ejecutarse me han parecido muy acertadas. Lamentablemente, VARSAV Game Studios no puede alardear de poseer los recursos de grandes editoras, y eso les acaba pasando factura. Se nota que Giants Uprising quiere ser ambicioso. Estamos ante un juego creado mediante Unreal Engine 5 que busca entrarnos a lo bruto por los ojos. Sin embargo, no creo que lo consiga.

Incido que su motor de físicas hace un trabajo impecable, pero las animaciones de nuestro gigante destacan demasiado (para mal), el juego de luces y sombras se siente obsoleto y, en general, hay muchos problemas y bugs técnicos que empobrecen la experiencia. Algunos, como el clipping o el desajuste de las animaciones cuando un cuerpo es golpeado, emborronan el loable apartado artístico del videojuego. Otros, ya más centrados en los menús, hacen que navegar por estos sea incómodo e incluso poco intuitivo.

No quiero ser demasiado inclemente porque, a fin de cuentas, lo que he jugado es una versión early acces y el margen de mejora es grandísimo. No dudo que acabarán puliéndolo todo y quedará un juego de rechupete. Las bases son muy buenas, e incluso con sus problemas, funciona y es divertido. Deseoso me quedo por ver cómo evoluciona esta curiosa rebelión de los gigantes.

Estas impresiones se han podido realizar gracias a un código ofrecido por VARSAV Game Studios.

 

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