Despliega tus alas. Siente la libertad en AER: Memories Of Old.
(«Un coche se estrella contra una comisaría causando un enorme alboroto y destrozando absolutamente toda la sala de recepción. Entre los escombros y el humo se recorta una pequeña silueta, que impone un respeto inversamente proporcional a su estatura. Se escucha lo que todos estaban temiendo escuchar: «He vuelto»«). Y Johnny aparece de nuevo… tal y como prometió, para traeros una pequeña reflexión acerca de AER: Memories Of Old.
Y después de este «off-topic» estilo Terminator pero con un protagonista un poco más bajito y menos musculoso (lo cual no me quita mi merecido mote de «Action-Man»), empiezo con lo que os he venido a contar: que he seguido jugando a juegos «indie» y que he descubierto esta magnánima maravilla dentro del sector audiovisual: AER: Memories Of Old.
Siguiendo mis andanzas por esta sección que ya va tomando forma en mi cabeza, hoy os presento un nuevo «indie» de esos que debéis jugar antes de meteros en vuestra correspondiente caja de pino (o en vuestra urna) para toda la eternidad. Un «indie» que perfectamente hubiese entrado en la lista que hice 5 años atrás de juegos que no son juegos, sino arte, ya no solo en lo visual, sino también en lo sonoro y en la manera de transmitir determinadas sensaciones al jugador.
AER hace muchas cosas y las hace todas bien, empezando a sorprender desde el minuto cero y no dejando en ningún momento de aportar al jugador nuevas y agradables sensaciones. No se con qué propósito el equipo desarrollador, Forgotten Key, creó este juego. Solo se que yo lo describiría con una sola palabra: LIBERTAD.
Pero, ¿qué es exactamente AER? ¿A qué me refiero cuando digo que consigue transmitir sensaciones agradables? ¿Qué es eso de que es más «arte» que «juego»? ¿Por qué me gustó tantísimo, tanto como para dedicarle un artículo? A continuación las respuestas.
ABSTRACCIÓN, MINIMALISMO, COLORES VIVOS Y MÚSICA RELAJANTE EN POS DE LA CALMA Y LA PAZ ABSOLUTA
AER no busca tener los mejores gráficos ni la mejor banda sonora, sino tener los gráficos, los diseños de niveles y la banda sonora adecuados para transmitir lo que quiere transmitir. Y vaya si lo consigue. No será hasta pasados los 5 o 10 primeros minutos cuando salgamos al mundo exterior y descubramos la auténtica belleza de este título. Y es que el mundo de AER está compuesto por islas flotantes muy separadas entre sí, formando distintos archipiélagos diseminados por el todo el cielo. Cada uno de estos cúmulos tiene un clima y unas condiciones orográficas distintas. Nieve, clima de verano, fuertes vientos, bosques, lagos, altas montañas, praderas…
Por todas partes veremos estructuras en ruinas que solo hacen que embellecer el paisaje, aportando un toque de misticismo mágico al entorno.
Otro factor relacionado con los gráficos y con ese espectacular diseño de niveles que identifica al juego son las estructuras gigantescas, de esas que si te sitúas a sus pies y miras hacia arriba te entra un «vértigo inverso», como si se te fuesen a venir encima de un momento a otro. Todas estas estructuras representan santuarios, monolitos o lugares sagrados a los que, por supuesto, deberemos acceder. Y no, no son menos espectaculares por dentro que por fuera.
AER se caracteriza por tener unos paisajes al aire libre hermosos, coloridos, amplios y alegres, pero también hace un gran trabajo en los entornos cerrados y es que tendremos interiores que irán desde lo más angosto hasta las estancias más descomunales que jamás hayamos visto, con techos y amplitudes de decenas de metros. Todo ello, claro, contando con una decoración acorde a la temática sagrada que lo envuelvo todo. Y si le añadimos unos cánticos angelicales de fondo, ya queda que te cagas (en serio).
Pero ¿de qué sirven las islas flotantes, los espacios abiertos repletos de vida y color y los templos sagrados si no sabemos cómo movernos de un sitio a otro? ¿Cómo se viaja a través de estas islas? ¿Cómo afrontaremos los retos en el interior de los templos? ¿De qué va toda esta vaina aparte de admirar paisajes bonitos y escuchar música relajante?
JUGABILIDAD, HISTORIA Y CÓMO LA COMBINACIÓN DE TODOS LOS FACTORES CREA UNA OBRA MAESTRA DE LOS «INDIES» Y UNA CURA CONTRA EL ESTRÉS
Desde luego que caminando no llegaremos muy lejos, eso ya lo podíais intuir. Como veréis en la imagen que encabeza este segundo y último apartado, nuestra protagonista es un ave. O casi mejor dicho: una humana que puede transformarse en ave. O un ave que puede transformarse en una chica; no lo se, la verdad.
El asunto es que siempre nos referiremos a ella como una peregrina que ha iniciado un viaje a través de todo el mundo fragmentado para visitar los Tres Templos Sagrados.
Se nos cuenta muy tempranamente en la trama quienes somos (una peregrina entre otras muchas). También quienes son nuestros aliados (los diferentes humanos, humanas y animales repartidos por las aldeas). Averiguamos en qué mundo vivimos (uno fragmentado debido a un cataclismo originado por fuerzas malignas tiempo atrás). Finalmente, descubrimos cuál es nuestro deber: iniciar la peregrinación hacia tres templos y visitar a las divinidades que hay en el interior de cada uno. Así recibiremos su bendición; mientras vamos descubriendo la historia de La Tierra de los Dioses, que se nos contará mediante inscripciones en las paredes, monolitos o diarios de peregrinos que pasaron por allí antes que nosotros).
El objetivo del juego es conseguir acceder a los 3 templos y superarlos. Estarán repletos de puzzles y retos, aunque tampoco demasiado complicados (aparte, no existen los enemigos como tal y no podemos morir). AER está diseñado para jugarlo sin preocupaciones y sin apretarse mucho los sesos, pretendiendo que el jugador disfrute de su historia, de sus conversaciones y de la grata experiencia de recorrer su bello mundo surcando los cielos, sintiendo la experiencia de ser un ave en libertad.
Por supuesto, las partes en las que nos lanzamos al vacío y desplegamos nuestras alas (acto que podremos hacer cuando deseemos siempre que estemos en un espacio abierto), son la verdadera magia del juego. Al comenzar a volar, una agradable melodía en la que destaca como instrumento el banjo, comenzará a sonar. A partir de ese punto, todo es volar (más rápido o más despacio) y disfrutar de no hacer nada, de simplemente admirar lo que tenemos a nuestro alrededor, de que el «zen» invada nuestra alma.
En las partes en las que caminamos, tanto fuera como dentro de los templos, podemos empuñar un candelabro mágico que nos revelará historias ocultas y es que aunque a simple vista no veamos nada, si llevamos esta luz mágica en las manos podremos ver en los lugares adecuados a los «fantasmas del pasado» de la Tierra de los Dioses. Se trata de recuerdos gráficos de seres humanos o animales. Están ahí plantados como estatuas y algunos tienen lineas de diálogo sobre ellos para que sepamos qué era lo que decían en ese momento. Algunos estaban simplemente hablando, rezando o divirtiéndose. Otros estaban llorando o a punto de morir cuando ocurrió al gran cataclismo.
Por otra parte y ya para terminar, AER tiene una conexión especial con los animales antropomorfos y es que aparte de que la propia protagonista es una humana que puede convertirse en pájaro, los guardianes de los templos y los dioses que habitan en su interior son animales parlantes (y todos ellos de lo más preciosos, todo hemos de decirlo).
En definitiva y para terminar con una experiencia personal: jugué a AER: Memories Of Old hace 4 meses. Atravesaba una época más o menos complicada. Véase que hacía menos de 2 semanas que había dejado de fumar y menos de 1 semana que me había mudado de casa con todo el estrés que eso conlleva. Decidí que si jugaba a algo, debía de ser algo que no me pusiera tenso y vaya si lo encontré: AER consiguió que durante las sesiones de una o dos horas que le dedicaba me evadiese de la realidad y pasase a formar parte de su mundo.
Me quedaba minutos y minutos observando el mismo paisaje o volando de aquí para allá solo por placer. Gozaba de la rica historia que se cuenta, pausada, con gracia y sin prisas. Sin más, abriéndome a una experiencia que prácticamente nunca había experimentado en los videojuegos: la calma absoluta y la libertad de no hacer nada.
Seguiremos muy pronto con esta sección de «indies». Preparaos porque el próximo artículo viene cargado de caña ochentera, una historia loca de cojones y pixel art por un tubo. ¿Qué tenemos por aquí…?
John – Orgullogamer – Libreeeeeee… como el sol cuando amanece yo soy libreeeeeee… como en maaaaaar
Soy ese pibe que da la turra todas las semanas en el canal de Twitch de Orgullogamers.
A veces escribo cosas en este santo blog.