¿UNA AVENTURA GRÁFICA?…¡NO, GRACIAS! – Parte 3

En 1905, un joven de 26 años empleado en una oficina de patentes, publicó cuatro artículos científicos que revolucionaron nuestra visión del universo, desde sus partículas elementales hasta sus más gigantescas galaxias. Se llamaba Albert Einstein, y algunos de aquellos estudios sentaron las bases para inventos que han ido cambiando la vida del hombre durante los últimos cien años.
Sus estudios sobre la naturaleza de la luz, las moléculas, los átomos y el tiempo, cambiaron por completo la forma de ver la física moderna, hasta el punto que hoy en día es muy difícil encontrar una sola idea fundamental que no se remonte siquiera parcialmente a Einstein.
Una de sus teorías más impactantes tenía que ver con la relatividad del tiempo, que todos conocemos. En su momento chocó de plano con una creencia fundamental de científicos como Isaac Newton, según la cual la medición del tiempo es constante en todo el universo.
Para ejemplificar la relatividad del tiempo, se me ocurren tres ilustraciones:
1ª) Supón que un amigo tuyo y tu sincronizáis con toda precisión vuestros relojes. Si tu amigo viajara en avión por todo el mundo y tú te quedas en casa, cuando él regresara, su reloj indicaría un minúsculo retraso al compararlo con el tuyo. Mirando las cosas desde tú perspectiva, el tiempo avanzó más lento en el caso de tu amigo viajero.
2ª) La siguiente ilustración es mucho más impactante: estás en una habitación y te apuntan con un arma. Cuántas veces hemos oído la frase “todo mi vida ha pasado ante mis ojos” y es que es cierto que la medición del tiempo no transcurre de la misma forma para el que sostiene el arma, que para el que está siendo apuntado.
3ª) Dejo la mejor para el final, y es que un jugador de una aventura gráfica puede probar la relatividad del tiempo desde el principio hasta el final. Analicémoslo brevemente.
Hay tres conceptos que para todos son conocidos y que tienen que ver con el tiempo:
– – Tiempo de juego
– – Tiempo real
– – Tiempo productivo
Empezando por el tiempo de juego, es obvio que tiene que ver con el transcurso de la historia del juego. En los juegos clásicos era menos común que ahora, el visualizar como pasa todo un día. Claro está que para ello debemos de pasar la historia, debemos de interactuar con ciertos elementos para seguir adelante, ya que al no hacerlo pareciera como si el tiempo se “estancara”. Eso suele ocurrir con juegos que tienen aventuras o misiones secundarias. Al realizar éstas y no la principal, la sensación es la de no avanzar en el día. Esa sensación se va acrecentando cuando revisamos el tiempo “real” que hemos dedicado al juego. Tal vez minutos o incluso horas. 
Sin embargo, donde el tiempo se convierte en relativo, es en lo productivo del mismo. ¿Dos horas jugando y he llegado hasta aquí? Es un hecho que la productividad del juego “nunca” será al 100% si es la primera vez que jugamos. Si no, hacer la prueba. Tomar cualquier juego, que nunca hayáis tocado. Jugar durante un tiempo considerable, anotarlo y ahora volver a empezar. Haréis exactamente lo mismo, en menos tiempo. La destreza y experiencia nos hará más duchos, superando la marca anterior. 
Pero si encima los personajes se mueven con una lentitud tediosa, hará que nuestra percepción de la productividad sea todavía más negativa. ¡Ojo! No hablamos de esa moderada lentitud, realizada para que los jugadores admiraren los escenarios, su diseño artístico y los detalles que ofrecen. Me refiero a cuando has pasado quince veces por la misma zona y descubres, por fin, (pixel hunting) ese cuerno de unicornio que tienes que combinar con el sombrero de copa que llevas desde que comenzó la aventura, y dárselo al abuelo que estaba sentado en el banco que está frente del museo, que está completamente sordo, que no le gustan las cintas francesas clásicas y que tiene un sobrino que es amigo del primo del cuñado del portero del FBI (un enchufado, piensas), al cual el médico le ha dicho que para el reúma es bueno una sopa de cuerno de unicornio caliente rebajado con un 30% de poliéster, todo ello a doce pantallas de distancia, con su interminables transiciones. Aun así, ¡qué satisfacción llegar y comprobar que estás en lo cierto, sintiéndote un Master del Universo!
Es una realidad que la premura con la que se nos mete en el argumento de muchos juegos, marcando el sentido de urgencia para que resolvamos los problemas y las situaciones, poco tiene que ver con la tranquilidad que demuestran los personajes, o con el hecho de tener que pasar a pie de punta a punta cada escenario.
Podríamos añadir incluso esos momentos en los que el personaje que va subir una escalera, se recoloca antes de dar el primer paso, dando lugar a una animación de unos tres segundos. 
En casos así la productividad del tiempo podría parecernos casi nula, e incluso nos viéramos tentados a usar una “guía”. Lo cierto es que para un buen aventurero, cernido, cribado en mil y una aventuras, es una palabra tabú. No somos dogmáticos, pero como dije en anteriores artículos, estos detalles, estos recursos, forman parte de la esencia de un género único. 
Está clarísimo que aunque el tiempo que pasemos jugando a una aventura gráfica, nos parezca más o menos relativo, por muy lentos que vayan los personajes, no habrá nada más productivo y con lo que hayamos aprovechado nuestro tiempo, que pasárnosla por nosotros mismos.
-De Corthès para Orgullogamer – 



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