Según algunas teorías los seres humanos podrían aguantar hasta 5 días sin beber y unos 40 sin comer. Estos números varían según las condiciones climáticas, altitud o estado de salud.
Pero… ¿y si hay más variantes?
Pongamos que estas reventándote a mamporros contra todos los Dioses de la Grecia antigua, o sobreviviendo en un yermo postnuclear, o peor aún, eres un dinosaurio muy mono cargando con el gordo fontanero que persigue princesas a las que nunca podrá acceder a su círculo en la sociedad.
Sin duda estas variantes nos hacen suponer que este número de días a los que podemos resistir sin agua ni comida se verían reducidos a segundos y quizás los muy buenos… a minutos.
Desde que alguien ideó que para ganar vida en un videojuego era más molón representar un pollo asado que no un corazón rojito y mono como el de Cupido, los videojuegos y la comida han ido de la mano, algunas veces más acertadas que otras pero eso ya lo veremos más adelante.
En los videojuegos nos matan, o nos van restando vida. Se crea entonces la necesidad de restaurarla. ¿Qué mejor manera que zamparse algo o beberse alguna pócima? -a veces con algún color muy extraño que seguro que si no estás vacunado, lo pagas-.
Hasta aquí todo es normal, algunos se animan y comen corazones aliñados con pociones azules o verdes como en Golden Axe. Otros sobreviven con manzanas, que no dátiles, en Arabia como Aladdin y otros sólo beben grog como los piratas de Monkey Island. Más o menos todos siguen bien las reglas nutricionales. ¡Hasta Pac-Man come fruta! …pero hay algunos que se desmadran.
Llega un lampista rellenito con mostacho y se engorda más aún, comiendo setas -ya podéis buscar lo que engordan las setas en internet… si, cero- ¡Y encima el tipo gana vidas recolectando monedas! ¡Como la vida misma! -sin ánimo de ofender-
Por si fuera poco cabalga un dinosaurio que para no morir en el intento de saltar con semejante gordaco encima, tiene que comer… ¡caparazones de tortuga! No hemos encontrado el valor nutricional del caparazón de tortuga roja o verde en internet pero indigesto debe ser seguro. Proponemos que al siguiente Mario de WiiU, Yoshi deba zampar una cajita de Almax cada quince caparazones y así hacéis publicidad y financiáis más Amiibos de esos.
Si hay que hablar del binomio videojuegos y comida no puede faltar el señor Kojima. No entraremos en el rollo que hay ahora de Konami-Kojima ostias como panes, más bien nos meteremos con él y su obsesión en poner fotos de comida en su cuenta de Twitter e Instagram. A ciertas horas, en el curro y hambriento como Gollum en la Ciénaga de los Muertos… seguro le maldices y te acuerdas de su nipona madre.
Ésta obsesión suponemos que le viene del periodo entre Metal Gear Solid 2 y Metal Gear Solid 3, ya que en la tercera entrega la comida era algo esencial para reponer fuerzas y sobrevivir. Para no pasar hambre en la selva, cazábamos conejos y serpientes que teníamos que ingerir al instante o se nos pudrían en el inventario y al comerlos nos destrozaba la barriga con el correspondiente descenso de vida paulatinamente. Una primera aproximación al «último superviviente» de Discovery Max.
Si a los pequeños de la casa les tenéis que enseñar qué es eso de la cadena alimenticia, jugad con ellos 20 minutos a Tokio Jungle. Animalicos sueltos por Tokio sin humanos. Ya veréis ya como lo entienden cuando pillen al pollito para jugar. ¡Que con el lobo es muy fácil!
Hablando de padres e hijos, en el mundillo de los videojuegos también nos hemos encontrado con momentos donde la comida era un problemilla argumental. En Heavy Rain por ejemplo, quién no ha sufrido en ese momento en que estás a solas con tu hijo en casa, tienes un horario marcado que cumplir, miras la nevera y no hay casi nada, das vueltas, te estresas y cuando has conseguido algo para cenar ya es tarde y el niño se va a la cama sin comer. ¡Vaya padres estáis hechos!
Ahora hay que hacer un alto en el camino y os pido que os arrodilléis…
¿Ya? Bien pues, estáis de rodillas para hablar de los Reyes de la comida poligonal, los Dioses del manjar digital, los Amos del puchero cibernético.
¡Arrodillaos ante Bethesda!
Bethesda le ha dado a sus RPG’s (role-playing games) la importancia que tiene la comida en el mundo real o casi. Tenemos miles de ejemplos en juegos como Skyrim o Fallout con todas sus largas listas de alimentos que nos podemos encontrar.
En Fallout los alimentos son más raros ya que estamos en un futuro postnuclear. Los alimentos frescos son escasos y los que hay son muy frikis: carne de brahman de dos cabezas, cangrejos fluorescentes o hamburguesas de tochomosca. Pero crearon todo un mundo de alimentos envasados que nos tienen a todos enamorados, como las SugarBombs, Insta-mash, Junk food potato crisp, Pork n’ beans, Yum Yum deviled eggs y las estrellas Nuka-Cola y Nuka-Cola Quantum todo aliñado con Vodka, Whiskey y vino, y claro agua pura o contaminada.
En Skyrim, ambientado en una Edad Media, los alimentos que encontramos a parte de algún bicho bien raro, son todos frescos y que conocemos bien. Patatas, lechugas, coles, zanahorias, miel, pan, quesos, manzanas, toda clase de carnes y pescados, vinos, puerros, múltiples guisos. ¡La lista es interminable! Y no nos podemos dejar la mítica Aguamiel.
Lo realmente remarcable de la comida en Skyrim no es que exista, sino que le da una importancia dentro del juego y de la sociedad que plantea, que no he visto en otros juegos. Todas las casas que visitamos tienen comida, pero lo remarcable es que según el estatus de la casa o el palacio que entremos, encontraremos cierto tipo de comida y en cierta cantidad. Por ejemplo cuando nos compramos nuestra propia casa en Carrera Blanca y la vamos reformando, va apareciendo más y más comida. Es decir, sube nuestro estatus.
En los palacios de los Jarl siempre hay un gran banquete pero si nos fijamos en los productos son productos de la zona. En Ventalia, en el frio norte de Skyrim encontraremos comida propia de allí como los Horker (una especie de Leones Marinos). Hasta en Sovngarde (el Valhalla de Skyrim) podemos ver que los guerreros que ahí moran disfrutan de grandiosos banquetes en mesas interminables repletas de manjares, vino y Aguamiel. Bien ganado se lo tienen.
También hay que fijarse en la importancia de mezclar ingredientes como en todo el apartado de alquimia, aunque mezclamos ingredientes un poco raros. En ocasiones hasta hacemos de cocineros en alguna misión donde tenemos que prepara un guiso exquisito. En definitiva que esta gente de Bethesda le da la importancia que se le debe dar a la comida si deseas representar esos mundos con esas sociedades. Imaginaros un Skyrim con banquetes y palacios medievales sin comida, un sinsentido.
Hay otros juegos que también quieren representar una sociedad más o menos real (según la temática). Se trata de los juegos de estrategia. Si queremos gobernar y dirigir bien un Imperio o una sociedad más nos vale que los nuestros no pasen hambre.
En juegos a tiempo real como Age of Empires o Batallas por la Tierra Media, la gestión de la comida es esencial. Mientras que en el primero sólo veremos granjas y mercados, en el segundo se hace más divertido observar (si os fijáis) a los carniceros de los mataderos Orcos, cortando y colgando del revés a los cerdos para la posterior ingesta por parte de repugnantes soldados que seguramente prefieren el pan con gusanos.
Por otra parte los juegos de estrategia por turnos como la saga Civilitzation requieren de una mejor y mayor planificación del grano y las cosechas para el sustento de toda una civilización, que pretende encima expandirse y gobernar el mundo entero. ¿Cuántos os quedabais a dos centímetros de la pantalla de tubo contando iconos de cereales en vuestras ciudades para ver si ese año la gente no moriría de hambre? ¡Suero para los ojos!
Pensándolo bien. ¿Por qué preocuparse por la comida si en Starcraft los marines no necesitan comer? Sólo con que les des una buena piedra de mineral para roer con un buen trago de gas vespeno para que baje, los grandullones ya te montan una movida de narices contra dos razas quisquillosas.
¡No existe la comida en Starcraft! Recolectamos mineral y gas y a los soldados que les den.
Curiosa alimentación la de los humanos de los siglos venideros. Si puedo escoger me quedo con la comida de Skyrim y su delicioso pincho de Skeever.
Sea como sea, la comida está presente en los videojuegos des de que tiraban con K’s de memoria en nuestras casas. Algunas veces lo tenemos más presente que otras, pero casi siempre está ahí. Y es que pocos placeres se asemejan al de comer… bueno quizás se me ocurre… terminarse Dark Souls y Bloodborne sin morir, pero lo más seguro es que para celebrarlo caigan unas cervezas y unas pizzas con los amigos.
¡Salud hermanos gamers!
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