De la pantalla a la mesa

Juegos de mesa que se han basado en conocidos videojuegos haciendo trasladar el buen vicio de la pantalla, al tablero en tu salón.

«¿Game over? No en mi mesa!!

¿Que supone para ti la experiencia videojuego? y no me refiero a quedarse sólo en las partidas que puedas echarle a tu consola o la cantidad de títulos que hayan pasado por tu piedra. Me refiero al espectro ampliado que supone esta forma de entretenimiento en tu vida. A la experiencia que va más allá de sentarse a jugar y que puede comprender: leer sobre videojuegos, hablar sobre ellos, escribir sobre su mundo, recordar, crear, debatir, soñar…

Una vez que entras en el increíble mundo de los videojuegos, con los años te das cuenta de lo que ha influido en absolutamente cualquier cosa que te rodea. Esa película que te recuerda a tal videojuego, esa historia que has leído te recuerda a esa aventura que has jugado, ese paisaje que observas en tus vacaciones te recuerda a esa fase de aquel juego…a esto digo. Y no…no es obsesión mental, estamos de tu lado y de tu parte, simplemente que los videojuegos ya forman parte de todo tu yo, de toda tu persona y por ende se relaciona con todas tus experiencias vividas, al igual que pueda hacerlo, el cine, la literatura, tus estudios o tus aficiones. 
Todo ayuda a configurarte como lo que eres: tú, para bien o para mal, ese eres tu…que le vamos a hacer. Como experiencia interior, los videojuegos han sabido acoplarse al engranaje de tu vida y tomas referencias de todo eso, para al fin y al cabo, ser un poquito más feliz con lo que te rodea.

Hemos citado algunas experiencias de tu vida que se complementan desde la particularidad del videojuego con el todo en «general». Y ya que los videojuegos parecen acoplarse tan bien desde cualquier experiencia de tu vida ¿Qué tal si añadimos una experiencia más a esa particularidad?
En forma de juego también, naturalmente, y como perfecto complemento a tu videojuego favorito ¿Por qué no seguir disfrutando de ese juego que tanto te gusta en un formato distinto, qué tal en formato cartón y plástico, qué tal juego de mesa, como se los conocen de toda la vida?
Hoy vamos a repasar con vosotros alguno de ellos, algunos juegos de mesa que se han basado en videojuegos. No he hecho un seguimiento exhaustivo a lo largo de la historia sobre este particular, sobre todos y cada uno de los juegos de mesa basados en conocidos videojuegos publicados hasta la fecha, de modo que tiro de memoria y lo que puedo recordar de antes y de ahora, la sensación que asalta mi nariz es que aunque pocos, a día de hoy se ven más casos en eso de convertir un videojuego a juego de mesa que antaño.
Antes la cosa no era tan común, y advierto que vuelvo a tirar exclusivamente de memoria y ya sabéis que con la edad tiende a fallar, como decía, antes la cosa no era tan común. Ya tenía que ser el videojuego un auténtico melocotonazo de ventas y popularidad para verlo convertido en juego de mesa.
Pero haberlos «haylos» y quiero recordar con vosotros algunos de ellos, tanto nuevos como viejunos. También ha ocurrido el fenómeno a la inversa, es decir, juegos de mesa que se han convertido en videojuegos. Nuestro compañero Oriol dió buen testimonio de ello en esta excelente entrada que recomiendo que leáis: De la mesa del comedor a la pantalla con Games Workshop
Sin más, pasamos a recordar unos cuantos videojuegos que se hicieron dueños de la mesa de nuestro salón. Allá van
Donkey Kong

Donkey Kong. Naces, creces, te
reproduces (si tienes suerte) y mueres. El ciclo de la vida. Frase eternamente
repetida en la EGB. Pasa con todo, por ende con los videojuegos. Hoy vivimos
una época de expansión en el mundo de los videojuegos, de reproducción. Se
publican más títulos que nunca, pero si eres de mi quinta, pudiste vivir el
nacimiento y el crecimiento de los videojuegos, donde las novedades que se
podían presentar al mes, no eran precisamente un alarde de generosidad. Es
posible que debido a esa escasez de estrenos, nos permitiera a los jugones de
entonces, paladear más a nuestro gusto, dedicarle quizás más tiempo a cada
propuesta jugable, sin negar en ningún momento la calidad o mediocridad de cada
juego, por mucho que no tuviéramos tantos juegos, no significa que todo lo tragáramos
y dijéramos a todo «obra maestra».

Jugabilidad y sencillez. La
tecnología no estaba como para tirar cohetes, pero la falta de tecnología para
mostrar entornos 3d en 4k y 80fps se suplía de otra forma, o quizás directamente
no se pensaba en eso, se hacía el juego como buenamente se podía con los medios
que había y listo, luego a investigar y desarrollar para futuras entregas.
Supongo que como ahora, pese a la ilusión de tener potencia y control…veremos
cómo quedan los juegos del 2017, en 2047. A lo que voy, sencillez y
jugabilidad, es posible que esa fuera una buena razón para pensar y hacer
realidad ese videojuego a juego de mesa. Reglas sencillas, entorno donde se
desarrolla el juego sencillo y jugabilidad casi eterna. Ingredientes perfectos
para pasarlo a la mesa del salón sin muchas complicaciones.
Quien a día de hoy no conozca
Donkey Kong…Ese JumpMan antes de ser Mario, esos barriles, ese fuego, esas
vigas de la estructura del edificio que se doblaban y retorcían cuando Kong
saltaba extasiado…esa princesa cautiva en lo alto del edificio. A golpe de
martillo y salto debíamos esquivar los envites de Kong para llegar hasta lo más
alto, rescatar a nuestra amada y hacer morder el polvo al simio raptor. Popeye
y King Kong se unen en esta recreativa. De eso ya hablaremos. La conversión a
juego de mesa, todo un acierto. No faltaba un detalle. Los jugadores, los
barriles, el fuego…pero el plato fuerte era la figura articulada de Kong que
coronaba el tablero del juego.
Previamente cargabas a Kong con
barriles, no recuerdo bien si había que cargarlos por el culo. En cualquier
caso, se llenaba el cargador de barriles, como si estuvieras cargando una
beretta, una vez a tiesto de barriles, lo fijabas al tablero. Cuando llegaba el
turno del mono, bajabas el brazo articulado y el artilugio depositaba de forma
automática un barril en el tablero de juego. El barril ahora era otra pieza más
que había que mover hacia abajo, en dirección a los participantes de la
película. A su vez, las fichas de fuego subían desde el barril situado al
principio del tablero. 
Como podéis estar imaginando, la mecánica de la
recreativa, se había plasmado de forma magnifica en el contexto de la partida
de mesa. Había que jugarlo para sentirlo. Y digo que había…ya que para
hacerlo ahora, veo dos pequeñas pegas. Una, a no ser que dispongas y conserves
el juego, te va a resultar muy difícil y muy caro hacerte con una copia del
mismo. Y dos…Antes aludía a la tecnología…los videojuegos de ahora nos lo
dan todo muy mascado, cosa que celebro…jamás hubiera creído ver lo que veo
cuanto veo esos entornos gráficos. 
Los videojuegos de antes necesitaban de
nuestra ayuda, ayuda para imaginar todo aquello que faltaba en la pantalla. Con
ese pequeño ejercicio poníamos pasión e imaginación, y lo mismo
para los juegos de mesa…si no le pones imaginación y pasión…mucho me temo
que el juego de mesa en general y en este caso en particular, te resulte una
experiencia vacía…
Yo tuve el placer, el honor y el
privilegio de tener este juego en mis años de infante, no recuerdo si gracias a
algún Rey mago o Cumpleaños, mis dos únicos momentos para recibir mercancía
material. Jugué más a la versión de mesa que a la recreativa original. No sé qué
fue de él. Ha quedado perdido en el tiempo…un minuto de silencio por mi juego
perdido.
Pacman

Pacman. Sencillez y Jugabilidad a prueba de bombas. Un vez más se repite el esquema. Una vez mas nos encontramos con un videjuego sencillo que resulta fácil llevarlo a la mesa, casi que diria «Pixel Perfect» el llevarlo al salón …Bueno…»CartonPlastic Perfect»…pero ya me entendeis lo que quiero decir.  Sobre el videojuego Pacman, no voy a deciros mucho ya que hace algún tiempo le dediqué una entrada que os acerco en un momento: Análisis de Pacman...a ver si me meto con su segunda parte de una vez… 

En cuanto al juego de mesa, toda una delicia para los fetichistas de lo material. El tablero con el laberinto, los fantasmas y los comecocos. El tablero estaba perfectamente agujereado para depositar en cada hoyo, una canica blanca. El comecocos que era nuestro avatar, nuestro personaje a manejar, estaba articulado de tal modo que al hacer el movimiento en tu partida, este se tragaba una canica. Cada «x» canicas (no recuerdo cuantas cabían en cada muñeco)  debías vaciar el buche para seguir tragando. El efecto de engullir cocos con tu Pacman de plástico en la partida era acojonante, lo mejor de este juego de mesa con diferencia. Mención especial para los fantasmas, un diseño que no se olvida. 
También fui el afortunado poseedor de este juego de mesa y también puedo decir de él que jugué más que con la recreativa original. Las canicas de este juego eran un auténtico dolor de cabeza ya que se escapaban y perdían con mucha facilidad, sobre todo en el fragor de la batalla del juego, imaginaros a cuatro niños de entre 6 y 10 años dándolo todo en la mesa… las bajas en las canicas eran considerables. 
Y no…no se podían reponer con más canicas compradas en la tienda de juguetes. Las canicas de este juego tenían una medida especial que se alejaba del «estandar» de la canica tradicional. Si empleabas otras canicas que no fueran las del propio juego, nuestro Pacman no podía tragarlas y su garganta quedaba atascada como polvorones en Navidad. Nada importan ahora mis bajas en las canicas, ya que también he perdido la pista total de este juego en mis dominios. No pude conservarlo como me hubiera gustado ahora…me hubiera apetecido una partida ahora que lo traigo del recuerdo.  

Alex Kidd

Sega Master System entró a mi casa poco tiempo después de la Megadrive de Sega. Era la consola de mi hermana pequeña. Ella veía a su hermano jugar a los impresionantes títulos de la 16 bits que yo apenas le dejaba catar, ya que era un aparato altamente tecnológico, mi templo del entretenimiento y me daba miedo que por su corta edad, le ocurriera algo a la consola en forma de golpes en el suelo o derramamiento de refrescos en sus entrañas. Como os podéis imaginar, esto a mi hermana no le gustaba mucho, y mi padre, harto ya de nuestras disputas decidió comprarle una consola a la niña. No se iba a gastar otras 30 mil calas, de modo que optó por la 8 bits de Sega. En ella podría tener los mismos juegos a los que jugaba su hermano, sin peligro alguno para mi Megadrive.

Y lo que son las cosas…ella si me dejaba jugar a su consola…cosas de hermanos. Y lo que son las cosas, guardo muy buenos recuerdos de la hermana pequeña de Megadrive. Y lo que son las cosas…algunos juegos de Master System guardo en mi recuerdo con más cariño que sus homónimos de Megadrive. La mediana de Sega se esforzaba por parecerse a su hermana mayor, eso era un mérito que valoro sobremanera. Sus juegos intentaban mostrarse como mejor podía realizar la máquina, gráficos, sonido..ay! ese sonido tan peculiar, característico y especial que soltaba la consola, impregnando y grabando a fuego la experiencia que con el tiempo se ha convertido en un excelente resultado final: una perfecta fábrica de recuerdos muy intensos.

En la caja de la Master System se leía: «Sonic y Alex Kidd incluidos». Efectivamente…el Sonic ahí estaba en su estuche, con sus instrucciones y el cartucho rectangular. Pero ¿Y la caja o estuche del Alex Kidd? ¿donde coño estaba? se dijo mi padre. Estos se han olvidado del juego, la madre que los parió!!…Ah no…esto no…vamos ahora mismo a la tienda y que nos den nuestro juego. Y ala!! otra vez toda la tropa familiar de camino al «Tajo Bretón» (Por no decir Corte Ingles y hacer «publicidades», que aquí no nos paga ni Cristo). Al llegar a la tienda nos comentaron, lo que ya os podéis imaginar si fuisteis un poseedor de la Master System II, que efectivamente el juego no se había olvidado y que estaba en la memoria de la consola. Ah…que esto tiene memoria…Dijo mi padre en tono irónico por el viaje de marras en vano a los puertos del Tajo Bretón. Y ala! otra vez «pa» casa.

Pues ni con esas…no éramos capaces de encontrar el Alex Kidd en las memorias…Poniamos el Sonic para hacer funcionar la consola…ya que para que funcionara, eso pensabamos, por cojones debía estar un cartucho en la cartuchera y ya desde ahí acceder a algún menu secreto…pensabamos….
Fue mi hermana como si de un descubrimiento científico de esos que aparecen por accidente o casualidad se tratara….Se le ocurrió encender la consola «SIN CARTUCHO!!!»» que atrevimiento!!! pero si…efectivemente…ahí estaba el Alex escurridizo…alli escondido en las entrañas se encontraba esta pequeña obra maestra. El cabezón de Sega que tuvo el honor de ser la primera mascota oficial de la compañia nipona, hasta que llegó su hora…hasta que llegó el Erizo…Sonic.

Y casi que me alegro de que al final el cabezón de Alex no mantuviera su estatus de mascota en Sega, de ese modo mi corazón seguero no ha sufrido por tener que verlo en algun juego o consola de NIntendo…¿o si? no recuerdo ahora. ¿Ha aparecido Alex en algun juego de Nintendo? Mi querido amigo y antiguo enemigo Nintendero…si usted que está más puesto en estas cuestiones lo recuerda, póngamelo en forma de comentario. Gracias por adelantado.

Y entonces se hizo mesa. Si queridos amigos, el pequeño Alex tuvo su versión para la mesa. Para mi, un juego totalmente desconocido. He preferido contaros en este caso en concreto, mi particular historia de como Alex y nuestra querida Master System llegaron a casa y corazón, antes de hacer un hipócrita ejercicio de búsqueda y explicación sobre el juego de mesa, leyendo en cualquier página y pariendolo aquí como si fuera un ilustrado…no.

Street Fighter II


Street Fighter II, una obra maestra indiscutible en el mundo de los videojuegos, podrá gustarte más o menos el genero de lucha 1 contra 1, pero lo que es indiscutible es lo que por si sólo ha conseguido este título en la historia de los videojuegos, él solito ha logrado sentar las bases y ser un referente dentro de su género y se ha ganado a pulso y hostia, su constelación en la galaxia de los elegidos para la gloria.

Personalmente el genero de hostias 1 vs 1 no es plato de mi agrado, pero a este Street Fighter le cogí con ganas, creo que me he pasado multiples versiones de esta segunda parte de Street Fighter, que esa es otra, hay más versiones de Street Fighter II que Street Fighters publicados, como saga, como número o secuelas o como quieras llamarlo. Hay cinco (por el cu…) Street Fighters publicados, hecha la cuenta de los «Street Fighter II» que hay y te saldrá un bando más grande que los de Tierno. Lo que decía, me he pasado varias versiones de esta segunda parte, con todos sus personajes y con todas sus dificultades o modos de juego.
Le he echado millones de monedas de cinco duros y mis consolas de 16 bits, tanto la Megadrive como la Super Nintendo, han echado humo por las horas que le metía frente al televisor. Horas y horas de hostias y diversión. No las cambio por nada oigan. Si en mis tiempos de mocerío, cuando tenía el pavo de SFII subido, me hubiera afanado una versión de por aquel entonces videojuego favorito en formato mesa, creo que mi vida social hubiera sido aún más grande, creías que iba a decir lo contrario eh pájaro!!, pues no. Porque efectivamente amigos…el haber sido un viciado me ha permitido socializarme…de otra manera, pero socializarme al fin y al cabo, que coño. 

Socializaba con todo aquel que compartiera mi afición, con todo aquel enjambre de muchachos que hacíamos cola por turno para el siguiente pique, por ver quien controlaba mejor a Ryu o a Ken. Por tanto puedo afirmar que de haber tenido el juego de mesa, hubiera socializado más aun. Nada de esa corriente de pensamiento que nos ven a los jugones como troles en sus cuevas, de eso nada, mis queridos buscadores de amarillentas noticias!.

¿El juego de mesa Street Fighter II tiras el dado y si sacas un 6 haces un «ayuken» O como va esto? pues sinceramente no lo se. De nuevo mis sentidos no han podido gozar del privilegio de tocar sus cartones, hecho que se va a dar en más de una ocasión en esta entrada. De modo que dejo testimonio del juego y continuamos el repaso.

Dragon´s Lair.

Me gusta ser extenso en mis entradas, pero procuro no repetirme. A Dragons Lair hemos tenido el placer de invitarlo a la página y en su día realicé un artículo para hablar de él, como parte de la serie «Los Recreativos de mi pueblo«. Sección que os invito a visitar así como el análisis del juego que nos ocupa: >>Dragon´s Lair<< para saber que ofrecimos en su día sobre el juego y así, no repetirme. 
En cuanto a su conversión a plástico y cartón, nos encontramos con un juego simple. En su mecánica una especie de juego de la oca. Tiras el dado y vas avanzando por las correspondientes casillas esperando no caer en las que pueden amargarte el día. Más simple que el sistema de refrigeración de un botijo, Aún con esas, la «jugabilidad» es casi idéntica a la de su hermano mayor. (modo trol off) pero para echar un rato, cumple con su cometido. No será el alma de tus fiestas, pero como tesorero de los videojuegos y sus complementos, puede interesarte esta versión para la mesa. 
«La noche es larga y alberga horrores», como el verano. Dejo aquí esta primera entrega de videojuegos que se han convertido en juegos de mesa. Hay que dosificar. Aún quedan pendientes muchos más juegos de mesa que se han inspirado o han tomado como referencia un videojuego para convertirse en otra forma de seguir con la aventura. Os espero en la siguiente entrega.
«Valar Dohaeris».


Mario Landfyer – Orgullogamer
Guardián del muro en vacaciones

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Interesante, también hay por ahi algunas versiones de Order&Chaos y juegos rpg que pasaron a rol.

Muy buenas Oscar, gracias por comenter. De Order&Chaos desconocía que hubiera su versión en jeugo de mesa, lo anoto para las siguientes partes del artículo. Un saludo!!

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