CARTAS DESDE NAMEK (II): UNA CONSOLA PARA DOMINARLAS A TODAS

Buenas amigos, namekianos todos. ¿Cómo va el verano? Ahí to
ciegos en un chiringuito mientras los que trabajamos en el sector turístico os
arreglamos las vacaciones para irnos en noviembre porque en temporada no podemos,
si es que nos dejan, ¿no? Estupendo, quiero mis gracias.
Si estáis de vacaciones, esta lectura os vendrá bien para relajaros
tranquilamente debajo de la sombrilla mientras echáis mano al mojito que tenéis
en una mesita de estas redondas que se instalan en las sombrillas. Si no lo
estáis, os recomiendo esta lectura para desconectar de vuestra vida de mierda.
Los que no lo estamos pero vivimos en zonas turísticas como en mi caso, a medio
camino de la vida y la muerte, lo leeremos en cualquier hueco que tengamos, ya
sea en el wc o antes de dormir para caer rendidos.
Señor leyendo este artículo vestido con su uniforme de ir a la playa
Dicho lo cual, suelto la bomba: considero a la primera Playstation
como la…ojo…agarraos el culo que vienen curvas…LA MEJOR CONSOLA DE LA HISTORIA. ¡¡Boom!!
Nintenderos, segueros y xboxers o como se llamen estos últimos clamando al
cielo como si hubiese invocado al mismísimo Satanás. Incluso soniers de segunda
generación se llevarían las manos a la cabeza ante tamaña ofensa. Pero es la
cruda realidad de mi vida. Ah, ¿qué no es la de la tuya? Enhorabuena, puedes
hacer un artículo para esta web explicando por qué no. Son muy majos seguro que
te darán tu espacio de descarga de frustraciones como a mí.
Ahora vayamos con los argumentos, que yo argumento, no soy
Sasel, que por cierto me tiene bloqueado el jodío.
Lo primero que tengo que decir es que el salto gráfico hasta
el día D (día de salida de la PSX) de generación en generación fue muy
paulatino bajo mi punto de vista. Es decir, el salto de 8 bits a 16 bits fue un
salto pero no muy alto. O por lo menos yo tuve esa percepción. Sin embargo, cuando
entré en casa de mi vecino, que entré el último, atravesé el salón hasta su
habitación y me puse en la puerta (de la habitación) de la de gente que había allí
y vi cómo jugaba al Tekken, mis ojos no cabían en las órbitas. No me lo podía creer.
Habíamos llegado al futuro. Ya está. Mi cabeza no podía imaginar que pudiese
haber nada más a partir de aquello. Y vaya si lo hubo…
Su catálogo tiene el sancta sanctorum de la industria de los
videojuegos, si obviamos las cuatro grandes franquicias de Nintendo (léase Mario,
The Legend of Zelda, Donkey Kong y Pokemon). Ya sea por iniciar una saga
brutal, ya sea por revolucionarla. Tengo que decir, y aquí hago un break, que
ninguna de las franquicias de Nintendo salvo Pokemon, me han conseguido calar
hondo. No sé, no me llamaban mucho la atención salvo algún Mario esporádico
como el Súper Mario World y, sobre todo, el A Link to the Past, no es que fuese
muy de estas franquicias.
Pero ponte a pensar. El salto gráfico fue seguramente el más
grande. Musicalmente la escena cambió también, ¡escuchabas música de verdad! Ese
salto ya resultaba una brecha. Sin desmerecer BSO de generaciones anteriores
(la de FFVI por ejemplo es una auténtica maravilla) lo que hicieron ya a partir
de esta generación fue otro nivel. Ahora vendrá el que me diga: “no, qué dices
pargela, si la Atari Jaguar y la Neo Geo de sus cojones ya tenían esto”. ¿Tú has
visto alguna vez en tu vida una Atari Jaguar? Y me dirá: “el primo de mi primo
del amigo del cuñado de un conocido la tenía y yo la vi”. Anda y vete a que te
la pique un pollo nerd falso de los cojones. Eso es como lo de que el tal
Chitalu metió más goles que Messi en un año en la liga de Madagascar. Al
carrer.

Imagen de la Neo Geo versión Mis Cojones
La consola era fea de por sí, eso te lo compro. Luego la
versión One la mejoró bastante, pero la consola era fea. Evolucionó en la
ergonomía del mando, cosa que para muchos (según Twitter, el vertedero de todas
las mentes del mundo) no fue para tanto. Pero lo copiaron y lo copian todos hoy
día. Llámalo poder. Y luego salió un mando que vibraba. Yo tuve el primero en
el barrio y joder, fue la bomba esa tontería tan grande. Intensificaba todo lo
que pasaba, tenías todo el jodido control, te metía más si
cabe en el juego. Eso. Solo esa mierda.
Luego estaba la Memory Card. Podías guardar tu progreso 15
veces en una memoria externa que podías compartir con tus amigos (y ha roto
muchas amistades) sin contraseñas, claves, jeroglíficos o derivados.  Y con ese catálogo tan grande nos sabía a poco
siempre. Cuando te ponías en la tesitura de borrar una partida anterior, una
partida con horas y horas invertidas, eso era chungo, no lo de elegir inicial
en Pokemon. Era como matar a uno de tus 15 hijos. Y si ya eras como yo que los RPG
los guardaba en dos slots por si se borraba uno pues ni te cuento. Tenía media
Memory Card. Era un cagazas. No me la jugaba.
De momento lo dejamos aquí amigos namekianos. En mis
siguientes cartas hablaremos del catálogo. Espero que os gusten estas cartas
que mando porque entre que las hago, las mando por el Correos interestelar y
llegan a Orgullogamer, pasan unos 10 años o así. De hecho, acaba de salir una película
que llevaba tiempo esperando, la de Dragon Ball: Evolution. A ver qué tal. ¡Qué
nervios!

Por Ibrahigames Orgullogamer

Continua leyendo la tercera parte del artículo en:
Cartas desde Namek (III): El catálogo infinito.

Y la Primera parte del artículo aquí:
>> Cartas desde Namek (I): Vuelven los 90 <<

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