¿Morir? No importa, porque vuelves al punto de control más cercano
Hace ya más de dos años que «Al filo del mañana» se estrenó en cines y también hace ya más de dos años que la vi por primera vez, pero hasta hoy no se me pasó por la cabeza hablar sobre ella.
Al encender la tele esta noche (por casualidades de la vida, porque lo que es ver la tele, la veo una vez al mes y dad gracias), me ha dado por ver qué hacían en Neox mientras cenaba y me he encontrado con que en 10 minutos comenzaba esta película, que ya había visto, pero de la cual no recordaba todos los detalles. Sí que recordaba que en su día me gusto muchísimo y por ello me he quedado hasta el final y he visto algo que la primera vez no vi: sí… es idéntica (o casi) a un videojuego.
–Esta redacción contiene algún que otro spoiler del film, así que si no la habéis visto y tenéis pensado hacerlo, este no es vuestro artículo, por el momento–
En la película, Tom Cruise, en el papel de William Bill Cage, un oficial del ejército que no ha combatido en su vida, es llamado por el general Brigham y asignado al campo de batalla, sin posibilidad de cuestionar sus órdenes. Se va a librar la última gran batalla contra una raza alienígena que lleva meses controlando gran parte del planeta. Perderla, significa la extinción irremediable de la raza humana.
Bill Cage es asesinado por uno de los alienígenas (miméticos) al poco de entrar en combate. Una película normal hubiese terminado ahí mismo, ya que el protagonista ha muerto, pero resulta que el tío, al morir, retrocede en el tiempo hasta el inicio del día… y revive. La razón es que la sangre de una de las criaturas que mató, se mezcló con la suya y le otorgó la capacidad de reiniciar ese mismo día cada vez que muriese, convirtiendo «Al filo del mañana» en una película-videojuego en el pleno sentido de la palabra. Si Cage muere, reinicia punto de control.
Así pues, en la película, Bill se enfrenta a los alienígenas en la última gran batalla, una vez tras otra, muriendo siempre, reiniciando decenas de veces y aprendiendo de sus errores, fijándose dónde murió la última vez y cambiando la estrategia para llegar un poco más lejos a la próxima, tal y como haríamos en un juego de alta dificultad.
Como podéis imaginar, las cinco primeras veces que Cage reinicia el día, no muestra signos de cansancio, ya que cree que con un ensayo y error de unos pocos días conseguirá su objetivo, pero el tema se vuelve mucho más serio cuando ya lo ha vivido un centenar de veces. Hay un punto en el film en el que se ve a nuestro protagonista totalmente desesperado, ya que no consigue atravesar el campo de batalla sin que lo revienten en mil pedazos por cualquier razón y cada vez que «despierta» debe tragarse unas 18 horas de asuntos completamente irrelevantes hasta llegar de nuevo al campo de batalla. Imaginad revivir un día entero cien, doscientas veces. Imaginad que si os matan en un videojuego tenéis que tragaros 18 horas de conversación y charla antes de llegar al punto donde habíais muerto la anterior vez.
En ese punto de la película, ya no es solo Cage el que está desesperado, sino el propio espectador. Cuando ves que lo matan tantas veces e imaginas la de horas que ha pasado escuchando las mismas conversaciones, te desesperas tú también.
Finalmente Cage consigue atravesar el campo de batalla ileso, después de probar una infinidad inimaginable de combinaciones posibles, pero horas después de eso y creyendo que esa realmente sí es la última vez, la definitiva, es asesinado de nuevo y devuelto al inicio del día, solo que ahora, hará algo que no hizo antes; se desviará del camino marcado y terminará en una camilla de hospital. ¿Resultado? Transfusión de sangre y pérdida del poder de revivir.
Y aquí es donde te acojonas. Ya no tiene más oportunidades. Nunca más. Al llegar a esta parte de la película he recordado un videojuego multijugador en el que decían que si morías una sola vez se te bloqueaba el acceso a él para siempre. Esto sería comparable. El acojone llega cuando piensas en todo lo que ha salido mal y todas las veces que ha muerto Cage anteriormente. La propia película le quita al espectador esa sensación de que el protagonista es intocable, ya que ya lo has visto morir como cien veces.
Te hacen sentir seguro la primera mitad del film con el tema del reinicio (aunque también te hacen sentir desesperado viendo como Cage no consigue avanzar) y por mitad de la película te quitan esa sensación y te dejan indefenso. Tan solo imaginad que estáis jugando a Dark Souls y un mensaje en la pantalla os advierte que si morís, el juego se os borrará de la consola y tendréis que volver a comprarlo. Exacto: acojone total. Ahí es donde, a mi parecer, esta película gana puntos. Al pasar de una situación relativamente sencilla tal y como lo es cualquier videojuego (siempre estás tranquilo, ya que sabes que la muerte no es permanente y puedes reiniciar) a una situación límite, en la que puedes palmar por cualquier razón y esta vez para siempre jamás.
También cabe destacar que Cage llega a la base militar sin tener ni idea de cómo controlar los exotrajes avanzados que llevan allí todos los soldados y una vez llegados al reinicio número cien, ya es todo un maestro. A ojos de los demás soldados, es un reclutilla salido de la nada, que sin haber probado jamás un exotraje, lo maneja como un profesional. Esta situación también me ha hecho pensar en un videojuego y en algo que yo mismo decía hace tiempo cuando en un multijugador un reclutilla me pateaba el trasero: «Seguro que este tío utiliza una segunda cuenta» -solía decir.
Probablemente no me equivocaba. ¿Quién me dice que ese tío no tiene una cuenta en la que es nivel 100 y ha decidido crearse otra en la que aún es nivel 5 para trolear al personal? Al estilo Cage reiniciando su día y aprendiendo cada vez más.
En definitiva, me ha molado bastante el hacer esta comparación de peli-videojuego, porque no se si el autor del libro en el que está basado la película se inspiró a su vez en los videojuegos cuando lo escribió. De no ser así, querido «Hiroshi Sakurazaka» (autor del libro), felicidades, porque has creado el primer libro, del que se hará una película… que parecerá un videojuego. Simplemente, bravo.
Hay muchas más curiosidades en «Al filo del mañana» que recuerdan a un videojuego, aunque como digo, no se si están creadas así con esa intención o es que yo estoy muy obsesionado y veo videojuegos donde no los hay. Si la queréis ver, la encontraréis en la mayoría de las plataformas de suscripción actuales (o piratilla por algún rincón de la red).
Yo me voy despidiendo por aquí. Quería hacer el artículo un poco más extenso y contar más cosillas que tenía en mente mientras veía la peli, pero os prometo que se me han olvidado. O sea, sí, es raro. Soy raro… ya lo se.
Nos vemos pronto en nuevos artículos…
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John – Orgullogamer – Si pudiese reiniciar mi vida, lo único que no cambiaría sería estar colaborando en este blog. ¡Besis!
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A veces escribo cosas en este santo blog. Remarco el «a veces».
Coincido contigo tiene aires de videojuego.