The Walking Dead es una serie muy mala y aún así la echaré de menos

the walking dead

Rick, Negan, Eugene y compañía han recorrido un show de 11 temporadas y es inevitable que se hayan llevado algo mío.

The Walking Dead es una serie muy mala, eso lo tenemos claro. El show basado en la obra maravillosa de Kirkman y Moore empezó siendo una adaptación a la que pocos «peros» podrían achacársele, siendo casi una maqueta 1:1 del cómic original, salvando algunas licencias necesarias para su transcripción al lenguaje audiovisual. No obstante, ya en su segunda temporada la debacle estalló para ir carcomiendo, poco a poco, la paciencia de unos espectadores que se amargaban por tanto drama y tan poco zombi en pantalla.

No lo voy a negar: yo era de esos; sin embargo seguía notando algo especial en el show a pesar de tener claro que The Walking Dead es una serie muy mala. Ciertos temas se abordaban de una forma que no se hacía en otros productos del género Z, dotando a los protagonistas humanos de cierta coherencia y una esperanza más allá de la mera supervivencia o la aniquilación de la amenaza zombi. Al tener una media de 16 capítulos cada temporada, las mismas tenían tiempo para explayarse y profundizar en unos personajes llenos de traumas y heridas psíquicas enterradas en una espiral infinita de muerte.

Este prisma es algo que no se alteró a lo largo de sus 11 temporadas. Mientras los clichés, conveniencias de guion y agujeros narrativos iban tomando protagonismo para desembocar en temporadas verdaderamente olvidables, seguía habiendo lugar para la esperanza, pues nunca faltaba a la fiesta el giro de guion. Oh, bendito giro de guion. Es un recurso sobreexplotado en esta industria y muchas veces mal utilizado. Pero en The Walking Dead era la luz de Dios bajando de los cielos para alegrarnos entre tanta oscuridad. Pese a todo, esto era así gracias a la materia prima original, pues los que veníamos sabidos del cómic contábamos los minutos antes de que llegase la bofetada definitiva.

La escena de Atlanta desolada durante la primera temporada es un ejemplo de la calidad que atesoraba la serie por aquel entonces.

Cuando la serie de ceñía al cómic era pura ambrosía

Un ejemplo de esto fue Negan y su banda conocidos como Los Salvadores. El mismo no hizo acto de presencia hasta el final de la temporada 6, pero menuda entrada, orgullosos. La escena donde blandía a Lucille, su famoso bate de beisbol, para acabar con la vida de dos de los personajes más queridos del show hasta el momento, dejó huella en muchos espectadores que pensaban que un deus ex machina los salvaría. Pero claro, hablamos de una escena calcada al cómic, y como tal, venía con sorpresa.

Soy de los que creen, fervientemente, que si una obra es buena, y te basas en ella, cíñete al 100% y no trates de inventar por el camino. Como ya dije, transmutar una historia de un medio a otro medio conlleva cambiar algunas cosas importantes, como la forma del lenguaje o ciertos elementos que no se pueden consumir de la misma forma en el nuevo formato. Un ejemplo de esto es la adaptación de The Last of Us de HBO; ciertos tramos del videojuego, donde era puro shooter, aquí son borrados para desarrollar historias paralelas, flashbacks y otros tipos de momentos narrativos que sirven para dar más contexto del que ofrece el videojuego. Los mismos pueden hablarnos con mecánicas y a través de nuestra experiencia a los mandos, pero en una serie se tiene que medir mejor el idioma visual para darnos información más allá de los diálogos en un entorno donde no podemos incidir directamente.

Lo mismo sucede cuando venimos de un cómic. Los dibujantes pueden subordinarse a las demandas del guionista, creando planos, escenas y situaciones donde el lápiz es su único obstáculo. Esto es imposible de trasladar a una serie de actores de carne y hueso, perdiéndose la intensidad que puede darte una gama de colores explícita o una escena de acción congelada en una viñeta, donde uno se recrea hasta el milímetro en detalles.

El carisma y la maldad de Negan lo auparon a ser uno de los personajes más populares, y con razón.

The Walking Dead es una serie muy mala pero también una víctima de su propio éxito

Tampoco puedo olvidar que hablamos de una serie que ha tenido éxito, y como tal, ha querido agarrarse a ese éxito con uñas y dientes. Cuanto más público te llega, más quieres abarcar y eso implica hacer concesiones de todo tipo para que tu show sea disfrutable por el mayor espectro posible de público. Desde crear guiones más centrados en la exposición y la suspensión, blindar a los personajes favoritos del «fandom» e incluso introducir elementos de la moda del momento aunque no se sientan diegéticos en el ecosistema de la narración.

The Walking Dead peca de todo esto. Conforme pasaban las temporadas, más se le veían las intenciones a los productores, pero siempre había espacio para que el cómic entrase en escena a salvar la situación, normalmente al final de cada temporada. Sin embargo, llegó un momento donde el cómic dejó de ser la fuente de la que beber, más concretamente a partir de la temporada 10, cambiando por completo el desenlace con los Susurradores al estar todavía desarrollándose en el cómic. Así pues llegamos a la última temporada, la 11, totalmente genuina y separada de los anales de la obra original. Esto podría llevarnos al pensamiento de que por ello sería una completa porquería, pero me ha dejado complacido. Aunque con matices.

The Walking Dead es una serie muy mala
Salvando honrosas excepciones, los zombis solo se atiborraban de secundarios desechables.

La última temporada ha sido una despedida demasiado fría

La temporada 11 es, de entrada, la más larga de todas. Se desarrolla a través de 24 episodios y en ella nos narra la trama al completo de La Mancomunidad, el bastión definitivo de la humanidad contra el apocalipsis, y como este es un nido de corrupción que repite los vicios del viejo mundo. En lo puramente personal, me gustó mucho que decidiesen introducir una ciudad desarrollada y completamente estable en este universo. La forma en la que está pensada no hace aguas en ninguna parte y es completamente creíble. Incluso sus sistemas, siendo un gobierno militarizado (como es lógico) con una red de recursos interesante basados en la explotación de asentamientos abandonados y el uso de esclavos escondidos de la opinión pública.

Su problema reside en lo de siempre con The Walking Dead: blindar personajes, crear momentos de tensión que se resuelven de maneras predecibles y retorcer situaciones para que siempre haya un villano claro que motive a los protagonistas a revivir su hambre por las matanzas.

The Walking Dead es una serie muy mala
Pese a que Michonne y Rick no tuvieron presencia, la temporada 11 cerró con el mejor casting.

Aunque The Walking Dead es una serie muy mala, no ha muerto

Perfectamente podemos resumir la serie en un puñado de psicópatas a los que la vida (nunca mejor dicho) los ha llevado al límite para no tener freno. Toda comunidad y grupo al que han entrado, lo han acabado destruyendo. A excepción de Alejandría y Hiltop, a los cuales han usurpado el trono a sus antiguos dirigentes. Pero el patrón es siempre el mismo. Aparece un nuevo grupo con ganas de gresca, los protagonistas se apuntan a la gresca, ambos bandos pierden todo (o casi todo) y vuelta a empezar de cero. Pasó con el gobernador y la prisión, pasó con los Salvadores, pasó con los Chatarreros, con Terminus, con los Susurradores… y al final, también con La Mancomunidad.

De todas formas, no lo voy a negar: me encanta esta rutina. Como supongo que le ha pasado a muchos, llegué a punto en donde ya sabía lo que The Walking Dead me iba a dar cada vez que empezaba una nueva temporada. Supongo que me acostumbré a perdonar sus innumerables fallos, he ido cogiendo cariño a los personajes (pese a ser unos dementes de gatillo fácil) y a saborear sus dramas cuando tenían un momento de tranquilidad entre tanto tiroteo con vivos y muertos.

Al final del día sé que echaré de menos The Walking Dead. Han sido 12 años conviviendo, desde detrás de una pantalla, con estos personajes. A esto hay que sumarle que la serie acabó sin cerrar muchas tramas, lo que me hace suponer que se vendrán «chorricientos» spin-offs para continuarlas. Con lo cual, si quiero caldo puedo estar tranquilo ya que AMC me está preparando siete tazas.

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