Las adaptaciones a imagen real de películas de animación clásicas o animes llevan años siendo tendencia por suerte, o más bien por desgracia. Para hacer una crítica de Cowboy Bebop tenemos que despejar la mente y saber qué estamos a punto de ver, con sus luces y sombras.
No soy particularmente nada fan del fenómeno live-action, en auge actualmente por culpa de grandes empresas; Disney ha usado intencionadamente esta fórmula para crear éxitos llena-salas como la versión a imagen real de El Rey León, Aladdín, Maléfica, Dumbo, etcétera… El concepto de live-action como tal está creado y diseñado (a mi parecer) única y exclusivamente para ser un sacacuartos, un grab the money & go, una forma de explotar una franquicia intentando darle un lavado de cara moderno o real, muchas veces sin éxito alguno. Como tal, ¿por qué hacemos crítica de Cowboy Bebop, pues? Aparte de porque en OrgulloGamers no solo hablamos de videojuegos, aportando así algo diferente a la web, porque creo que este live-action de Netflix en particular demuestra que puede haber futuro para la fórmula en occidente. Abrid la mente y quedaos hasta el final, que puedo explicarme.
¿Adaptación exitosa, fracaso o experimento a medias?
Cuando en 2018 Netflix anunció la adaptación a imagen real de uno de los mejores animes de la historia, cundió el pánico. Y es que el año anterior la gran N había estrenado su versión americanizadísima de Death Note, otra de las grandes obras del siglo XXI del país nipón y, bueno, todos sabemos cómo fue eso… Este gigantesco fracaso no daba precisamente muchas alas al proyecto de cara al público, pero poco a poco la serie fue tirando para adelante; tras los atrasos correspondientes por el Covid-19, pudo estrenarse este mismo mes de noviembre. La promoción fue como la seda, el casting se reveló con revuelo incluido (como casi siempre) y supimos que la compositora de la banda sonora original estaba dentro del proyecto, algo tremendamente positivo.
Es aquí cuando comienzan las preguntas de verdad: ¿se necesita fidelidad al 100%, como hace Disney con algunas de sus adaptaciones a imagen real? ¿O es mejor usar de forma creativa la historia original, adaptando así lo máximo posible y creando a la vez algo nuevo y fresco? La Bebop de Netflix hace lo segundo: usar la historia base de la serie original de Shin’ichirō Watanabe con sus cazarrecompensas, su jazz y sus personajes, pero no lo hace detalle a detalle sino que busca expandir la historia original en más temporadas y de una forma considerablemente más mamarracha y liviana. Esto, por supuesto, no es malo, pero para adentrarnos en un proyecto así necesitamos, como comenté al principio, despejar y abrir la mente y, como he hecho yo, buscar las partes buenas y divertidas que tiene, que son muchas.
Las comparaciones son odiosas
Hay mucho que cambia y otro tanto que se mantiene. Tenemos cuatro de cinco protagonistas principales que, en esencia y siendo justos, mantienen su historia y aspecto salvo cambios ligeramente mencionables como los siguientes:
- Spike está algo mayor, pero John Cho hace un trabajo tan magnífico como Spiegel que, a ratos, me he olvidado del original. Por lo demás casi todo sigue ahí: huye de su pasado, echa en falta a Julia y rebosa un carisma espectacular. De lo mejor de la serie.
- Jet es interpretado por un actor negro, pero no afecta en ningún aspecto (evidentemente) ni a la historia ni al personaje, que ahora también tiene una hija. Sigue siendo ex-policía, sigue teniendo su prótesis y sigue siendo capitán de la Bebop. Al principio quizá choque pero Mustafa Shakir hace un trabajo fantástico.
- Faye es igual de carismática y divertida. Su presencia puede parecer la clásica figura cómica, pero es la misma Valentine de la original salvo por un pequeño cambio que no puedo comentar (spoilers). La actuación de Daniella Pineda es también un gran punto positivo de la serie.
- Ed y Ein; mientras que la primera desaparece, el segundo está representado a la perfección. De forma secundaria, pero te lo quieres comer a besos en cada escena que sale. El tema de Ed es espinoso; es el personaje más difícil de representar en la serie por el caos y locura que trae a la nave… y porque su aparición está claramente enfocada a una segunda temporada.
- Julia y Vicious, por su parte, forman el tándem más aburrido. Todas sus escenas son especialmente sosas y sin mucho que contar, aunque he de decir que de cara al final mejoran ambos considerablemente; el casting del villano es uno de los grandes puntos negativos, por cierto.
Y precisamente de puntos negativos y positivos vamos a hablar a continuación.
Puntos positivos y negativos: aciertos y problemas de la serie
¿Lo bueno? La serie sabe aprovechar perfectamente a los personajes y darles su propio toque sin que se haga pesado. La gran química que tiene el trío protagonista (y su corgi), su humor y algunos capítulos como el 5, el 8 o los dos últimos demuestran que, dentro de unas limitaciones, se puede hacer una buena adaptación siendo a la vez respetuoso y medianamente original. Como comentaba, Cho demuestra defender el papel perfectamente y Pineda, con el encanto que la caracteriza, ha llegado a gustarme tanto como la Faye original. La recreación del opening original también es fantástica.
Por otro lado, la historia en general utiliza elementos de la original, así como el formato y ritmo generalmente episódico y procedimental de «vamos a un sitio, resolvemos una situación y de vuelta a la nave», pero con información lineal en cada capítulo. Esto no es algo ni malo, ni bueno; hay episodios en los que funciona (como el 4, bastante divertido) y otros en los que no (como el 6, que es insufrible). Capítulos aparte, los tres grandes problemas de la serie son…
- El diálogo. Pese a que no siempre es malo, en general el estilo de los diálogos y la acción en la CB de Netflix a veces se pasa de americanizado; es decir, utiliza ese estilo mamarracho de comedia que podríamos ver en una serie de televisión de superhéroes cualquiera. Esto hace que cuando la serie tiene que ponerse más seria o dramática no te la tomes de ninguna manera en serio. Uno de los productores ejecutivos y principal guionista, como dato, es Christopher Yost, quien ha trabajado en Mandalorian, Thor: El Mundo Oscuro y Thor: Ragnarok, así como en la fallida Max Steel de 2016.
- Lo ridícula que se siente en ocasiones. La acción, predominantemente estática y lejos de ser espectacular y fluida como en una película estilo The Raid o John Wick (que tampoco había que pedirle ese mínimo a la serie, pero es para que os hagáis una idea), se siente sacada de una producción de serie B. Es casi un homenaje. Yo particularmente lo he disfrutado, pero hay escenas de acción entre absurdas y caricaturescas.
- Las actuaciones. Y matizo: no de los protagonistas, pero sí de personajes secundarios y episódicos. Está claro que el presupuesto ha ido para Spike y el CGI, ya que no se han dejado un duro en actores medianamente decentes; hay algunos villanos que son tan sumamente ridículos y lamentables que te acabas riendo por el poco sentido que tiene. El casting de Vicious, como comentaba antes, tampoco ayuda; Alex Hassell simplemente NO da el papel.
El futuro del formato a corto-medio plazo
Si tuviéramos que hacer una escala sobre adaptaciones de anime hechas en occidente, creo que Cowboy Bebop está más en el lado positivo que en el negativo, junto a otra adaptación no tan reciente como fue la Alita: Ángel de combate de Robert Rodríguez: todo un éxito en cómo hacer bien un live-action. En el caso que nos ocupa tenemos algo fresco y tonto, pero divertido; de serie B, pero disfrutable, y con un buen casting principal. Si nos vamos a la otra parte de la escala tenemos, en el fondo más absoluto, a Dragonball Evolution, por supuesto, o la horrenda Death Note de Adam Wingard. Fuera de esta misma escala tenemos la futura película estadounidense de Ataque a los Titanes, supuestamente por estrenar el año que viene pero sin una sola imagen y dirigida por Andy Muschietti, director de It… y la adaptación de One Piece en Netflix.
El caso de One Piece creo que va a ser un gran punto de inflexión para el formato, ya que la obra de Eiichiro Oda es el cuádruple de complicada de adaptar que Cowboy Bebop por los poderes, la acción y mil razones más. Por lo pronto tenemos el casting confirmado; un casting que, por una vez, ha pasado con gran éxito el filtro de los fans. Este factor es tremendamente fundamental: los actores cuentan con el beneplácito del fandom y el creador de la obra es el productor de la futura serie de Netflix, algo que sorprende y anima a verla. Evidentemente se tomará licencias creativas; hará cosas diferentes y, como en este caso, deberemos abrir la mente para disfrutar de un producto que expandirá la franquicia (esperemos) de forma positiva. Yo estoy al cien por cien en ese barco y también en el de esta Bebop más fresca.
Andaluz gafotas amante de la animación, el manga y los videojuegos. Mi cerebro está formado en un 94% de One Piece. El 6% restante es secreto.
Gran análisis.
Gracias por ahondar y desmenuzar esta pieza para exponer sus puntos fuertes y flaquezas.
Personalmente creo que un buen Live-action es complejo, que no imposible. Y en general coincidimos cuando los visualizamos y analizamos en que «el fallo» suele venir cuando se hace una adaptación 1:1 de la obra original. Creo que si se coge la esencia de los personajes y el universo, y se expande el mismo ganaríamos en resultados positivos.