Oliver y Benji, la imaginación sobrevuela el fútbol (Part I)

Recuerdo que desde pequeño hubo dos cosas que me acompañaron y acamparon a sus anchas en mis aventuras infantiles: el fútbol, callejero, campero, de siempre; y los videojuegos, callejero, casero, de siempre. Ni lo uno ni lo otro motivados por mis viejos, sino por mis infantiles amistades. ¿Quién no se ha pasado horas, días y semanas jugando al fútbol en la calle, o yendo a entrenamiento para jugar la liga infantil los sábados por la mañana? ¿Quién no ha hecho lo mismo teniendo por delante un FAMICOM?

Foto del cartucho del primer Captain Tsubasa en FAMICOM
Imaginaros mi sorpresa cuando, a principios de los ’90, y porque a Montevideo todo llegaba tarde, luego de paso previo por Buenos Aires, sale el dibujo animado de «Supercampeones» (en España se le conoce por «Oliver y Benji», y su nombre original en inglés es Captain Tsubasa). Como dato orientativo: dos años después llegarían los afamados «Caballeros del Zodíaco», y tanto uno como el otro dibujo animado fueron un gran cambio en mi perspectiva del entretenimiento y la animación.
Ese año, 1990, aún faltaban otros tantos para terminar la primaria, fue un boom social. Un punto de inflexión de esa generación futura que mantendría y haría del mundo un lugar mejor para vivir. El fútbol ya no era sólo algo tangible, también era algo imaginable. Campos de fútbol interminables, tiempos atemporales, entradas magistrales, robos de pelota impensables, técnicas imposibles y estrategias dignas de un maestro ajedrecista. Y Oliver. Y Benji. Y Tom.
Y luego, Andy, Steve, Ralph, Richard y otros tantos personajes, como si fueran los magos-guerreros de los Caballeros, con habilidades especiales, tiros, atajadas, pases… E imaginándome siendo mejor jugador que Oliver, enfrentándome con la selección de Uruguay en una gran final a la magnífica e imaginada selección japonesa de fútbol. Final de mundial, que luego de enfrentarme y vencer a grandes rivales como Italia y Brasil, ganábamos en un atemporal, interminable y agónico último gol (los partidos solían terminar 12-13, 34-35…), gol luchado, gol mancillado por las extraordinarias pericias futbolísticas de grandes guerreros que con sus mágicas destrezas hacían brillar la imaginación, el fútbol y los videojuegos.
Imaginaros cuando, al poco, salió el videojuego de «Supercampeones» en FAMICOM: «¡Mi Reino por una Pelota!».
Imagen del primer Captain Tsubasa
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