El último guardés de Takanome

El último guardés de Takanome nos llega a la redacción para engrosar los relatos que formaran parte del proyecto Relatos Solidarios.  

«El último guardés de Takanome»

La iniciativa de los relatos va cogiendo forma y ritmo. De modo que ya poco puedo aportar en estas breves introducciones salvo que quiera repetirme una y otra vez. Nuevo miércoles, nuevo relato que nos llega a la redacción. Esta vez basado en un relato, y por ende mismo juego, ya enviado previamente y que no desvelaré para no quitar esa parte de juego o sorpresa que reservamos para los finales de las entradas. El autor que hoy nos visita es Tonasol. The Merry M3N. Al final de la entrada os dejaré el enlace de su blog para que tengáis a bien, hacerle una visita. Sin más. Os dejo con:

– EL ÚLTIMO GUARDÉS DE TAKANOME –

por TORNASOL. THE MERRY M3N


El guardés anónimo, solitario, superviviente de una época la que una vida no te llevaba tan lejos, sin espectro que le reviviera, era testigo del despertar de una nueva Guardiana, estaba atónito de que tal hecho aconteciera en su presencia, con tantos mundos y lugares venía a ocurrir justamente aquí y ahora, no tenía palabras… él se había vuelto tan escurridizo que conseguía no ser detectado por los Caídos que ahora centraban su atención en ella.
No sabía si alegrarse por la suma en las filas de la Ciudad, o entristecerse porque ya casi no había Espectros buscando a guardianes que despertar. Se preguntaba, en caso de haber muerto, si habría sido despertado de nuevo… ¿Tendría el don de la Luz? o ¿nunca hubiera vuelto de la Sombra? ¿Sabrían los espectros de los descendientes de mismo Takanome? de cuantas vidas fueran capaces de ayudar en su travesía a la sombra del Viajero? de cuantas vidas no fueron capaces de defender al mismo tiempo? porqué ahora nadie parecía acordarse de ellos? Salvo los Cazadores, claro… estaba haciéndose mayor para esto… oía su respiración a través de los difusores del casco, las rodillas pidiendo un descanso…
La presencia enemiga dentro de la misma muralla no era tan abundante, pero decidió seguir los pasos de la Guardiana, «siempre se puede aprender de las mejores…» pensó, los espectros solo revivían a gente digna, sabían lo que hacían. Después de recargar el cañón de mano y asegurar sus cuchillos y granadas se adentró en silencio, solo tenía que seguir los pasos en la distancia, era imposible equivocarse.
La Guardiana sin nombre avanzaba mientras abatía objetivos en una tenue penumbra del complejo, solo alumbrada por el Espectro y las luces de emergencia que este había encendido. Su perfil contrastaba con cada destello del arma, el rugido de los Caídos enfurecidos de fondo devolviendo los disparos, haciendo los coros de cada casquillo que golpeaba el suelo en una agridulce sinfonía. Pudo recoger munición para el rifle de francotirador, heredado de su abuelo, guardés también, una antigualla de otra tierra que aún funcionaba sorprendentemente bien, dos granadas y un cuchillo más de los que habían sido abatidos con, aún, poca precisión. No pudo evitar sonreír.
La Guardiana aceleró el paso, hacía demasiado ruido, parecía moverse con pesadez, dobló por un pasillo para llegar a una sala llena de enemigos. Mientras ella descargaba su artillería de cerca, él se apostó desde el fondo del pasillo buscando un tiro claro desde la mirilla, pero no fue necesario. Esta vez le hizo cambiar el gesto y pensar que quizá no debería estar allí.
La Guardiana avanzó por el viejo colector, averiado, y por fin descubrió la sombría vista del Cosmodromo, otrora símbolo del progreso que ya no es, vestigio de la Edad Dorada. Se quedó contemplando las antiguas plataformas de lanzamiento, silenciosos gigantes que permanecían como testigos de años de batallas a sus pies.
Dos naves de Caídos hacen su aparición en escena dejando caer a sus tropas, mientras ella da cuenta de la más cercana, él busca esta vez con éxito hacer mella en las tropas de la segunda, más escorada desde su punto de vista. La Guardiana parecía ir encontrándose mejor por momentos, se movía más rápido, más de lo que le hubiera gustado a un viejo como él. Ahora ya no quería esconderse más, pero ella seguía sin darse cuenta de su presencia.
El Espectro no paraba de girar a su alrededor, y no pudo evitar sentir envidia. Después de alcanzar el siguiente edificio y atravesar dos salas de control, por fin hizo su entrada en escena. Abatió a un Capitán con el estruendoso cañón Hard Luck 52, adornado con un as de picas de un viejo amigo Exo, especialista en armas.
La Guardiana no lo esperaba y se volvió con un disparo de aviso y apuntando sin temblar, pero su rival se limitó a levantar las manos, ella levantó el arma. La armadura tan desgastada, el casco mellado, unos guantes deshilachados, unas botas que habían perdido el color y una capa increiblemente vieja anunciaban a un autentico veterano del páramo, y contrastaban con los relucientes aunque humildes atuendos que el espectro, ahora en silencio, había confeccionado para la novata, quien parecía estar haciendo méritos para quitarse tal etiqueta.
  • ¿Quien eres?” dijo la Guardiana
  • No creo que importe. Eres buena, para ser una novata…, pero no tenemos mucho tiempo, hemos llamado su atención, … y tú, …, como te llamas?”
  • No lo recuerdo, aún me cuesta moverme, estoy confundida, el espectro me habla de una ciudad y una nave para poder llegar a “La Torre” ”
  • Más adelante hay una “Arcadia”, veremos que podemos hacer…

Sin mediar más palabra, se adentraron en la sala donde aguardaba una nave abandonada, rodeada de Caídos desguazándola. Abrieron fuego por turnos, cubriéndose mientras avanzaban, una granada cayó entre los dos haciendo desaparecer la pequeña estructura en la que ahora se cubrían, separándoles. Avanzaron por los laterales de la habitación hasta que el Capitán se dejó ver. El Guardés devolvió el «favor» de la granada y el Capitán quedó solo, descargando su arma contra el Guardés y avalanzándose con su sable contra la Guardiana, quien respondió descargando el arma y golpeándolo con la palma de la mano en llamas para su sorpresa, hasta zafarse, retrocedió y dejó una granada con temporizador mientras retrocedía aún más. El Capitán la persiguió y cayó en la trampa.
Clama con alegría la victoria, para darse cuenta que su grito va seguido de silencio extraño. El Guardés, gravemente herido, yacía en el suelo, lejos del foco de luz que entraba por el techo roto. Se acercó corriendo dejando caer sus armas.
  • …pregunta, cofff coff, por Chiyoko Mei, dile que el último ha caído, ella lo entenderá… coge mis armas… toma, un último regalo…” dijo este señalando el cañón adornado, a pocos metros.
  • Espera, aguanta, el Espectro puede ayudarte! ¡VAMOS! ¡AYÚDALE! ¡HAZ ALGO!”
No hubo más palabras, el Guardés perdió el aliento y giró el cuello, como despidiéndose, como volviendo al desierto del que surgió. El Espectro se disculpó por no poder hacer nada… y la Guardiana quedó en silencio, apretando los puños, no pudiendo contener las lágrimas, invadida por una infinita tristeza, ni siquiera sabía su nombre…
El Espectro se acercó a la nave y avisó de actividad en la zona, la Guardiana se había vuelto un torbellino de rabia y los enemigos, cada vez más, iban cayendo a un ritmo sorprendente. Desbocada, acaba su munición, suelta todas las granadas, y se maldice por no poder canalizar la luz de la que le habló el Espectro apenas 20 minutos atrás. Se aferra al cuerpo inerte y el Espectro les teletransporta a la nave, que inicia un despegue errático entre el intenso fuego enemigo.
Apenas cabían en la nave los dos, el ambiente cargado, el olor a sangre…el peso de aquel anónimo no era solo físico, el parsimonioso viaje de la nave renqueante mientras el horizonte montañoso del fondo, aún dejando ir al día, refulgía con el candor del sol que ya no podía ver. El viaje se le hizo largo…
Oscurecía, la luna asomando a su espalda, con la noche abriéndose paso…, era realmente bello, las luces de la Ciudad, al fondo, bajo El Viajero, se quedó sin palabras…, El Viajero… ese día se prometió a si misma que nunca dejaría que un compañero cayera, otra vez no… pero aún tenía mucho que aprender, como podía haber sobrevivido tanto tiempo sin Espectro?
El Orador podía esperar, antes quería ver a Chiyoko Mei… fuera quien fuera ese desconocido, no dejaría esta deuda sin saldar…


Spoiler: (Destiny) : :Spoiler

Relato aportado por Tornasol, de The Merry M3n. No olvidéis visitar su blog.

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