Análisis One Finger Death Punch 2

¿Te sientes estresado por algún suceso de tu día a día? ¿Necesitas la adrenalina de un buen juego de kung fu? ¿Te gusta herir a otros seres básicamente animados al compás de una violencia extrema? Agarra tu ratón, concéntrate y entregate a la furia otorgada por el mismísimo Chuck Norris para acabar con cientos de enemigos… ¡Entrégate a One Finger Death Punch 2!

Parece mentira que hace ya 6 años saliese al mercado internacional «One Finger Death Punch» un título curioso que tenía como mayor ambición desestresarte en sesiones cortas a base de repartir cientos y cientos de hostias y de incluír guiños y burlas a otros filmes como Star Wars o Matrix a través de sus armas y movimientos de artes marciales (que por cierto, son bastantes) ¿Y de qué manera te dejaba librar este juego dichas batallas? Simple, con un simple dedo por click de ratón o tecla de teclado te bastaba para acabar con cientos de enemigos en pantalla y de una manera más que espectácular, dinámica y fluída PERO y por encima de todo, nunca como un machacabotones impulsivo debido a que tienes que vigilar una barra de alcance situada debajo de tu personaje que te permite conocer el momento exacto en el que un stickman enemigo está a tu alcance para ejecutarlo de una manera increíblemente dolorosa Ahora, seis años después, ha salido su secuela, y todo lo mencionado se mantiene… ¡Y gracias a Dios que lo hace!

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Básicamente esto es lo que vamos a ver el 99% de tiempo del juego

One Finger Death Punch busca recordarte desde el primer minuto que es como ese aperitivo que te echas entre pecho y espalda un poco antes de una gran comida. Quiere remarcar mediante su estructura simple que este es un juego del que vas a salir con el cerebro descargado si juegas su tiempo justo y sabes cuando retirarte o del que vas a salir extremadamente quemado por haberlo intentado durante horas con insistencia porque piensas que el ratón no te responde o que se te había metido algo en el ojo y no pudiste darle al click a tiempo… más de diez veces.

Siendo honestos, el primer juego se podía antojar más bien como un «saca logros» de steam pese a que estaba muy bien planteado y tenía calidad suficiente como para diferenciarlo de la basura de dicha plataforma, pero desgraciadamente contaba con cerca trescientos logros con objetivos totalmente arbitrarios, y me atrevería a decir que tenía más pero no lo puedo demostrar y tampoco recuerdo bien (es lo que tiene ser joven e inexperto). Lo que si puedo recordar (y sin embargo tampoco puedo demostrar porque lo han cambiado) es que este juego tenía la friolera cifra de casi quinientos logros antes de su salida oficial (que yo ya estaba jugando) y ahora al salir al mercado se han reducido el numero a ciento veinticinco, lo que sin duda es algo que aplaudo ya que el exceso de logros tontos durante la partida llegaba a ser una molestia más que otra cosa, y de paso consigue limpiar mucho la primera impresión que pueda dar este juego para los ajenos al mismo.

En el apartado jugable no se ha tocado mucho de la primera entrega porque como reza el dicho «si no está roto no lo arregles» de lo contrario ya se sabe lo que pasa… el único problema que tiene realmente el juego es que uno se enfrenta a una sensación de contenido clónico constante aunque pueda gustarte más o menos. OFDP2 depende única y exclusivamente de su esquema jugable y aunque eso no es malo, uno tiene la sensación de no haber cambiado de juego desde el primero ya que el riesgo de proporcionar algo que va más allá, ya sea en su ambición narrativa (que bueno, en la primera entrega era nula y aquí CASI nula) o en momentos jugables no avanza lo más mínimo así como la sensación de frescura que transmitía el primer juego persi os gustó  lo que ofrecía la primera entrega, aquí lo váis a encontrar, y algo más pulido incluso.

Para los que ya conocen de qué va el percal pues huelga decir que las hostias a enemigos palito y el ritmo frenético se mantienen pero hay más modos de juegos, más animaciones por batalla, más secciones dentro del combate que le proporcionan al producto cierta variedad (muy poca, porque el juego es lo que es, pero se agradece) más armas, mayor variedad de enemigos… y alguna que otra sorpresa mecánica que no mencionaré, pero tampoco hay mucho más. One Finger Death Punch 2 se consolida como una entrega muy continuista pese a que ofrece.

Y ofrecer no es que ofrezca poco precisamente: un modo «aventura» con un mapa a explorar confeccionado por niveles de hostias, hostias y más hostias. El modo torre con hordas y hordas de enemigos, esta vez dividido por niveles que van incrementando su dificultad y con una rama de habilidades que nos va permitiendo obtener ventajas durante las peleas. Un modo con desafíos y un modo dividido en niveles distintos (ilustrados en secciones de cuadrados) con un nivel de vida compartido y que podemos decidir en cual meternos para conseguir vidas o no, ya que si nuestra vida llega a cero, todo el progreso de ese modo se reinicia… ¡e incluso hay modo horda con un puñetero gatito, que se pone delante de la pantalla y tenemos que apartarlo mientras nos enfrentamos a los palitos! (que ya venía incluído en la anterior entrega).

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El mapa del modo aventura

Pese a todos los modos que pueda ofrecer, es extraño que el juego te vaya a durar más de diez horas (y siendo muy clemente) porque tiene la mala costumbre de ser muy «machacón» con lo que ofrece (véase, una jugabilidad limitada y divertida) y únicamente los más enganchables a los juegos clickers o los que se propongan realmente completar este juego 100% van a sacarle todo el jugo. Si no eres muy dedicado con esta clase de juego, lo más probable es que te aburra antes o que se te acabe olvidando luego de dedicarle tantas sesiones cortas.

En cuanto a nivel sonoro el juego cumple bien. La música del juego casi siempre busca mantener ese aura oriental que pretende homenajear en los menús de inicio. Los sonidos de los golpes son muy satisfactorios, esos latiguillos que se escuchan de los golpes del protagonista son realmente adictivos así como las reacciones de los npcs ante ellos (y aquí si que hay variedad sonora en cuanto a reacción de los enemigos a los distintos golpes), lo que contribuye a sentir que realmente estamos librando una batalla realmente larga y variada…

El apartado gráfico es tan secillo como su promesa jugable. Movido con el motor gráfico Unity, en batalla la acción se compone de un suelo con elementos (objetos y estructuras detallados que serán interactuables en combate) que van variando a lo largo de la lucha y de un fondo estático que varía según el escenario. Esto se traduce en que básicamente, el desempeño técnico del juego no debería dar problemas a ningún equipo incluso para los que juegan en ordenadores que estén cerca del cretácico (¡Dichos jugadores tenéis todo mi apoyo ehhh!) por lo que el rendimiento debería ser más que correcto en los equipos modernos y no tan modernos.
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Divertido, difícil y vistoso cuanto menos

Vuelvo a remarcar que las ambiciones del juego no son altas y se nota, como dije al principio, realmente el juego no busca mucho más de ser un entretenimiento menor y lo que ya tiene funciona… pero no se siente como una gran secuela, y si te olvidas, apenas sentirás que estés jugando a una secuela. Principalmente porque no han tirado la casa por la ventana en cuanto a variedad de armas y contenido pese a tantos años que han pasado y porque realmente ofrece exactamente lo mismo que su primera parte en estilo y forma. Desgraciadamente cuanto más tiempo pasa, más me hace cuestionarme a mi mismo: «¿Hacía falta una secuela?» El juego original ya era perfecto en lo que ofrecía y tenías bastante para alargarlo (al igual que este).


OFDP2 quiere seguir siendo ese familiar guay que estando con él en algún lado,  te veía aburrido/a y te dejaba su consola para que te entretuvieses un rato mientras los adultos hacían cosas de adultos y tú no eras más que un renacuajo muerto del asco en un mundo demasiado serio y sin tanto que ofrecer como lo que veías en esa misma pantallita (o al menos eso pensabas), pero al mismo tiempo es esa clase de persona que una vez dejas de ver, te has olvidado de ella y no la echarás tanto de menos porque, total, hay muchos otros como él y por alguna razón no consigues recordar nada que lo hiciera especial para ti salvo una ligera sensación agradable… y dejarte la consola en el momento adecuado.

También puede ser que le esté pidiendo demasiado a un juego casi flash, en cualquier caso, el juego está a la venta en steam
@TheNewScorpion te ha pícado la curiosidad
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