Análisis de Final Fantasy II – Pixel Remaster

Análisis de Final Fantasy II – Pixel Remaster

Square Enix sorprende a intensos y perezosos con una remasterización que nadie pedía, pero que ha resultado dejarnos con un gran sabor de boca. Y en Orgullogamers os sorprendemos con el análisis de Final Fantasy II – Pixel Remaster, porque nos apetecía.

En esta ocasión, nuestro nuevo jefe, Marcos, os va contar qué le pareció su travesía inusitada por las tierras del emperador de Palamecia, una travesía de reencuentros, nostalgia y recuerdos que parecían olvidados.

análisis de Final Fantasy II - Pixel Remaster

Análisis de Final Fantasy II – Pixel Remaster – Los orígenes de Sakaguchi como cuentacuentos

Sakaguchi notó en sus labios que la miel del éxito es embriagadora. Por ello, un año después de la publicación del Final Fantasy original, nos trajo la segunda parte en 1988.

Final Fantasy II se caracterizaba (y sigue caracterizándose) por ser un JRPG atípico, donde ciertas bases que se podían considerar parte del ADN del género, se rompían a favor de una experimentación muy agradecida.

Y eso también afectaba a la narrativa. Aunque el juego sigue una estructura de «punto A a punto B», casi siempre con un «lev motiv» detrás tan simple como recuperar un objeto o un rescate, el juego está pensado de tal forma que no te sientes atado con un hilo que te lleva por un camino predefinido.

Obviamente, no podemos pedirle peras al olmo. La historia en sí no deja de ser el clásico cuento en el que los héroes elegidos salvan al mundo del villano más malo malísimo. Pero hay que reconocerle que para su tiempo, tenía giros e ideas arriesgadas muy molonas.

Desafío: seña de identidad de Final Fantasy II

Algo por lo que siempre fue recordada su versión de NES (y posteriores adaptaciones a PSone, Game Boy Advance y PlayStation Portable) fue por su compleja y ardua dificultad.

Final Fantasy no es una saga que se caracterice precisamente por poseer un reto demoledor, más bien todo lo contrario, destaca por exhibir aventuras agradables para la mayoría de jugadores, postergando los retos a elementos de carácter secundario. Su meta siempre fue ofrecer una dificultad creciente que se amolda a una evolución coherente del jugador, pero ¡ay Final Fantasy II! Dónde te sentaste…

La obra de Sakaguchi del 88 presenta una dificultad que, por no decirlo (aunque sea repetir el meme), recuerda a Dark Souls. Me explico. Dark Souls fundamenta su reto en la prueba y error, en estar atento y descubrir qué caminos son los idóneos para nuestro momento presente de habilidad, nivel y equipo.

Pues Final Fantasy II versa su reto en eso justamente. No tenemos un mapamundi que se las ingenie para ponernos trabas geográficas o narrativas, lo que tenemos son combates aleatorios con criaturas que descompondrán con su fuerza bruta a nuestros personajes. El «quid» reside en ver por cuál de las vías morimos menos hasta saber a dónde tenemos que ir.

análisis de Final Fantasy II - Pixel Remaster

Desarrollando a nuestros protagonistas de forma fresca y experimental

Como mencioné antes, en este Final Fantasy no hay niveles, pero eso no significa que los personajes no medren. Los mismos lo hacen siguiendo un esquema que me obliga citar a otra saga que es un meme con patas: The Elder Scrolls.

La franquicia de Bethesda, y del bueno de Todd, nos deja evolucionar a nuestro personaje mediante el empleo de aquello que queramos mejorar, ni más ni menos. Es decir, si queríamos subir la destreza con la espada no quedaba otra que atizar objetivos con ella.

Pues en Final Fantasy II ocurre lo mismo. ¿Quieres mejorar la destreza con un hacha? Equípasela a alguno de tus personajes y funde el comando atacar. Esta mecánica se traduce a todo en el videojuego: recibimos un golpe = subimos entereza, usamos piro = subimos de nivel la magia piro, paramos un ataque con un escudo = subimos habilidad con el escudo y además la evasión…

Esto conlleva también a formas frescas de farmeo, pues si buscamos subir determinadas características tendremos que hacer ciertos malabares que ya os imaginaréis. En general es un sistema que supe apreciar, lo abracé y me sentó de vicio después de venir de tanto RPG fundamentado en el sistema de nivel tradicional.

Si ya has jugado al original o las versiones posteriores, ¿qué te aporta la versión Pixel Remaster?

Lo que hay que tener claro aquí es que Pixel Remaster busca traer la máxima fidelidad de la versión original (NES) a nuestros equipos actuales. Por ende, se recuperan modelos de personajes y enemigos que se perdieron en las versiones de PSone y PSP, se retorna al pixel art característico de esta máquina y se recuperan los menús funcionales de aquel entonces.

Claro está, no se importó sin adulterar. Todo está tratado para que luzcan bien en HD, y eso no afecta solo al pixel art, sino también a los colores o a cómo se presentan los menús, los cuales se achican en la pantalla para ser lo menos molestos posibles, a la par que más funcionales.

Hay también aumentos en 3D, cuando usamos vehículos, por ejemplo, que recuerdan a Final Fantasy VI y la verdad es que nos bajan sin fisuras por la garganta. Pero lo realmente molón de esta remasterización es la música. Sí, orgullosos, la banda sonora compuesta por Uematsu se presenta aquí súper mejorada y con una calidad para quitar el hipo.

Tal es así, que incluso podremos degustarla desde el menú principal del videojuego, así como echar un ojo al bestiario. Tampoco olvidar mencionar que ahora hay autoguardados al entrar y salir de cualquier zona, un minimapa permanente en pantalla que nos indica la posición de los cofres y diferentes ayudas en el menú para, por ejemplo, saber cuántos cofres nos faltan por abrir en cada estancia.

Un reencuentro no esperado, pero igualmente cálido

Quién me iba decir a mí que rejugar Final Fantasy II en 2021 me iba dejar tan buen poso. Como dije, es una experiencia tan inusual, e intenta ser tan rompedora, que creo que es imperativo que todo fan del género se acerque a probarla.

Es innegable que la historia poco aporta a estas alturas, los personajes se nos quedan escuetos frente a nuestro ávido paladar narrativo y su divergente curva de dificultad mermará la paciencia del más incauto. Pero oíd, si la única razón que impide que te aventures a probarlo es el prejuicio de que la colección Pixel Remaster es una chapuza, permíteme decirte que estás equivocado.

Estamos ante las mejores versiones posibles en la actualidad de esos juegos clásicos. Las reediciones más respetuosas con los juegos originales y las remasterizan de forma inteligente. Pueden gustarte más los modelos de la versión de PSP, ahí ya no me meto, pero si eres nostálgico, vaya que te va a encantar encontrarte con los diseños de esta edición.

Para finalizar este análisis de Final Fantasy II Pixel Remaster solo diré que, sin más, lánzate a por él. Si eres amante de Final Fantasy, estás ante una cita que no debes perderte.

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